Restablecer el equilibrio de Hacienda. Moralizar la administración pública (erradicar la corrupción). Resolver el problema de las fluctuaciones cambiarias. Normalizar la situación del crédito. Recomponer la confianza de los inversores. Estos temas suenan actuales. Pero fueron los principales desafíos planteados por Julio Argentino Roca en su discurso de mayo de 1899 ante el Congreso. Manuel Fernández López en su libro Cuestiones Económicas Argentinas hace una descripción fascinante del plan financiero del Gobierno de Roca para enfrentar estos desafíos. El pilar del programa era avanzar en una fuerte disciplina monetaria para controlar el circulante de dinero en el mercado interno. El lector atento debe sentir sensación de estancamiento. Hace 120 años que el discurso conservador se repite sin resultados a la vista.

Esta semana el Banco Central celebró que desde octubre a la fecha consiguió mantener a rajatabla el programa de emisión cero de la base monetaria. En la entidad a cargo de Guido Sandleris insisten con una idea fuerza: no emitir pesos permitirá resolver los principales desequilibrios de la economía entre los que se destaca la inflación. Este año los precios subieron por encima del 46 por ciento (un pico en casi tres décadas). Pero la autoridad monetaria indica que sin emisión hasta junio se observará una fuerte desaceleración del proceso inflacionario en los próximos meses. Lo que no dice es que la estrategia de emisión cero y tasas de interés de 60 por ciento no sólo impacta en el dato de inflación. El plan empezó a devorarse la economía real. El PIB cae 4 por ciento interanual y el comercio mayorista y minorista 11 por ciento.  

La pregunta que se hacen economistas del mercado es si tiene sentido aplaudir que en los últimos tres meses se consiguió la meta de emisión. La caída de la actividad económica no fue el único problema del programa. El Central empezó a aumentar sus pasivos monetarios a un ritmo acelerado. Revisar en detalle los números de la entidad permite ver que el dinero que no se emitió ahora podría terminar en la calle en los próximos meses. El stock de Leliq alcanzó a inicio de este mes un pico de 810 mil millones de pesos. La cifra era de 432 mil millones a final de septiembre y de 80 mil millones en julio (cuando todavía no se había anunciado el programa de cancelación de las Lebac). La autoridad monetaria enfrenta todos los días importantes vencimientos de estas letras y debe realizar colocaciones de deuda muy elevadas para no incumplir la meta de emisión mensual cero. El Central llegó a adjudicar en una solo jornada cerca de 208 mil millones de pesos en Leliq a mitad de este mes. 

La base anotó en septiembre un pico de expansión de 46 por ciento interanual. La cifra se redujo al 35 por ciento en diciembre. ¿Cuánto será en junio de 2019? La apuesta empieza ahora. Los próximos meses no serán sencillos para la autoridad monetaria. La tasa de interés cercana al 60 por ciento implica pago de intereses anuales en Leliq de alrededor de 480 mil millones de pesos. El Central vende las Leliq a los bancos pero por detrás están los inversores privados y las empresas que depositan plazos fijos. En un año electoral resulta difícil imaginarse un escenario en que estos inversores sigan renovando activos en pesos en lugar de dolarizarse (esperando que pase la incertidumbre de las elecciones). El cambio de activos en moneda local a moneda extranjera sube las dificultades de la autoridad monetaria para cumplir con el plan de emisión. Las Leliq (o plazos fijos) no renovados se transforman en nuevo circulante. La única forma para que estos pesos vuelvan a absorberse es a través de la venta de reservas. Pero esta opción es poco probable: el FMI la tiene prohibida.