El Fondo Monetario Internacional está preocupado por las elecciones. Las autoridades del organismo advierten que el resultado de los comicios “podría reducir el apetito de reforma”. La “incertidumbre relacionada con las elecciones” es presentada por el FMI como el principal riesgo interno para Argentina en 2019. Las advertencias realizadas por el responsable del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo, Alejandro Werner, no afectaron sus proyecciones para el país. La revisión de los pronósticos difundida hoy reiteró que este año finalizará con una caída en el nivel de actividad de 1,7 por ciento. La recuperación llegaría en 2020 cuando esperan que el PIB crezca 2,7 por ciento. 

“Entre los riesgos internos para América Latina cabe mencionar una menor confianza por la incertidumbre política en Brasil y México, así como la incertidumbre relacionada con las elecciones en Argentina”, indicó Werner en un artículo publicado en el blog Diálogo a Fondo. “En Argentina, las elecciones generales que se realizarán en 2019 podrían reducir el apetito de reforma”, considera el funcionario del organismo multilateral. Los desembolsos del FMI están sujetos al cumplimiento de un estricto programa de ajuste fiscal y monetario pero el acuerdo también comprometió un conjunto de “reformas estructurales”. Entre los elementos sugeridos por el Fondo figuran la reforma laboral y la reforma del sistema previsional. 

“El plan de estabilización del gobierno ayudó a atenuar las turbulencias financieras y estabilizar el tipo de cambio”, sostiene Werner. Aunque la inflación alcanzó en 2018 su mayor marca en 27 años desde el Fondo consideran que el programa de austeridad será acompañado por una lenta reducción en los aumentos de precios que redundará en una mejora del poder adquisitivo. “La inflación y las expectativas de inflación se encuentran en una tendencia descendente desde octubre, y todo indica que seguirían disminuyendo lentamente en 2019. Esto permitiría una reducción gradual de la tasa de interés que, combinada con un aumento del salario real y de las exportaciones, generaría una recuperación de la actividad económica a partir del segundo trimestre de 2019”, consideró Werner. En la lógica del organismo, el aumento en los salarios reales no llegaría por las paritarias sino por menores aumentos de precios. A ese combo el FMI suma una baja en las tasas y el aumento en las exportaciones para alcanzar “una recuperación a partir del segundo trimestre”. 

El organismo espera además que el programa neoliberal anunciado por Jair Bolsonaro para Brasil impulse el crecimiento. Por eso, elevó de 2,4 a 2,5 por ciento sus proyecciones para el país vecino en 2019. “El programa de reforma favorable a los mercados del nuevo gobierno ayudó a impulsar la confianza de las empresas y a mejorar las perspectivas de crecimiento a corto plazo. Se proyecta que el crecimiento supere el 2 por ciento en 2019 y 2020 por primera vez desde 2013”, sostiene el informe elaborado por Werner. 

Pero el FMI no discrimina. Aunque no oculta su entusiasmo con Bolsonaro, el organismo advierte que “la confianza del mercado podría deteriorarse en caso de que no avancen la reforma de las pensiones o la consolidación fiscal”. La preocupación de Werner es que “la fragmentación del Congreso podría crear obstáculos para la ejecución del ambicioso programa de reforma estructural. De continuar, la incertidumbre política podría desalentar las inversiones en el futuro y socavar las perspectivas de crecimiento de la región”.