El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó ayer a su par ucraniano, Petró Poroshenko, de haber provocado el incidente naval en el Mar Negro con fines electorales. El episodio llevado al presidente estadounidense, Donald Trump, a poner en duda la realización de una cumbre entre él y su par ruso programado para la cumbre del G-20 en Aires, aunque ayer el encuentro fue confirmado por el Kremlin.

“En lo que respecta a lo ocurrido en el Mar Negro: es seguramente una provocación por parte del gobierno actual, incluyendo al presidente, de cara a las elecciones presidenciales de marzo en Ucrania”, dijo Putin en Moscú durante el foro económico “Rusia te llama”. Tanto Moscú como la oposición ucraniana acusaron en los últimos días al actual presidente de forzar una maniobra de distracción para retrasar las elecciones de marzo, en las que sale mal parado en las encuestas. “Poroshenko necesita exacerbar la situación para crear obstáculos infranqueables a sus competidores, especialmente de la oposición”, afirmó.

El jefe del Kremlin, además, defendió el uso de la fuerza por parte de su país contra los buques de la Armada ucraniana. “¿Cómo deberían haber actuado (los guardias fronterizos)? Si hubieran actuado de otra forma, habría que haberlos llevado a todos a juicio. Cumplieron su deber militar, una orden”, declaró. Asimismo, aseguró que los barcos ucranianos habían violado las aguas territoriales rusas e ignorado las demandas de los guardacostas, que, dijo, cumplieron sus funciones legales de defensa de la integridad territorial la Federación Rusa. “Buques militares se adentraron en aguas territoriales de la Federación Rusa. Y no responden. No se entiende qué se proponen hacer... tomaron rumbo fijo hacia nuestro puente”, indicó. Dicho puente es el origen de las actuales tensiones. Inaugurado en mayo pasado, une la península de Crimea (anexionada por Moscú en 2014) con el territorio ruso. Lo que sucede es que ahora los buques ucranianos deben pedir autorización para salir o entrar al mar de Azov, que pasó de ser un mar interior compartido por ambos países a estar bajo control ruso, según critica Kiev. 

El domingo pasado, buques de guerra rusos interceptaron y dispararon en el estrecho de Kerch, que une los mares Negro y de Azov, contra tres barcos ucranianos acusados por Moscú de entrar sin permiso en aguas territoriales rusas y arrestaron a sus tripulaciones. Mientras tanto, el Ejército ruso anunció el refuerzo de sus defensas antiaéreas en Crimea. Las fuerzas armadas desplegarán otra unidad del sistema misilístico de defensa antiaérea ultramoderno S-400 que, con un alcance de 400 kilómetros, abarca todo el mar Negro y gran parte de Ucrania, señaló el ex comandante de la flota rusa del Mar Negro, Vladimir Komoyedov. El Ejército no detalló, sin embargo, el calendario ni tampoco el lugar exacto del despliegue. Tres unidades del S-400 se encuentran ya en las ciudades de Sebastopol, Eupatoria y Feodosia en Crimea.

Rusia dio ese paso después de que el presidente ucraniano decretara la ley marcial en todo el país durante 30 días, un paso que tras ser aprobado por el Parlamento, entró ayer en vigor. La ley marcial otorga al Ejército plenos poderes. “El objetivo de la ley marcial es mostrar que el enemigo pagará muy caro si decide atacarnos, y que será como una lluvia fría que detendrá a los dementes que tienen planes de atacar Ucrania”, dijo el mandatario. Tras promulgar el decreto sobre el estado de excepción, Poroshenko viajó a una de las regiones donde entró en vigor, Chernigovskaya, limítrofe con Rusia, donde adelantó que se desplegarán más tropas para garantizar la seguridad de la población. “Para que las tropas del enemigo no entren en el país, debemos defender a cada ciudadano ucraniano. Primero debemos tener las armas preparadas en territorio de las regiones de Donetsk y Zaporozhie, en la costa del mar de Azov. ¿Para qué? Porque (los rusos) quieren unir Crimea con la parte del este de nuestro país ya ocupada”, proclamó, en alusión al conflicto armado con los separatistas prorrusos en esa zona.

Ya la noche del martes, el mandatario ucraniano se había mostrado muy alarmista en una entrevista en televisión en la que aseguró que Rusia podría estar planeando un ataque a gran escala contra su país, incluyendo una invasión. “La cifra de unidades estacionadas a lo largo de toda nuestra frontera ha aumentado”, había asegurado. “El país corre el riesgo de una guerra de amplio alcance con la Federación Rusa”.

Sin embargo, el líder de la Comisión de Exteriores del Consejo de la Federación rusa, Konstantin Kossachov, respondió que su país nunca tuvo como perspectiva una guerra contra Ucrania, y calificó a Poroshenko como un presidente de guerra, informó la agencia de noticias rusa Interfax.

Las tensiones entre Rusia y Ucrania se dispararon tras la destitución del presidente pro ruso Viktor Yanukovich por una revuelta popular apoyada por Occidente a fines de 2013. A la crisis siguió la anexión rusa de Crimea, y luego separatistas rusoparlantes tomaron control de dos provincia del este de Ucrania, fronterizas con Rusia, en las que proclamaron las llamadas repúblicas populares independientes. El conflicto armado dejó más de 10.000 muertos. Actualmente, Kiev y Occidente acusan a Rusia de apoyar a los separatistas con armas, tropas y dinero, pero el Kremlin lo niega.