"Una vez más, como hace 75 años, Coca-Cola vuelve a confiar en los argentinos", celebraba el presidente Mauricio Macri en enero de 2017 al anunciar que la multinacional aumentaría la compra de jugo de naranja. A poco más de dos años de aquel anunció, Coca-Cola Femsa —la empresa embotelladora a nivel local— presentó ante la Secretaría de Trabajo un Plan Preventivo de Crisis frente a "una etapa compleja debido a la desaceleración del consumo".
Femsa solicitó el PPC para achicar los puestos de trabajo en la planta ubicada en Pompeya, donde emplean a 600 de los 3 mil empleados que tiene la empresa en el país. La presentación, que puede entenderse como una estrategia empresarial para achicar la planta con una flexibilización de las condiciones de despidos, tal como lo hicieron Carrefour y Fate, se ampara en la fuerte caída que el sector de bebidas sufrió en medio de la crisis económica desatada por la gestión de Cambiemos, que impacta también en los negocios de la multinacional.
"Vamos por el camino correcto y lo que anunciamos hoy es una demostración clara de que hay mucha gente apostando, por muchos años, por lo que estamos haciendo hoy", celebraba hace dos años Macri. Aquel anuncio del presidente Macri se realizó desde la sede del INTA en Concordia, Entre Ríos, ya que implicó una acuerdo entre Coca-Cola y el organismo técnico para potenciar la producción de cítricos.
Por eso, el Presidente también destacaba en aquel breve discurso desde los campos de Concordia que "Coca-Cola confía en nuestra inteligencia y conocimiento y quiere trabajar con los técnicos del INTA". A pesar las palabras del mandatario, la Asociación del Personal del Instituto Nacional de Teconología Agropecuario (Apinta) denunció que desde 2016 se inició una reestructuración para bajar el presupuesto y se achicó el personal en 250 vacantes, mientras que desde el Ministerio de Modernización se estableció un plan de despidos equivalente al 8 por ciento del personal hasta 2019, lo que significaría despedir a 600 personas del organismo.