La Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) puso en circulación esta semana, así como lo hizo en los dos últimos años, el Libro blanco sobre la producción, comercialización y licenciamiento de la música grabada en el país en 2017. Tarde pero seguro. Se trata de una publicación creada con el fin de “brindar un panorama breve y conciso, con datos relevantes, precisos y actualizados, acerca de la realidad del mercado de la música grabada, su comercialización y licenciamiento en la República Argentina reafirmando la importancia del trabajo de análisis de datos para conocer la realidad de la industria”. El informe de esta organización sin fines de lucro, conformada por discográficas multinacionales e independientes, tiene como fuente “los relevamientos propios de estadísticas mensuales de ventas, datos brindados por los productores fonográficos agrupados en Capif y datos públicos vinculados al sector”, justifica el libro. 

El primer dato estadístico de relevancia que brinda esta publicación es el “Posicionamiento de la Argentina en el ranking mundial de la música” en 2017. Pero, para contextualizarlo, lo contrasta con el lugar que ocupó en 2016. Mientras el Mercado físico cayó seis escaños en comparación al año anterior, lo que evidencia el impacto progresivo de la crisis económica, ubicándose así en el puesto 27, en el Mercado digital subió tres puntos. Alcanzando de esta manera el lugar 25. Sin embargo, según lo que recogió IFPI Global Music Report, fuente de esta proyección, y aunque parezca paradójico, la industria local se ubicó en la posición 20. Al igual que sucedió en 2016. Por otra parte, en 2017 la música grabada presentó una recuperación del 4,1% respecto al 2016, redoblando el crecimiento de la actividad económica. Esta recuperación acontece principalmente, según el Libro blanco, a partir del aumento de un 34,4% de los ingresos del sector digital, en el que el streaming es la modalidad favorita de consumo por parte del público. 

Con respecto al 2016, el año pasado el mercado musical en la Argentina evidenció un incremento en valores constantes. Por ejemplo, 1.284 millones de pesos fue el total de ingresos por música grabada en 2017. Lo que pone de manifiesto que un cuarto del mercado de la música es representado por la música grabada. Capif, organizadora asimismo de los Premios Gardel, a través de este libro resalta el aumento de los ingresos por música grabada: 4,1%. Si bien el total de ventas en el mercado digital en 2017 fue de 671 millones de pesos, las ventas en el mercado físico cayeron 47,2%, lo que significa una caída de más del 80% en los últimos cinco años. Dentro de la economía nacional, el sector de la música, cuya contribución en el desarrollo económico del país se aprecia igualmente en materia de comercio exterior cultural, se continúa ubicando en la sexta posición, entre los distintos sectores de la producción cultural. Tal como sucedió en 2016. Y ese lugar lo sostuvo en los últimos 10 años, reflejando la fortaleza de la industria y su capacidad de adaptación frente a los escenarios económicos en constante movimiento. 

En la Argentina, el mercado musical está constituido por dos subsectores: la música grabada, integrada por los formatos físicos y digitales, así como por los derechos percibidos por la comunicación al público de fonogramas y por su uso en publicidades, películas o programas de TV, y la música en vivo, que está englobada en festivales y recitales. El año pasado, la producción de música grabada en la Argentina, en comparación con el contexto global, se caracterizó por la menor participación de las ventas físicas: 16,5% menos respecto del estándar (13,5% frente al 30% en el mundo). Mientras que el mercado digital, en contraste con el 2016, ofreció un salto cuantitativo de más de 15 puntos alcanzando más del 50% de total de ingresos del sector. Igual que sucedió en el resto del planeta. Un dato llamativo es que el CD sigue siendo el formato más requerido en el sector de ventas físicas, representando un 80% del segmento. Al tiempo que el vinilo cayó un 13% a causa de una baja del CD. A lo que se suma sus precios exorbitantes, lo que provocó una caída abrupta, tras crecer un 300%.

A manera de conclusión, el Libro blanco deja constancia del crecimiento en 2017 de la modalidad del streaming en la industria musical, lo que confirma la importancia de “la continuidad de políticas públicas orientadas al desarrollo de la infraestructura en redes digitales y tendido de fibra óptica que mejoren la velocidad y calidad de Internet en el país”. También expone la caída de la música grabada (con respecto a la música en vivo, la diferencia en 2017 fue de 73% para la última versus 27 para la primera), que desde 2006 cayó un 53%. Aunque curiosamente este segmento es el que produce la mayor parte del empleo de la industria musical argentina. Más allá de que sólo participa del 30% de sus ingresos y de que es el único que no tiene beneficios sobre el IVA. Lo que no le resta, en ningún momento, a su gran cualidad competitiva. A su vez, en lo que al espaldarazo al repertorio local, el desarrollo de talentos y la creación de nuevos puestos de empleos en la cadena de valor se refiere, se necesitan políticas públicas para impulsarlas.