Las piletas son uno de los íconos de la Tupac Amaru. Asociadas a los lugares de esparcimiento de las clases medias, la organización las desarrolló de a montones en las barriadas más populares como parte de una acción política, estética y desafiante a la vez. Hasta el año 2000, Jujuy tenía sólo dos piletas públicas, ninguna en el interior de la provincia. Entre 2004 y 2015, la organización habilitó 21. Milagro Sala alguna vez colocó en su oficina la imagen de la pileta del Hogar Escuela para niños internados construida por Eva Perón, sepultada bajo los escombros por la Revolución Libertadora y recuperada por su organización. El parque acuático del Alto Comedero es otro espacio emblemático, con el mirador del templo Kalasasaya, desde donde la ciudad se observa con forma de mundo. Pues, ahora el gobernador Gerardo Morales puso los pies en las piletas. El gobierno de Jujuy sacó dos comunicados en el plazo de una semana para anunciar una inversión para poner en funcionamiento las piletas que, según la versión oficial, fueron “abandonadas” por la Tupac. “Primero sacaron a la gente de la organización, después nos sacaron 4500 puestos de trabajo, de esa manera vaciaron de mantenimiento cada lugar, incluso las piletas, y ahora vienen y dicen que las piletas están en estado de abandono. Son unos caraduras”, explica el profesor Juan Manuel Esquivel, diputado del Partido por la Soberanía Popular de la Tupac.

El primer anuncio de la gobernación se difundió el lunes pasado e informó sobre una inversión de 1.200.000 pesos. El comunicado oficial anunció que “el Ministerio de Infraestructura, Servicios Públicos, Tierra y Vivienda trabaja para restablecer los espacios de recreación que estaban abandonados por la organización social Tupac Amaru”. Explicó que el dinero estaría destinado a los natatorios con un esquema que permitirá habilitar la mayor cantidad de piletas posible. “El complejo del barrio Tupac Amaru de capital se encuentra en proceso de acondicionamiento integral dado que se detectaron defectos de base. Las trabajos están a cargo de cooperativistas”, agregó, y precisó que se instalaron nuevas bombas de agua. 

Los funcionarios del Ministerio de Infraestructura que ahora hablan de “estado de abandono” son los mismos que el año pasado alentaron a los cooperativistas a ocupar las fábricas de El Cantri de la Tupac, asegurándoles contratos de trabajo que, por cierto, tampoco proveyeron. El anuncio volvió a repetirse ayer como respuesta desplazada a la denuncia publicada en este diario por el periodista Horacio Verbitsky, sobre el negocio millonario de venta y compra de tierras ubicadas donde el barrio de la Tupac Amaru, de parte de un grupo de legisladores peronistas y radicales, entre los que está el hermano del gobernador. Según esta nueva información, la inversión en las piletas ya no será de 1.200.000 como se dijo hace una semana, sino de 1.847.800 pesos. Entre los anuncios, explican que se registraron a ocho cooperativas para los trabajos de “puesta en funcionamiento” del Parque Acuático del Alto Comedero. Y menciona que el dinero se ha destinado a una larga lista de ocho natatorios.

De acuerdo con la información de la organización, hasta ahora el gobierno de Gerardo Morales sólo habilitó una pileta en toda la temporada. La pileta está en un barrio llamado De las 370 viviendas del Alto Comedero. El resto permanece en estado de abandono, explica Esquivel. “Primero sacaron a la gente. Luego, el gobierno mandó a un funcionario que se autodenomina interventor de la Tupac, llamado José Luis Estrada, un sujeto que en realidad es funcionario de la secretaria general de la gobernación, a cargo de Freddy Morales, hermano del gobernador. Estrada coptó la voluntad de los compañeros para ofrecerles condiciones de trabajo que nunca cumplió y eso impidió a la gente seguir desarrollando algún mínimo de actividad, también en las 21 piletas que tenemos”.

Pese a la embestida del gobierno de Cambiemos, la Tupac logró reabrir seis piletas esta temporada: en Parapetí, en Monte Rico, en El Carmen y Perico, asociados a los intendentes del PJ, también en Calilegua, con el mismo acuerdo con la intendencia, y otra el último fin de semana en los galpones recuperados de la vieja estación del ferrocarril de la capital, conocida como la “redonda”. Con trabajo militante y voluntario, compraron pintura y bombas de agua con plata de sus bolsillos. En otros barrios, la Tupac continúa teniendo dominio sobre las piletas, pero no logró ponerlas en funcionamiento. En Libertador General San Martín, la pileta quedó dañada por la destrucción y quema de las instalaciones. En Palpalá y San Pedro de Jujuy no lograron habilitarlas. Pero en algunos barrios de la capital con trabajo territorial y donde no llega el Estado, la gente comenzó a reorganizarse después de la detención de Milagro Sala. Allí lograron mantener abiertos los centros sanitarios y los polideportivos, pero no alcanzaron a rehabilitar las piletas. En la lista están los barrios Villa Lidia, San Cayetano, San Francisco (San Pancho) y la pileta Xibi Xibi del barrio Yrigoyen. “Los chicos de los barrios han pretendido trabajar esos espacios comunes, pero no lograron reactivar las piletas porque necesitan un montón de recursos para ponerlas en funcionamiento –explica Esquivel–. Yo hice una evaluación de la pileta más grande en el Alto Comedero, por ejemplo, y ahí se necesita un mínimo de 200 mil pesos para comprar seis bombas que robaron, otra serie de elementos y tareas de mantenimiento. Pero eso se nos escapa de todas las posibilidades. Hoy por hoy no contamos con los recursos.”

