El 5 de enero próximo, el Frente Empoderadas va a pedir al tribunal de disciplina del PJ la expulsión formal del ex candidato a intendente peronista en la ciudad de Neuquén y referente de La Jauretche Gastón Eduardo Ungar. La acusación es por violencia machista institucional contra cinco militantes y Ungar ya fue expulsado del bloque del Frente para la Victoria en la Legislatura neuquina, donde era asesor. La justicia le prohibió acercarse a las denunciantes, pero Ungar encontró refugio en el Congreso hasta diciembre de 2019, bajo el ala del diputado nacional del Frente Renovador Raúl Pérez. El caso impulsó la reforma de la carta orgánica del justicialismo neuquino que incorpora la perspectiva de género y permite sancionar a los afiliados por violencia machista. 

PáginaI12 entrevistó a las cinco denunciantes, Lorena Baradini, trabajadora social y flamante secretaria de Género del PJ neuquino; Gimena González, de 31 años, recién recibida de profesora de Historia; Ailin Gamoneda, de 31, quien se desempeña en la subsecretaría de las Mujeres de la provincia; María Paz Colombig, de 31, profesora de Comunicación en escuelas secundarias y Azul Dragone, de 25, estudiante de Derecho. Las tres que tienen 31 años empezaron a militar en La Jauretche a los 15 años, en el ámbito estudiantil. En ese momento, el dirigente tenía 23. “Queremos mostrar que se puede hablar, que hay que desnudar estas cosas en los partidos polítios, y que se puede seguir militando y construyendo si se hace de manera colectiva”, destacó González. 

Cuentan que Ungar siempre fue su referente político, hasta que tomaron conciencia de las violencias machistas que atravesaban la relación, pudieron hablarlas y decidieron echarlo de la agrupación y denunciarlo en la Justicia. El proceso les llevó tiempo. Decidieron hacer una denuncia en el fuero civil porque la ley provincial 2786, de protección contra la violencia de machista, permite que sea una demanda colectiva. La presentaron en setiembre de 2017 por “violencia de género institucional”, prevista en la normativa, con el patrocinio de las abogadas Mariana González y Marcelo Medrano. A las pocas horas, la juez civil María Eugenia Grimau decretó una restricción de acercamiento y le prohibió a Ungar acercarse a los lugares de residencia, esparcimiento, habitual concurrencia y militancia política de las mujeres. 

La magistrada ordenó también el cese de todos los actos de perturbación o intimidación en forma directa o indirecta contra ellas. Las cautelares siguen vigentes. Fue la primera denuncia colectiva que se hizo en la provincia. Plantearon en la denuncia que Ungar abusaba de su poder y sostenía un liderazgo basado en el ejercicio de la violencia que iba desde el sometimiento económico, haciéndoles creer que su estabilidad laboral dependía de él, amparándose en un valor tan caro al ideario peronista como la lealtad, la humillación pública cuando opinaban, hasta relaciones afectivas abusivas. Se respaldaron en informes emitidos por los equipos del centro de salud del barrio San Lorenzo Norte y del Programa Provincial de Contención y Acompañamiento en Violencias, línea 148.

“Nos impedía el diálogo entre nosotras, nos amenazaba si hablábamos. Su manipulación era tan perfecta que no nos permitía romper ese silencio. La posibilidad de darnos cuenta de lo que nos pasaba surgió a partir de hablar entre nosotras”, contó Gamoneda. Las situaciones denunciadas se prolongaron, en algunos casos, a lo largo de unos quince años y comenzaron cuando varias eran adolescentes. 

Antes de ir a la Justicia, anunciaron que lo expulsaban de la agrupación a través de un comunicado de prensa que llevó el título “Los procesos de conciencia son irreversibles”. La noticia cayó como una bomba en el peronismo local, dado que Ungar era el referente histórico de La Jauretche y fue candidato a intendente en Neuquén en la última elección. Lo pudieron hacer porque dos de las denunciantes formaban parte de la conducción de La Jauretche. “Nosotras no nos tenemos que ir de nuestros ámbitos de militancia”, señaló Dragone, la más joven de las cinco. Con 48 años, Baradini milita desde los 13.

Calculan que al menos medio centenar de jóvenes, que se acercaron a la agrupación para sumarse a la política durante el kichnerismo, dejaron la militancia por los malos tratos y la manipulación ejercida sobre ellas por Ungar. Con muchas de ellas se volvieron a contactar. Todas relatan el mismo modus operandi. 

“Fue difícil tomar la decisión de ir a la justicia. Teníamos miedo. Se decidió no ir al fuero penal para denunciarlo también por abuso sexual porque no se puede tramitar colectivamente la causa y habían pasado muchos años y nos parecía que iba a ser dificultoso probar ese tipo de delitos”, agregó Dragone. “Tardé mucho tiempo en poder contar todo lo que viví con él sin llorar”, apuntó González. “Estamos desprendiéndonos de quince años de una lógica política con la que aprendimos a militar y que fue muy dañina para todas. Si algo tuvo de bueno todo este proceso es que fue colectivo”, destacó. “Cada una habló en el tiempo que pudo”, señaló Baradini. 

Para González, Gamoneda y Colombig, fue clave haber ido en 2016 al Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. “Nos abrió la cabeza”, dijo Colombig. Al año siguiente, después de hacer público el caso, fueron ellas tres, Baradiniy otras cinco copañeras de militancia al ENM que se hizo en Resistencia, Chaco. 

El 8M de 2017 habían conformado el “Frente de Mujeres Empoderadas, nacionales, populares y feministas” con militantes del PJ, el Frente Grande y Nuevo Encuentro. “Cuando hacemos la denuncia, las compañeras se solidarizan. Y desde el Frente se pide la expulsión del PJ, pero su titular Darío Martínez, demoró la decisión y nunca se tomó”, señaló González. Sí lograron que fuera expulsado del bloque del FpV, donde Ungar era empleado de planta permanente de la Legislatura, pero encontró refugio como asesor del diputado nacional del espacio de Sergio Massa, Raúl Pérez, adonde consiguió ser trasladado con una adscripción. 

“No hicimos escraches. No se dudó de nuestra palabra porque teníamos trayectoria partidaria. Hoy nadie duda de los sucedido”, subrayó Baradini.

A partir del 1° de septiembre de este año, el peronismo neuquino tiene la primera carta orgánica que reconoce en todas sus dimensiones la perspectiva de género. Se votó por unanimidad en el congreso partidario. “En términos formales significa que el partido podrá sancionar a los afiliados que violenten a las mujeres, niños, niñas y adolescentes, en cualquiera de las modalidades de la violencia reconocida en las leyes nacional 26.485, la provincial 2786, la de protección integral a la infancia y la adolescencia”, explicó la secretaria de Género del PJ, Lorena Baradini, y una de las denunciantes del dirigente peronista y ex candidato a intendente de Neuquén, Gastón Eduardo Ungar. “En términos políticos es el reconocimiento de la responsabilidad partidaria para proteger a las víctimas y evitar que sean ellas las que deban abandonar los espacios de militancia y tender a que los varones reflexionen sobre sus prácticas para construir nuevos modos de vincularnos”, agregó la dirigente política. El 5 de enero desde el Frente Empoderadas, volverán a presentar el pedido de expulsión de Ungar del PJ ante el Tribunal de Disciplina partidario.