El caso del “paciente de Londres” es “una muy buena noticia que hay que tomar con cautela”, afirmaron especialistas argentinos, que destacaron que el hecho abre una línea de investigación. “No es la cura del virus, pero aporta mucha esperanza”, dijo uno de los autores del estudio que publicó ayer la revista Nature.

Para Leandro Cahn, director ejecutivo de Fundación Huésped, en la búsqueda de curar un cáncer, se encontró un fenómeno parecido a lo que había sucedido con el “Paciente de Berlín”, puesto que “a raíz del trasplante de médula no volvió a desarrollar la infección”. “Esto es producto de que la médula del donante carecía de un correceptor que es algo que utiliza el virus para ‘colgarse’ (para explicarlo de alguna manera) de la célula para infectarla y luego reproducirse en el organismo”, describió Cahn.

Sin embargo, sostuvo que este segundo caso “no puede ser más que una línea para seguir investigando porque no es posible pensar en una solución con trasplante de médula ósea para los millones de personas que viven con VIH”.

“Los tratamientos antivirales siguen siendo la manera más efectiva de controlar la infección, permitiéndoles a las personas con VIH una buena calidad de vida y además, en el caso de la vía sexual y bajo tratamiento, evitar la transmisión a un tercero si tienen carga viral indetectable por un período de al menos seis meses”, detalló el director ejecutivo de Fundación Huésped.

Su padre, Pedro Cahn, director científico de la Fundación y presidente de la Sociedad Internacional de SIDA de 2006 a 2008, consideró: “El primer caso, Timothy Brown, tiene casi diez años de remisión completa, sin necesidad de tomar antirretrovirales. Este nuevo caso también es un paciente con trasplante de células madre por padecer una enfermedad hematológica maligna, un linfoma, que necesitó un trasplante de médula. La situación es estimulante, porque vemos que pueden darse fenómenos esporádicos de cura, pero esto no es aplicable a largo plazo”.

El infectólogo explicó: “Con el tratamiento, uno logra que el virus prácticamente desaparezca de la circulación sanguínea, pero queda guardado en reservorios (en el sistema linfático, en el Sistema Nervioso Central, en diversas estructuras del organismo a las que no llegan las drogas. La única forma de llegar efectivamente a una cura sería encontrar un mecanismo que haga que el virus salga de esos escondites y poder destruir esas partículas virales con tratamientos”. 

“Lo importante en estos casos es insistir en que es muy estimulante para la investigación, pero no es la solución. En el caso del ‘Paciente de Londres’, hace sólo 18 meses que está indetectable. Esto es muy bueno pero no es una respuesta para la epidemia. Y los pacientes deben saber que seguimos buscando la cura. No la tenemos todavía”, cerró Cahn.