“El Gobierno dice que quiere secar la plaza y por eso sube la tasa de interés. Eso a nosotros nos deja sin plata y entonces tenemos que salir a pagar fortunas por el efectivo que necesitamos para afrontar salarios y cuentas atrasadas con la AFIP”, explicó a este diario Raúl Zylbersztein, empresario marroquinero y dirigente de la Confederación General Empresaria de la Argentina (Cgera). PáginaI12 conversó con varios representantes pymes que explicaron al detalle por qué las altas tasas de interés son uno de los principales escollos para la producción industrial, junto a la caída del mercado interno, la apertura de importaciones y la suba de tarifas.

La historia puede comenzar a contarse de esta manera: “Los comerciantes pagan el alquiler, la luz y los salarios. Con lo que sobra, viven ellos y pagan la mercadería que compraron. Esto es así desde siempre, pasa con los comercios chicos, medianos y grandes. Como los comercios venden muy poco, de repente tienen que pagar, supongamos, 30 mil pesos en mercadería y sólo tienen 10 mil pesos. Entonces, estiran los plazos de pago. Así se van alargando las cadenas de pago”, describe Zylbersztein.

Ariel Aguilar, también marroquinero y de Cgera, agrega que “para generar alguna venta no queda otra que dar plazo. Sino no me compran porque los comercios no venden nada, y eso que son clientes de toda la vida. Entonces me mandan cheques a 90 o 120 días. Puede ser que tu proveedor te lo acepte, pero lo que pasa es que se necesita el efectivo para pagar los salarios”.

“Supongamos que la pyme tiene que pagar 100 mil pesos en concepto de aguinaldos de los empleados. Para tener esa plata en efectivo se necesita juntar cheques a plazo por 160 o 170 mil pesos y reventarlos en el banco. Esto te afecta terriblemente el capital de trabajo. O sea, no sólo bajaron las ventas sino que la tasa recorta toda la ganancia. El capital propio pierde cuando sube la tasa. Para colmo, hay pymes que no pueden ir al circuito formal, en donde hay tasas de 60 o 65 por ciento y recurren al circuito informal, con tasas del 120 a 130 por ciento. La empresa se achica y cada vez vende menos, es un hundimiento”, advierte Zylbersztein.

Marcelo Fernández, titular de la Cgera, agregó que si se cambian los cheques el costo financiero recorta directamente toda la utilidad e incluso parte de los costos. “Cuando entrás en ese círculo no salís más, porque hoy nadie está en condiciones de perder esa plata”, dijo. Además, mencionó que viene subiendo el porcentaje de cheques rechazados por parte de la AFIP. “No hay otra salida que reventar los cheques. Hoy en día, la mayoría de los empresarios pyme mano de obra intensiva están eligiendo entre pagar salarios, pagar impuestos o pagar tarifas”, indicó Aguilar.

La situación de las tasas de interés se deriva de la tasa de referencia del Banco Central, del 59,44 por ciento. Descontada la inflación, se trata fuerte de una ganancia financiera con la cual la autoridad monetaria busca desalentar la compra de dólares por parte de los grandes actores de la economía. El programa monetario contractivo (absorbe pesos a cambio de activos financieros) seguirá al menos hasta el final del mandato de Macri y forma parte del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

¿Recuerdan otra etapa de la historia económica nacional con tasas tan altas sostenidas en el tiempo?, preguntó este diario. Zylbersztein contestó que “no me acuerdo de un período tan largo. En el año `89 llegamos a tener tasas del 200 por ciento o más, pero no fue por tanto tiempo, un par de meses y después todo se fue al demonio. Ahora son tres años de tasas por las nubes. Y creo que el Gobierno las seguirá sosteniendo mientras consigan financiamiento externo para aguantar la bicicleta financiera”.