Teléfonos que suenan y se apagan. La espera. El lugar de atrás que nadie ve. Persianas a medio abrir o cerradas. Abierto las 24 horas o con las horas contadas. Quizás así podía imaginarse Verónica Schneck el espacio de una remisería, que se propuso plasmar en su nueva pieza teatral: Por Miserere. 

Los actores Amelia Pugliese, Pablo Peverelli, Juan Manuel Maciel, Daniel Di Cocco, Viviana Resnik y Roberta Blázquez Calo, junto con la escenografía de Laura Echegoyen e Iluminación de Ricardo Sica, participan en la construcción de un universo nocturno que acoge el opresivo espacio de una remisería. En la que ideó Schneck, la Navidad es un día para trabajarlo. Un rato antes del anochecer, Dora, la dueña, decide pasar del atrincheramiento a la fuga. Por Miserere nombra ese espacio a donde se va Dora, que subraya el juego entre el hacinamiento, lo cerrado y el aire del afuera y lo abierto. Este es el punto de inflexión que atraviesa la historia más allá de las líneas individuales de cada uno de los personajes. Y a partir de allí, distintas líneas paralelas transitan el espacio y el tiempo de la remisería y de los cuerpos que la habitan. 

“Me interesó trabajar sobre la dinámica de un lugar de opresión, cerrado, hacinado. Los relatos de los remiseros son como mapas que uno imagina fácilmente. La remisería es un espacio que no abre ni cierra y que tiene ese misterio de que pasa algo por debajo porque es remisería, pero también porque parece que es otra cosa”, detalló Schneck. 

Para sumergirse en ese mundo la autora llevó a cabo un proceso de investigación basado en entrevistas a remiseros y recopilación de registro fotográfico de diferentes remiserías. “Me gustaba sentarme ahí y mirar, intentando no ser un elemento que estorbe o que modifique la dinámica. En general cuando empiezo a pensar una obra lo que me organiza antes que nada es pensar un espacio”, explicó.

La actriz y directora, responsable de espectáculos como Nos tenemos a nosotras mismas, Soy Rocío y Crol. Pequeño homenaje a nadadores pioneros, piensa la creación de sus textos como el motor para el posterior proceso creativo. “Mucho de lo que es hoy la obra no sólo es el texto que yo escribí al principio. Muchas de las cosas que aparecieron tienen que ver con el trabajo de las improvisaciones, de lo que se reescribía a partir de los ensayos. Yo vengo de una formación en la que la dramaturgia no es una dramaturgia de escritorio. Nunca son los temas lo que aparece a priori, sino que me los encuentro en el proceso. Lo que aparece es un espacio como contenedor de una cierta dinámica. Siempre lo que pienso es que cuando las obras no son de ningún lugar se vuelven frías. Los espacios que me atraen o que recorto en mi cabeza tienen que ver con algo muy nuestro, muy de nuestro lugar, algo que nos implica”.

En Por Miserere se filtran fragmentos de la realidad e idiosincrasia argentinas que se ponen en juego en una construcción teatral y proyectan así cierta resonancia en cada uno de los espectadores. No es la primera vez que Schneck encarna los roles de autora y directora, lo que no implica que no resulte un nuevo desafío cada vez. En este caso, encontró en su lugar el placer de poder ver a los actores en libertad total. El abismarse hacia lo desconocido y la posibilidad de elaborar una propia retórica.

“Era importante que los temas encontraran su zona poética y que las intenciones dramatúrgicas vinculadas a la zona de la palabra, del argumento, no arrasen con lo existencial o lo poético que tiene la búsqueda de lo teatral”.

* La obra puede verse todos los viernes a las 22.30 en La Carpintería, Jean Jaurès 858.
Entrevista: Josefina Frega.