Los radicales no estarían siguiendo la estrategia orquestada por Mauricio Macri de unificar todas las elecciones detrás de sus reelección. Todo lo contrario. El gobernador de Mendoza y titular de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, llamó al presidente para comunicarle que la decisión estaba tomada: su provincia tendrá elecciones separadas de las nacionales. Según fuentes radicales, Macri se mostró de acuerdo. En verdad, ya se había resignado a que los correligionaros no lo iban a acompañar en octubre, tal como les pidió en sus vacaciones. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, todavía no definió la fecha, pero se inclina en la misma dirección. En ambos casos pesa la mala imagen de Macri. Por lo pronto, Mendoza tendrá su PASO el 9 de junio y las generales el 29 de septiembre.

El presidente Macri logró torcer la voluntad de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y consiguió que la acompañe el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, en la unificación de las elecciones. Son los dos distritos gobernados por el PRO. Pero hasta ahí parece haber llegado su influencia. En enero, mientras estaba de vacaciones en el country Cumelen, Macri convocó a Morales y Cornejo y les pidió que unifiquen sus elecciones con la nacional. Los dos radicales se deshicieron en argumentos contrarios y terminaron por postergar la decisión hasta que se definiera el desdoblamiento bonaerense.

Una vez que Vidal anunció que unificaba, los correligionarios no se mostraron ni muy contentos ni muy proclives a seguir su camino. El motivo es simple: Macri mide muy mal en ambas provincias (en Jujuy, incluso, habría encuestas que lo dan perforando el piso del 10 por ciento). Tras las presiones para que todos los distritos de Cambiemos unificaran, en la Rosada se empezó a percibir la resignación a que la UCR seguirá su camino. Tal vez por eso el diálogo que tuvieron Macri y Cornejo, en el que le comunicó su decisión contraria al deseo presidencial, no terminó en malos términos. “Macri estuvo de acuerdo”, exageraban algunos radicales. 

Lo cierto es que Cornejo dijo públicamente que habían llegado a un consenso con Macri y anunció que las PASO en Mendoza serán el 9 de junio y las generales el 29 de septiembre. Cornejo, que fue respaldado por los intendentes radicales de Mendoza, advirtió que “son fechas estipuladas por la ley provincial”. “Para evitar especulaciones de todo tipo, he conversado con el presidente de la Nación acerca del calendario electoral y me alentó a esta elección cumpliendo la ley y rescatando la constitucionalidad de Mendoza por encima de todo”, sostuvo Cornejo, quien indicó que habían conversado por teléfono el sábado pasado.  

“Hoy 17 provincias van a adelantar sus elecciones, pero muchas de ellas sin ley que indique la fecha”, advirtió Cornejo. “Esta es la primera vez que Mendoza tiene una fecha fija por ley. Creemos que en materia de derecho político es un avance sustantivo con respecto al 2015, al igual que la suspensión de las listas colectoras. Hoy hay reglas claras que no modifican la ley electoral y no la vamos a cambiar”, argumentó.

Tanto Morales como Cornejo habían dicho que iban a dirimir la cuestión en marzo. No obstante, no pasó de los primeros días de febrero. En el radicalismo indicaron que Cornejo tenía necesidad de adelantar la decisión para instalar a su candidato, Martín Kerchner, que intentará sucederlo dado que no puede reelegir. También es una forma de quitarse presión de Macri.

Morales, en tanto, todavía no definió cuándo será la fecha y no tiene el mismo apuro: ya está claro que él será el candidato. No obstante, en su entorno repiten los argumentos que el gobernador de Jujuy le expuso a Macri: Jujuy es una provincia que representa tan sólo el uno por ciento del padrón nacional y su unificación no aporta a la reelección de Macri en forma significativa. Sería más que nada simbólica. En cambio, si se da un derrotero de victorias peronistas a lo largo del año y Jujuy va desdoblada, podría ofrendarle a Macri una victoria de Cambiemos. Pese a todos estos argumentos, aún no es seguro que Morales no decida unificar. Aunque muchas ganas, se nota, no tienen los aliados de Macri.