La jueza federal Sandra Arroyo Salgado, que fuera esposa de Alberto Nisman, renunció ayer a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal. En un breve texto, la magistrada argumentó, en primer lugar, que su familia necesita recuperar la tranquilidad espiritual “atendiendo al impacto emocional causado por el hecho objeto de la investigación”. En un segundo plano, la jueza sostuvo en el texto que desiste “en un escenario de amenazas previas y posteriores a cuyo esclarecimiento no se pudo llegar aún”. Todos parecen argumentos débiles e inverosímiles. La realidad es que la hipótesis del asesinato está muy debilitada y en un callejón sin salida y que la propia figura de Nisman quedó expuesta de forma muy negativa por una fortuna escondida y una vida ostentosa rodeado de modelos pagadas. El resultado objetivo del paso al costado de Arroyo Salgado es que la hipótesis del asesinato se quedó así sin algunos de los principales voceros: la propia jueza, sus abogados y peritos. 

Desde el entorno de la magistrada relataron que ella estuvo ayer en Comodoro Py y le entregó su renuncia como querellante al juez de la causa, Julián Ercolini. La decisión abarca también a sus hijas, Iara y Kala, que tampoco se van a presentar como querellantes. El texto está firmado, además de Arroyo Salgado, por sus tres abogados: Juan Pablo Vigliero, Manuel Romero Victorica y Federico Casal. Quedará como querellante la madre del fiscal, Sara Garfunkel, con el patrocinio del ex fiscal Pablo Lanusse, que ha tomado la causa como una militancia en Cambiemos ya que en forma permanente pide medidas que apuntan contra Cristina Kirchner.

Por fuera del escrito, las versiones detallan los siguientes argumentos para explicar la renuncia de Arroyo Salgado a ser querellante: 

Sea como fuere, la decisión de Arroyo Salgado es dar un paso al costado, algo que viene meditando desde principios de año. El primer esbozo del escrito presentado ayer se hizo en febrero. La hija mayor, Iara, ahora de 18 años, también influyó en la decisión. Cerca de la jueza aclararon que Arroyo Salgado no hizo reserva de su derecho a iniciar un juicio contra el Estado. Es decir, que renuncia a pedir una indemnización. Pero en realidad ese derecho lo tienen las hijas y nada las inhabilitará en el futuro a hacerle el juicio al Estado si es que la causa no concluye que Nisman se suicidó. 

La renuncia de Arroyo Salgado como querellante se traduce, en términos concretos, en una parte que se retira de un debate y una causa judicial que se le está haciendo cada vez más desfavorable. Era invertir esfuerzo, desgaste político y dinero en algo que está con poco viento a favor.

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