El viernes pasado, a partir de las 10 de la mañana, autoridades provinciales y municipales, personal especializado, trabajadores de prensa y gente de la cultura participaron de la última recorrida previa a la reapertura de la Biblioteca Argentina, cerrada desde hace un año y cuya nueva versión actualizada al siglo XXI se espera tener terminada (al menos en cuanto a la parte patrimonial, si no aún los detalles más finos del edificio nuevo) más o menos para el próximo 30 de abril.

La caminata comenzó con una foto imperdible: el gobernador de la provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y la intendenta de Rosario, Mónica Fein, saludando con un cordial apretón de manos a cada uno de los obreros de cascos amarillos que habían hecho un alto en su trabajo para recibir al asombrado contingente.

En medio de las drásticas transformaciones, la antigua y querida Biblioteca Argentina estaba irreconocible. Todo el hormigón añadido a la fachada original que da a la Plaza Pringles había desaparecido. Con bolsas de cemento apiladas en lugar de los viejos ficheros, andamios en vez de cuadros y libros en los lugares más inverosímiles, la Biblioteca en su interior se volvía extraña y se ampliaba, como suele ampliarse un espacio familiar un sueño o en una película de Tarkovsky. De blusa blanca estival y con una ancha sonrisa, el director de la institución, el poeta Federico Tinivella, repartía agua a los visitantes, a muchos de los cuales fue quizás el temor al ridículo lo que les impidió calzarse los cascos blancos de seguridad para visitas; luego empezó a correr el chiste de que la única crónica sería la de quien hubiera tomado esa precaución, si llegaba a caerse el techo sobre todas esas cabezas; cabezas nutridas, en gran medida, con libros leídos o tomados en préstamo allí.

"Es pública. Esta biblioteca tiene la historia viva de la ciudad", reflexionó la intendenta Mónica Fein. El secretario de Cultura de la Municipalidad de Rosario, Guillermo Ríos, la imagina como "un lugar donde circule mucha gente haciendo distintas cosas y un lugar de encuentro, que va a ofrecer muchos servicios; dentro de la nueva Biblioteca, no sólo será posible venir y sacar un libro de los anaqueles protegidos pero a la vista como una instalación de arte permanente, sino jugar en el espacio infantil o tomarnos un café en un bar. Para todos los que amamos el objeto libro o transitamos por una biblioteca, esta mejora de la accesibilidad de la lectura es un acontecimiento cultural importante y un gran motivo de celebración".

Sebastián Granata
Gobernador, intendenta y elenco, en la recorrida del viernes.

Ríos también confía en que la nueva Biblioteca "va a dinamizar la zona", considerando que "a los conciertos, talleres y otras actividades los hemos trasladado a otros lugares y la gente siguió yendo, conoció en esos otros lugares las actividades de la Biblioteca; van a volver los conciertos aquí, van a volver las muestras y las presentaciones de libros".

La concejala María Verónica Irízar urgió ante los medios "una respuesta del gobierno nacional", ya que, aun con el apoyo provincial, "son números muy complejos de resolver para un gobierno local". Se refería no solamente a la Biblioteca sino a las decenas de miles de nuevos usuarios del sistema público de salud.

Los organismos estatales detrás de la enorme obra, a cargo de la empresa constructora Depaoli & Trosce y cuyo monto aproximado desde que se inició la obra hasta hoy (sin contar las modificaciones por la cuestión inflacionaria) asciende a 121 millones de pesos, son las secretarías de Cultura y Planeamiento de la Municipalidad y el Ministerio de Obras Públicas de la Provincia.

Lucas Massuco, coordinador de obra por parte de la Secretaría de Cultura, fue quien dio esa cifra y contó que la obra se inició el 1 de noviembre del 2017 sobre un proyecto conducido por arquitectos de la Secretaría de Planeamiento municipal y cuyo principal proyectista es el arquitecto Rino Testa, de la Dirección de Diseño urbano, quien encabeza el proyecto en su aspecto arquitectónico.

Informó Massuco que tanto en la construcción como en los procedimientos de bibliotecología, el proyecto sigue los estándares de la UNESCO y busca facilitar lo mayor posible el acceso directo del público al libro sin tanta mediación física del bibliotecario (ese era el paradigma antiguo) sino permitiendo que, al igual que en una librería, "la curiosidad del lector sea la que guíe. Va a ser una biblioteca nueva en términos organizacionales, no solo edilicios".

-- ¿En qué consisten los cambios?

-- En la parte patrimonial se logró integrar y hacer un solo edificio, porque antes el edificio de Santa Fe al 1500 donde estaba la hemeroteca se encontraba separado del edificio original al que se ingresa por Pasaje Álvarez; ahora es una sola franja edilicia, está todo integrado. Por calle Santa Fe van a estar la sala infantil, el servicio de lectura accesible y la sede del FILE (Fundación Instituto de la Lengua Española). Y por el acceso de Presidente Roca, que antes era un gran jardín, se construyeron dos grandes torres: una de cuatro pisos, que tiene tres salas de lectura nuevas (una en cada piso, desde el 1 al 3), un SUM (salón de usos múltiples) en el cuarto piso y un bar literario en la planta baja, y la otra torre con 11 pisos de depósito. Con esa cantidad de almacenaje vamos a lograr que la hemeroteca, la Sala infantil y la colección "normal", por así decirlo, de libros de la Biblioteca, estén todas juntas y sean una sola colección integrada. Quien quiera consultar un diario local de otros tiempos va a poder hacerlo en la biblioteca como cualquier otro usuario y a la vez buscar un libro sobre la temática", anticipó Massuco.

En la torre de 11 pisos se alojarán los casi 100 mil tomos de la colección de la Biblioteca. En el primer piso de la otra torre, estarán los nuevos espacios de investigación gratuitos a disposición de equipos de investigadores, los ámbitos de coworking y las oficinas técnicas de la biblioteca (catalogación, preservación y digitalización, "dos oficinas nuevas para las cuales no había habido espacio hasta ahora", advirtió el coordinador de obra). El segundo piso incluirá las oficinas administrativas y de gestión; el tercero, el servicio de Internet. Además habrá puestos de autoconsulta distribuidos tanto en todos los pisos del nuevo edificio como en el sector patrimonial.

Fundada en 1996 por el ingeniero Luis Depaoli y el arquitecto Luis Trosce, la empresa Depaoli & Trosce Constructora SRL fue elegida entre los 9 proyectos que se presentaron. Incluye en su carpeta de antecedentes en obras públicas al Mercado del Patio, el MACRO en los Silos Davis y la reforma del ex Batallón 121. Cuenta con especialistas en restauración que se están ocupando de poner en valor (como fue posible apreciar durante la visita del viernes), los vitrales, el piso de pinotea, la cúpula del Salón de lectura, un lucernario móvil y los elementos decorativos del edificio original, que en 2017 cumplió 105 años.