Mauricio Macri habló ante la prensa nacional e internacional tras el cierre de la cumbre del G-20 en Costa Salguero. En el encuentro con los periodistas se concentró en ponderar el nivel de organización y los acuerdos a los que se llegó. En cuanto a la guerra económica entre China y Estados Unidos buscó desligarse del duro comunicado norteamericano pero sin mucho énfasis. Sobre la reunión con Theresa May dijo que si bien nunca olvida el reclamo soberano de Malvinas reconoció que se habló de otros temas.

Para el mandatario argentino, “no hay por qué elegir” entre China y Estados Unidos, dado que “somos capaces de tener relaciones con todos los países”. Incluso recurrió a cuestiones superficiales para dar cuenta de la buena relación que mantiene con su par chino, Xi Jinping: “Está cada vez más fanático del fútbol, el tango, la comida y el vino de la Argentina”. 

Macri negó que con Trump se hubiera hablado del carácter supuestamente “depredador” de China. Aseguró que no ve al gigante asiático como “amenaza” sino como “oportunidad de trabajo para los argentinos”. Además, dijo que “todos estamos pendientes de una reunión”, en relación al encuentro de Trump y Xi, previsto para esta tarde. Macri se verá con el presidente chino recién mañana. 

Al respecto, el presidente dijo que los Estados Unidos siempre se caracterizaron por ser una economía abierta y por eso Washington “no acepta el encasillamiento” en materia de proteccionismo. “Todos apostamos al comercio”, agregó, y en esa línea remarcó que en el G-20 “queremos la reestructuración de la Organización Mundial del Comercio” y que sea “en términos equitativos” para quitar "trabas burocráticas". 

El presidente argentino también fue consultado sobre su cara a cara con la premier británca y el hecho de que no se hablara de la cuestión de Malvinas. Macri eludió una respuesta concreta. “Con May valoramos haber restablecido un diálogo constructivo”, manifestó y dijo, en relación al archipiélago, que “trabajamos para identificar los restos de los caídos” y para lograr “conectividad” con Malvinas, en relación a los vuelos. Fue la primera vez que un jefe de estado británico vino a la Argentina desde el fin de la guerra de 1982 y la soberanía no fue tema de la charla.

En su introducción, el presidente Macri se concentró en enviar mensajes domésticos. Resaltó la organización del encuentro y, ya metido en la política loca, juró que los líderes del G-20 están comprometidos en la ayuda a la Argentina para salir de la crisis que, obviamente, su administración no reconoce responsabilidad. Volvió a su discurso de que no existe alternativa al camino elegido y señaló que piensa cambiar el rumbo.

Macri también fue consultado sobre la dilación en el ingreso argentino a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. “Todos quieren nuestro ingreso a la OCDE”, dijo, y atribuyó la demora a las discusiones sobre cuándo ingresarán Rumania y Bulgaria. “Nosotros seguimos trabajando y cumpliendo con los requisitos que nos piden, así que adelantamos el trabajo”, señaló.

Sobre la Cumbre en sí aseguró que "coincidimos en materia de trabajo, la revolución tecnológica termina con trabajos, hay que capacitarse varias veces en la vida para adaptarse, no tenemos certezas, es algo que se acelera cada vez más". También, que "hay que adaptar a los chicos para trabajos que aun no existen. Y hablamos del empoderamiento de las mujeres, incluirlas digitalmente y financieramente para potenciar a nuestras sociedades". Añadió que "sin infraestructura no hay equidad ni desarrollo. Hay que desterrar la corrupción".

Finalmente, fue consultado sobre sus encuentros con el príncipe saudí Mohamed Bin Salmán y el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan y si se habló del caso de Jamal Kashoggi. Primero dijo que ambos solicitaron esos encuentros. “Con el príncipe hablamos de inversiones, sobre todo en energía y seguridad alimentaria, así que invitamos a Arabia a invertir para generar trabajo”, afirmó Macri olvidándose de manera conveniente de la pregunta sobre el hombre que está acusado de haber mandado matar al periodista en el consulado árabe en Estambul. Pero luego salió del tema con una frase formal: “Hablé con Erdoğan sobre Kashoggi y coincidimos en que se debe llegar a la verdad”, dijo.