Más allá de la sorpresa por haber sido convocado para conocer la tarea que realizan por el tema adicciones en los barrios más vulnerables de la ciudad; durante el encuentro que mantuvo ayer con el presidente Mauricio Macri, el padre Claudio Castricone, referente de la pastoral villera de Rosario, le marcó sus diferencias respecto a las consecuencias de las políticas económicas del gobierno nacional. "Le planteé el tema de la desocupación, las importaciones, y si bien tenía respuestas para todo, en algunas cosas no coincidíamos", destacó Castricone. El cruce de opiniones -reveló el cura luego de la reunión a Rosario/12-, se dio por los despidos en una fábrica de calzados de la región por el ingreso de calzado desde Brasil: "Me dijo que no podía ser que una zapatilla que acá cuesta dos mil pesos en Brasil salen 800. Le dije que prefería que compren zapatillas a dos mil pesos y que no haya 300 desocupados".

Castricone fue convocado el martes a la noche por el padre Fabián Belay, responsable de la pastoral de drogadependencia del Arzobispado de Rosario, para que lo acompañe ayer al encuentro con el presidente Macri. De la reunión, que duró una hora, también participó la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. "Pensamos que nos íbamos a encontrar con otros referentes barriales, de organizaciones populares, pero cuando llegamos éramos nosotros dos nomás, algo que me llamó poderosamente la atención", relato el cura, cuyo primer destino pastoral fue en el barrio Las Flores.

Todavía sorprendido por la extensa reunión que mantuvo con el presidente Macri, en un lugar que estaba colmado de legisladores de la alianza Cambiemos, el padre señaló: "Fue una conversación muy amena, donde Fabián le planteó todo lo que se está haciendo en Rosario en el tema adicciones, pero yo lo hice desde otra óptica".

"El Papa Francisco dice que nosotros estamos como en un hospital de campaña donde tenemos que atender los heridos. Por eso hablé de las causas de las heridas, que son fundamentalmente la exclusión, la marginación, la pobreza, porque los que se drogan es por falta de trabajo, escolarización", detalló Castricone. "Le dije que tenemos que promover más las economías regionales para que la gente no deje nunca su lugar y tiene que terminar viviendo en una villa, que pasa mucho en las provincias y en su propia Capital", agregó.

La desocupación y las importaciones fueron temas con los que Castricone marcó sus diferencias con las políticas económicas del gobierno nacional: "Me referí concretamente a los 300 despidos de la fábrica de calzados (Wyler`s, en la localidad de Alcorta) como consecuencia de la apertura de importaciones. El me dice `no puede ser que unas zapatillas estén valiendo acá 2000 pesos y en Brasil 800. Tengo que plantear la competencia para que los empresarios bajen los precios`. Yo le dije `mirá, prefiero que compre la zapatilla a 2000 pesos y que no haya 300 desocupados`. Después me dice que la industria se está reactivando,m que se crearon 20 mil puestos de trabajo en un mes, entonces la gente se puede reinsertar en otra cosa, ahí no coincidimos". 

Luego de este cruce de opiniones, Macri le dijo que si su gobierno no lograba baja el índice de pobreza, iba a ser un fracaso. "Me pareció bueno porque fue algo concreto para decir si este gobierno fue bueno o no fue bueno. El tiene claro que el índice de la pobreza es del 32 por ciento y si no lo baja, fracasa. Me lo volvió a decir cuando nos estábamos saludando", agregó Castricone, quien entre 1996 y 2004 fue el cura párroco del barrio Puente Gallego.