¡Deudólar, querida deudañera,  nietos y bisnietos que pagaran los errores de nuestro ministro de Evasienda, quien, con perdón de la errata “endéudonos” hasta el 2117 ¿Cómo estáis, ya sea en tipo vendedor o comprador?

Seguramente ya pasó la Navidad ¿no? Si todavía no la pasó, revise su alcoholemia, plis. Si le da bien, revise a quien votó en el 2015. Si resulta que votó al Sumo Maurífice, es de entender que no haya pasado aun la Navidad. No ésta, sino la de 2015. Está usted esperando que el mejor Equipo Contrario  de los últimos 50 años asuma. O al menos que asuma que asumió. Y tal como lo prometió,  que todos  y todas y todus tengan trabajo y trabaja y trabaje. Que nadie  ni nadia pague impuesto a las ganancias ni a los ganancios. Que lluevan las inversiones y los inversionos cual maná del cielo. Que todos sean felices y felizas, coman perdices y trabajen en las automotrices (ando con la rima fácil, debe ser la sidra barata).

Sospechemos que usted no hizo tal cosa (lo de votar  mauríficamente). Y que ya pasó la Navidad.

El miércoles 26, o el jueves 27, cuando se enteró del aumento de todas las tarifas, el cierre de las escuelas nocturnas, y de todo eso que usted ya sabe, debe haberse convencido de que Papá Noel no existe. O de que si existiese, su cartita –de usted-  no le llegó a tiempo.

 O que decidió que el presupuesto del Polo Norte no daba como para satisfacer su pedido. Y que además en el 2019 Noel no va a ser candidato de ningún partido, así que no le importaba que usted se sienta feliz.

O que Papa Noel insistió en salir vestido de rojo como siempre, y no amarillo como le indicaron nuestros Autoritarios Electos. Y entonces lo paró la cana cuatro veces por portar vestimenta sospechosa de ser mapuche o iraní. O por exceso de velocidad del trineo. O por maltrato animal hacia los renos.

Pero igual, Navidad ya pasó. Para Maurividad falta. Es el 8 de febrero: ese día vienen los tres reyes Ceos y nos sacan cosas.

Pero ahora viene Año Nuevo. Podríamos hacer un brevísimo resumen del 2018. En una sola palabra: ¡Puaj! Pero si lo quiere mes a mes.

  • Enero: Uy.
  • Febrero: ¡Uyuyuy!
  • Marzo: ¡Ayyy!
  • Abril: ¡Ayayay!
  • Mayo: ¡Nooooooo!
  • Junio: ¡ Nononooooo!
  • Julio: ¡Naaaaaaa!
  • Agosto: ¡Auch!
  • Septiembre: Glup
  • Octubre: ¡Oy!
  • Noviembre ¡Oyoyoy!
  • Diciembre ¡Oyoyoyoyoy!

 Prometemos ser más explícitos en el resumen del 2018 en otra nota, pero la idea es ésta.

Así que mejor sentarse a la mesa con toda la familia, y morfarse todo lo que quedó del 24 y 25, ya que la cosa está muy dura como para gastar otra vez. Pero en Navidad también fueron austeros, así que tampoco es que quedó tanto.

Entonces hay que hacer como en el Estado, y reducir personal.  A la abuela no le damos nada, total ya pasó por demasiados Años Nuevos, así que ya comió lo suficiente. Además no se acuerda del todo lo que comió, así que se la puede convencer de que se mandó tres platos de vittel toné en vez de un huesito de pollo.

A los chicos, tampoco. Son jóvenes, tienen muchos años por delante para morfar bien. Y además estamos forjando leyenda. Así dentro de 30 años podrán recordar: “¿Te acordás de esa noche de año nuevo que no nos dieron Pan Dulce?” “¡Fah, sí, que bien que la pasamos, nos pasamos toda la noche cantando el hit del verano!”

Probablemente dentro de 30 años los chicos, ya adultos, recuerden esta noche de otra manera. ¡Pero mire si nos vamos a preocupar por cómo se van a acordar del año nuevo dentro de 30 años, si todavía nos quedan 99 años de deuda!

Es probable que en las mesas de clase media no falten las “agarra a piñadas” por motivos políticos-social-económico-futboleros. Porque si Nochebuena era “Noche de paz, noche de amor”, en Año Nuevo no existe tal mandato social, y uno puede pelearse con el tío Joaquín, que se gastó toda la jubilación en un paquete chico de pasa de uva taiwanesas y sin embargo lo va a volver a votar. O insistir con que a las doce comienza el año nuevo y no el “añe nueve”. O lamentar que la tía Filiberta no aprovechó las fiestas para deconstruirse, y vino tan amarga y desprovista como siempre.

Y pasado todo esto, festejar como corresponde, o como mejor les salga. Y si no le da para alegrarse porque empieza el 2019, piense que se terminó el 2018.

Y brindemos por ello. Y por nosotros. Y nosotras.

Y para hacerles agradable el recuerdo a sus bisnietos y bisnietas, este 31 a las 12, ¡cantemos todas juntes el hit del verano!

 

@humoristarudy