El Alto Comedero es la postal que busca mostrar el gobierno. La estaca simbólica sobre la Tupac. En diciembre, Gerardo Morales se metió por primera vez en la escuela Bartolina Sisa, levantada piedra sobre piedra por la Tupac, para entregar títulos de viviendas. Morales dijo que era la primera vez que el Estado entregaba títulos de las casas construidas por la organización pero era mentira: en mayo de 2012, cuando terminó la primera etapa de construcción, el gobierno anterior entregó más de 700 títulos en una ceremonia encabezada por el entonces ministro de Tierra y Vivienda de Jujuy, Luis Cosentini. A esa explanada, ahora también buscan entrar con un programa para las piletas, para degradarlas.

“En la pileta mayor del parque acuático están pretendiendo habilitar sólo un sector muy pequeño, un cuarto de superficie, es decir, el sector de los niños”, continúa Esquivel. “El resto quieren convertirlo en una cancha de césped sintético, según un ingeniero de apellido Villanueva, que es un reconocido constructor de empresas de esta provincia. Se presentó ante unos cuantos compañeros como asesor del gobierno y dijo que es una pileta que demanda muchísima agua, que el Estado no está en condiciones de llenar semejante lugar y que iba a convertirse en otra cosa”.

–¿Pueden hacer eso en el barrio?

–Las tierras sobre las que están los barrios de la Tupac son tierras fiscales. La organización no tiene títulos de propiedad, a excepción de la escuela y la sede de la Tupac. Nosotros los hemos administrado como un centro vecinal o una comuna que administra espacios públicos. Puede venir el municipio o el gobierno a través de sus áreas e intervenir el lugar y decir por derecho de tierra esto nos pertenece. En ese sentido llevan las de ganar. ¿Pero por qué lo hicimos así? Porque no corresponde otra forma. No tenemos emprendimientos inmobiliarios. Todos los lugares que se usaron para la obra pública, tanto las casas como las piletas, se montaron sobre terrenos fiscales. Terrenos que en el pasado fueron además producto de grandes negocios de funcionarios radicales y peronistas que los compraron por 700 mil pesos y se los vendieron al Estado por 30 millones.

–¿Mantuvieron diálogo con el gobierno por las piletas?

–Quien se presenta ante la Tupac como interventor fue intendente de Santa Clara. En un tiempo era del PJ. Más tarde fue candidato de Liliana Fellner, después pasó al Frente Renovador y ahora está con los radicales trabajando directo con Freddy Morales. Ha tomado posesión de la Escuela Bartolina Sisa y ahí hizo una especie de bunker del radicalismo en el barrio.

–Hay algo simbólico con las piletas y la Tupac. ¿Qué es?

–Las piletas siempre estuvieron asociadas al deporte y esparcimiento en la cultura de la clase media, no de los sectores populares. Hay que recordar que en la ciudad de San Salvador de Jujuy existieron hasta el año 2000 apenas dos piletas públicas, bastante pequeñas, creo que de 50 por 20 metros que no son siquiera piletas olímpicas. Para toda la población de San Salvador. Y las demás piletas eran todas privadas. Desde 2004, hemos puesto 21 piletas en la ciudad y el interior donde no existía la figura de la pileta pública. Como relatan Milagro y los compañeros, Beto por ejemplo de Parapetí, siempre nos cuenta que los chicos de los zafreros en los días de los calores más tremendos, tórridos días, se bañaban en los canales de riego del agua que lleva a los cañaverales de Ledesma o en lo ríos circundantes a los pueblos. Tiene que ver con una imagen de lo que son los beneficios de la clase media y los accesos nuevos que tuvieron los sectores populares. Esto que ni siquiera hemos considerado que sea algo tan anormal, ahora hay gente que considera que tener piletas en los barrios es una anormalidad. O, es más, lo consideran como un gasto.

–Suena igual que cuando hablan de “gasto” de agua.

–Pero además van a terminar con una de las fotos que más simboliza a la Tupac Amaru, que es la foto del templo mirando al barrio con la pileta. Esa es la postal que quieren borrar, como en el 55: acá tenemos un ejemplo clarito de los atropellos de los gobiernos militares cuando llenaron con materiales e hicieron desaparecer la pileta que había construido Eva Perón en el Hogar Escuela. Esos hogares escuelas que estaban en todo el país, tenían pileta de natación y para nosotros fue todo un símbolo. Milagro la volvió a abrir y se reconstruyó y hoy existe a cinco cuadras de la sede de la Tupac. La taparon los militares en el 55 y la abrimos nosotros.

–¿Hoy está abierta?

–Sí porque funciona dentro de un lugar privado, administrado por una asociación. Por eso creo que son unos caraduras. Haber destruido todo y haber creado las condiciones para que todo se deteriore y se destruya después de un año. Nosotros les dijimos dónde tenemos el trabajo pendiente: el trabajo lo tenemos en el área de salud, y hoy está diezmada. El trabajo lo tenemos en polideportivos, y no se hizo nada, salvo con el voluntariado de un montón de compañeros que lograron sostener algo. El trabajo lo tenemos en viviendas, pero no se contrató a nadie, y las casas siguen sin terminarse. Así que han creado todas las condiciones para que esté todo abandonado y ahora, a mitad de la temporada, salen a decir que van a tener que atender las piletas. Me parece de caraduras increíbles que faltan el respeto de los niños. En esta destrucción medievalista de la Tupac no se compadecieron ni de los niños.