El gobierno de Nicaragua y la alianza opositora lograron instalar una nueva mesa de negociaciones luego de varios meses de conflicto. En lo que fue la segunda sesión y luego de que el gobierno liberara a un grupo de presos políticos, las partes llegaron ayer a la sede de reuniones, en las afueras de Managua, sin dar declaraciones a los periodistas. Las conversaciones continúan así bajo un halo de hermetismo. Sin embargo, el miércoles en la primera conversación anunciaron el acuerdo en 9 de los 12 puntos relativos a cuestiones prácticas para lograr un diálogo responsable. “Todas las negociaciones exitosas han pasado por procesos incluso totalmente privados”, argumentó Ortega el 21 de febrero cuando anunció la disposición de volver a la mesa de negociación con el bloque opositor. Sin embargo ante las críticas por la poca información, las dos partes se comprometieron a hacer públicos todos los puntos de negociación. 

La delegación del gobierno está encabezada por el canciller Denis Moncada y la de la Alianza está presidida por el exdiplomático Carlos Tünnermann. En calidad de testigos del diálogo, asistieron a la mesa el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag. La Alianza, por su parte, tiene una agenda inicial de tres puntos: la liberación de los presos políticos y garantías del restablecimiento de las libertades constitucionales; reformas electorales para comicios justos, libres y transparencia; y justicia para las víctimas de la crisis. Si bien el gobierno nicaragüense no divulgó en detalle sus intereses, la vicepresidenta Rosario Murillo afirmó que su objetivo es tocar temas económicos. El acercamiento tiene lugar ocho meses después de la suspensión de las primeras negociaciones mediadas por la Iglesia católica del país y disueltas entonces por las protestas contra Ortega. El 18 de abril estudiantes y jubilados nicaragüenses tomaron las calles en repudio a una reforma al seguro social que luego evolucionó en una demanda que pedía la dimisión del presidente.