El psicoanalista sueco Carl Jung dijo que la creación de algo nuevo no se logra con el intelecto sino por el instinto lúdico que actúa desde una necesidad interior. Es por eso que la escena fichinera fue pionera de la innovación y conectó a cientos de artistas millennials en la Global Game Jam 2017, evento anual que los reta a desarrollar un videojuego en sólo 48 horas. La iniciativa está basada en una competencia de la Universidad de IT de Copenhague, que la definió como una carrera contrarreloj donde músicos, ilustradores, escritores y desarrolladores experimentan con nuevas ideas y tecnologías.

En 2009, la primera jam gamer internacional contó con 53 centrales en el mundo y resultó en 370 prototipos. Gorm Lai, co-creador de la movida junto a Susan Gold e Ian Schreiber, la propuso como una ruptura de fronteras: “Es creciente la tensión internacional y las tendencias nacionalistas están aumentando. Me gusta ver la Global Game Jam como una respuesta contracultural a esa tendencia.”

Argentina no tardó en sumarse y participó con sedes en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba desde la segunda edición. Y para este año hubo 17 centrales en todo el país, que aportaron 159 prototipos de juegos independientes. “Una amiga que está re metida me invitó. La describió como una experiencia de aprendizaje divertida donde ponerse a prueba, formar lazos con trabajadores de la industria y mostrar lo que uno sabe”, explicaba una diseñadora gráfica que participó de la edición 2016 en Image Campus. Los resultados son difundidos en la página oficial de GGJ y, localmente, en juegosargentinos.org. Si bien muchos quedan en prototipo, existen equipos que eligen terminar sus proyectos y publicarlos en distribuidoras digitales.

Para Tomás Batista, platense diseñador de sonido y co-fundador del estudio Nonsense Arts, las jams siempre representaron un reto: “Mi primera fue la Global de 2014 y no sabía muy bien qué hacer. Mi idea era ponerme a prueba. Pero mi expectativa en esta edición fue dar con algún juego o experimento copado, no sólo hacer juegos por hacerlos sino poder explorar cosas que en el ritmo del trabajo cotidiano no puedo”.

El brainstorming gira alrededor de una temática global que la central GGJ impone desde un video de presentación. Este año, fue lo alusivo a la palabra “olas”, tópico lo suficientemente versátil para que distintas disciplinas sacaran provecho de la experiencia. “La intención fue encontrar un tema que pudiera ser entendido universalmente e interpretado de muchas maneras”, explica Alex Camilleri, miembro del panel seleccionador oficial de GGJ 2017.

Un jammeo non stop provoca que surjan expectativas dispares. Batista, como habitué, dice que las mayores dificultades son la magnitud de los proyectos y el agotamiento. “No se sabe regular el cansancio. Los que son muy manija se pasan de rosca el primer día y en las últimas 24 horas, las más importantes, no funcionan bien. Un consejo es dormir un par de horas la primera noche”, arranca y ríe. “Bueno, en realidad que duerman las dos, ¡pero la primera sobre todo!”

La reciente edición 2017 rompió récords: cerró con un total internacional de 7260 juegos nuevos, creados por artistas que se conocieron por primera vez en estas jornadas. Si Guns N’ Roses sacaron en medio de una improvisación su icónico tema Sweet Child O’ Mine, quién sabe si en este caldo de cultivo no existe la semilla del nuevo juego que conquiste al mundo.