Migue Canevari y Santiago Adano no esconden su fascinación cuando hablan de Jorge Serrano, la pata melódica y cancionera de Los Auténticos Decadentes. Le mandaron un mail para invitarlo a participar en una canción y se copó al toque, sin vueltas ni divismos. “No lo conocemos personalmente pero nos mandó varias pistas con su parte y algunos coros: muy buena onda”, dice Migue, guitarrista y cantante de Julio y Agosto. El resultado fue Vas a encontrar alguien mejor, el corte de Dejá lo malo atrás, la tercera parte del disco La ceremonia. “Hay algo del mundo de Los Decadentes con lo que nos sentimos identificados. Salvando las distancias, hay dos lenguajes en Julio y Agosto que conviven: una cosa más lúdica y humorística, y un costado más oscuro o denso”, enlaza Santiago, la otra voz de JyA.

La banda acaba de publicar en plataformas digitales el “capítulo” final de La ceremonia, un disco dividido en tres partes (o EPs) con tres temas cada una, algo que nunca habían hecho. En mayo largaron Los accidentes, en julio Movimiento y en noviembre Dejá lo malo atrás. Los títulos, al igual que la gráfica, sugieren una historia con introducción, nudo y desenlace. “Lo de sacar un disco cada varios meses nos mantuvo activos durante todo el año. Nos sirvió de una forma pragmática, porque tuvimos un montón de lanzamientos”, cuentan. De algún modo, significó también una ingeniosa experiencia de difusión. Y además para cada lanzamiento hubo una presentación en vivo.

La ceremonia es un álbum que pretende exorcizar fantasmas. O al menos amaestrarlos, si se empecinan en quedarse. Es que, desde hace un tiempo, los fantasmas conviven en Julio y Agosto, y quedaron reflejados en la identidad visual de este disco. “Además del macrismo, a nivel personal y grupal los últimos tres fueron años muy remados, muy difíciles. Y esa narrativa fue apareciendo más en los dibujos de Marce Canevari que en las canciones. Encontramos en la gráfica una unidad, un concepto que habla de las cosas que nos pasaron, y la música funciona más como un soundtrack de esta etapa”, entiende Santiago sobre estas canciones en las que inevitablemente vibra el espíritu dramático.

El lenguaje visual y el universo del cómic siempre estuvieron presentes en los flyers, las tapas y los conciertos, pero esta vez lograron una entidad mayor. Por eso Marcelo, bajista del grupo y artista plástico, armó un arte de tapa para cada capítulo y otro para el disco en general. La ilustración principal muestra a los músicos en un velorio, vestidos de negro, con una corona de flores junto al fantasma que aparece en todas las escenas. Sus rostros muestran una seriedad liviana que podría estar al borde de la risa, casi como el carisma de las canciones de esta banda que también integran Leandro Aspis (trombón y voces), Luciana Cúneo (violín, mandolina y coros), Manuel Katz (violín y coros) y Juan López Peña (batería).

Luego, el mismo fantasmita se multiplica, bromea con la muerte y finalmente los persigue en la ruta. Nunca sabremos si los alcanzará. “La onda es que tuviera un final abierto, no un final feliz. No existen los finales felices”, dice Migue. La idea gráfica les copó tanto que en 2019 van a publicar un libro y están pensando incluso en una serie audiovisual. “A la vez estamos intentando darles a los shows un marco más narrativo, que no solo sea tocar una canción tras otra. Tocamos de traje negro, como si fuera un duelo, y un grupo de bailarines se disfrazan de fantasmas”, destaca Santiago.

En el nuevo trabajo, una de las novedades es el cambio de sonido. De a poco, lo acústico y orquestal de los primeros discos le fue dejando lugar a la instrumentación eléctrica. De hecho, este conjunto de canciones descansan en texturas del pop y el rock. En La fábula o Pensaba (con voces de Paula Maffia y Mel Muñiz), por caso, coquetean con el britpop. “Hay una reivindicación del pop y del rock. Desde hace un tiempo el rock empezó a ocupar de nuevo un rol fuerte. Cuando empezamos a tocar, después de Cromañón, era un momento raro para el rock”, recuerda Santiago.

La niebla y la autopista (2016) lo produjimos con instrumentos acústicos pero cuando lo fuimos a grabar nos pasamos a los eléctricos. Y de hecho Marcelo y yo no es que de adolescentes teníamos una banda de garaje: mi primera guitarra eléctrica la tuve a los 27, siempre toqué con criolla. Marce tuvo su bajo eléctrico a los 29, tocaba con contrabajo. El lenguaje eléctrico fue algo nuevo para nosotros. A este disco ya lo compusimos con estos instrumentos”, cuenta Migue.

¿Siguen disfrutando del sonido acústico?

Santiago: Sí, en muchos sentidos. En todos los shows eléctricos siempre que podemos tocamos tres o cuatro temas acústicos al final. Las dos cosas se potencian. Muchas veces lo acústico lo tocamos abajo del escenario y se genera otra cosa con el público. Me gusta mucho la imagen de la orquesta tocando en el salón y la gente bailando. Es mágico que sea todo a escala humana, incluso el volumen. Julio y Agosto mantiene la idea de orquesta, somos siete. Lo eléctrico nos llevó un trabajo de maduración y todavía estamos entendiendo ese universo. Pero lo acústico es mucho más natural para nosotros. En la ronda se genera otro tipo de comunión.

* Julio y Agosto toca los jueves 6/12 (con Avepez) y 13/12 (con Bestia) a las 20 en El Bar de Kowalski, Billinghurst 835.