El rechazo internacional contra el decreto de Donald Trump se hizo sentir fuera de Estados Unidos, y su eco más resonante se escuchó en Europa, donde líderes como la canciller alemana Angela Merkel y los jefes de gobierno de Italia y del Reino Unido criticaron la nueva política migratoria de su aliado. Hubo también expresiones de repudio por parte de algunos países afectados como Irán. La mayoría de los gobiernos del mundo islámico, especialmente aquellos aliados a Washington, se destacaron por su silencio. 

La canciller alemana criticó, en diálogo con la prensa en Berlín, el veto temporal impuesto por el presidente de Estados Unidos a la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana. “Merkel está convencida de que la guerra decidida contra el terrorismo no justifica que se coloque bajo sospecha generalizada a personas en función de una determinada procedencia o religión”, declaró el vocero del gobierno alemán, Steffen Seibert. “El Ejecutivo de Berlín estudiará ahora qué consecuencias tienen esas medidas para ciudadanos alemanes con doble nacionalidad”, agregó el portavoz, según el cual la propia Merkel expresó esa posición a Trump en la conversación que mantuvieron anteayer ambos líderes.

En el Reino Unido, gobierno y oposición repudiaron la medida de Trump: desde el prudente desacuerdo de la primera ministra, Theresa May, hasta los duros ataques del líder laborista Jeremy Corbyn. May se limitó a afirmar que “la política de inmigración en Estados Unidos es una cuestión del gobierno de Estados Unidos, igual que la política de inmigración para este país debe ser establecida por nuestro gobierno”, según informó uno de sus voceros. “No estamos de acuerdo con este tipo de enfoque y no es el que nosotros vamos a adoptar”, dijo sobre la política adoptada por Trump.

Corbyn propuso cancelar la visita de Trump al Reino Unido prevista para este año. “¿Es correcto apoyar a alguien que ha utilizado un horrible lenguaje misógino durante la campaña, horribles ataques contra los musulmanes, y después, por supuesto, la absurda idea de construir un muro entre ellos y su vecino más cercano?”, se preguntó el líder laborista.

Fiel a su estilo, Corbyn no se quedó en el plano discursivo y sugirió a los británicos firmar un petitorio para que el Parlamento no autorice una visita oficial de Trump al Reino Unido, como había adelantado May tras su viaje a Washington hace unos días. En un par de horas, cientos de miles de personas firmaron la solicitud colgada en la página web de peticiones del Parlamento británico.

En tanto, el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, se sumó a las palabras del presidente francés, Francois Hollande, y destacó a través de Twitter que su país está anclado a sus propios valores. “Sociedad abierta, identidades plurales, ninguna discriminación. Son los pilares de Europa”, escribió. En su blog, la jefa de la diplomacia del bloque europeo, Federica Mogherini, señaló: “La Unión Europea seguirá apoyando, dando la bienvenida y ocupándose de aquellos que huyen de la guerra”. Y sentenció: “Seguiremos celebrando cada muro que se eche abajo y cada nuevo puente que se construya. Seguiremos trabajando por la paz y la coexistencia”. 

El repudio llegó hasta Medio Oriente, la principal región afectada. El gobierno islámico de Irán acusó a Trump de utilizar una falsa reivindicación de luchar contra el terrorismo y garantizar la seguridad del pueblo estadounidense para atacar a los musulmanes y prometió aplicar el principio de reciprocidad para defender los derechos de sus ciudadanos “hasta que se solucionen todas las limitaciones insultantes de Estados Unidos contra los nacionales iraníes”, según un comunicado oficial.