Respaldo al autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó, insistencia en la construcción de un muro, combatir la inmigración ilegal y un llamado a la unidad bipartidista. Estos fueron los puntos principales del discurso de Estado de la Unión que dio el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de que se postergara una semana. Esta alocución es uno de los acontecimientos más relevantes del calendario político de Washington, en el que el mandatario anuncia su agenda legislativa para el año que comienza y hace un balance del año anterior, de manera similar al discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de los mandatarios en Argentina. 

“Hace dos semanas Estados Unidos oficialmente reconoció al gobierno legítimo de Venezuela y su nuevo presidente, Juan Guaidó”, afirmó Trump ante los sonoros aplausos de los legisladores. “Respaldamos al pueblo venezolano en su deseo noble de obtener la libertad y condenamos la brutalidad del régimen de (Nicolás) Maduro cuyas políticas socialistas han convertido esta nación que era la más rica en Sudamérica en la mas pobre de la región”, continuó. El mandatario, además, rechazó las voces que, dijo, quieren instalar el socialismo en Estados Unidos y aseguró que su país nunca será socialista. 

“Los estadounidenses esperan que gobernemos no como dos partidos sino como una nación”, el llamado al consenso bipartidista con el que Trump comenzó su discurso fue aplaudido de pie hasta por algunos de los demócratas en la sala.  “Juntos podemos romper con décadas de impasse político. Podemos construir puentes sobre viejas divisiones, sanar heridas antiguas, formar nuevas coaliciones, forjar nuevas soluciones y liberar la extraordinaria promesa del futuro de Estados Unidos. La decisión es nuestra”, continuó el mandatario. “Tenemos que elegir entre grandeza o estancamiento. Hoy les pido que elijan la grandeza”, sentenció.  En esta oportunidad, Trump dirigió su discurso de Estado de la Unión ante un Congreso dividido, en el que la Cámara de Representantes tiene mayoría demócrata y al Senado lo lideran los republicanos. Ambos partidos se encuentran en una pulseada hostil a causa de la aprobación del presupuesto, para el que el mandatario pide 5700 millones de dólares para construir un muro en la frontera con México, pero que los demócratas rechazan. Esta lucha provocó el cierre de la administración durante más de un mes y llevó a Trump a aplazar una semana el discurso de ayer, a petición de la presidenta demócrata de la Cámara baja, Nancy Pelosi, que estuvo sentada unos metros detrás de él durante su intervención en el Capitolio. 

Asimismo, recordó sus logros económicos del último año, como que la tasa de desempleo llegó a su punto más bajo en 50 años, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre su país, México y Canadá, y los aranceles a China. “Estados unidos está triunfando, de nuevo, todos los días”, afirmó y algunos de los presentes vitorearon “USA, USA”. 

También se permitió un guiño a las mujeres presentes al recordar que nunca antes había habido tantas mujeres legisladoras como ahora, hecho que fue aplaudido de pie por muchas congresistas, que vistieron blanco para visibilizar los derechos alcanzados por años de lucha, desde que se peleaba por el derecho al voto, cuando las llamadas sufragistas usaban blanco como marca de identidad.

El mandatario llamó a demócratas y republicanos a unirse para combatir la inmigración ilegal. “He enviado al Congreso una propuesta sensata que incluye, ayuda humanitaria, mas agentes fronterizos, y planes para una barrera de acero para asegurar las áreas abiertas entre los puntos de entrada. Yo haré que se construya este muro”, aseguró el mandatario. “Al Congreso le quedan 10 días para aprobar un presupuesto que asegure nuestra frontera sur, tan peligrosa”. Trump afirmó que México estaba llevándose a personas en ciudades mexicanas en colectivos para acercarlas hacia las fronteras de Estados Unidos. La inseguridad de la frontera sur es un problema de seguridad nacional.  Los inmigrantes legales enriquecen a nuestra nación de maneras innumerables. Quiero que las personas entren en nuestro país, pero tienen que entrar legalmente.  Hoy les pido defender a nuestra frontera”. A continuación pasó a presentar a la hija, la nieta y la bisnieta de Gerald y Sharon David, que el mes pasado fueron asesinados en su casa de Reno (Nevada), presuntamente, por un inmigrante indocumentado. Ellas fueron algunas de las invitadas de Trump y su mujer, Melania Trump para presenciar la alocución. Estas invitaciones ayudan a sostener el discurso insistente de Trump de que hay una crisis en la frontera sur causada por la inmigración ilegal que está amenazando la seguridad nacional, aunque las estadísticas dicen que los inmigrantes cometen menos crímenes violentos que las personas nacidas en suelo estadounidense. Por el contrario, los legisladores demócratas invitaron a varias personas inmigrantes que fueron perjudicadas por la política de tolerancia cero promovida por Trump. Entre ellas, se encontraba una mujer que había sido separada de sus niños en la frontera.