La reconocida intelectual feminista Rita Segato definió como “un espectáculo de la crueldad” a la tortura a la que fue sometida la niña de 11 años violada obligada a parir por los funcionarios de Justicia tucumanos y el sistema de salud de esa provincia. A pesar de que la nena había requerido que le sacaran lo que el viejo “le había puesto en la panza”, tal cual como describió este diario, la provincia le negó el derecho al aborto, primero dilatándolo y luego sometiéndola a una operación riesgosa para “salvar las dos vidas”. Que el caso haya conmocionado al país entero es para Segato un síntoma del avance del movimiento de mujeres, según explicó en una entrevista con la periodista de Página/12 Mariana Carbajal en la Universidad Nacional de San Martín, facultad en la que este año será titular de una cátedra abierta de Pensamiento Incómodo. “La reacción popular de mucha gente que traspasa fronteras significa que nuestro movimiento realmente ha transformado la sociedad, la visión de las cosas”, aseguró.
Segato conversó con Carbajal en el marco de una charla organizada por la Unsam en el regreso de la intelectual a la esfera académica del país. La autora de “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez” y “La guerra contra las mujeres” habló de los debates que atraviesan al movimiento feminista y de su nueva Cátedra que dictará en el país.
Un párrafo aparte le dedicó al padecimiento al que sometieron a la niña de 11 años en Tucumán, violada por la pareja de la abuela. “Cuanto más débil es el Estado, más se ensaña con la panza de la mujer. La panza es la medida de la debilidad de un Estado. No hay una cuestión moral por detrás”, reflexionó la feminista respecto a la participación arbitraria provincial y propuso pensar entonces lo que sucede con las clínicas de fertilización asistida. “¿No están llenas de óvulos fecundados? ¿No son personitas por estar en una probeta? En esas clínicas se manejan grandes capitales, al igual que en los laboratorios. Allí no hay abortos, hay hipocresía pura”, manifestó la intelectual que cerró la frase asegurando que esos fetos “no tienen alitas” para la primera ovación de la audiencia.
“Hemos amenazado el núcleo del edificio de los poderes. La acción virulenta que estamos sufriendo es la medida de lo que hemos alcanzado con el movimiento, la magnitud del peligro que significamos”, aseguró también la intelectual, quien reiteró también que mantener “el patriarcado es central para el poder político y económico” y que por eso hay que tirarlo. “Si el patriarcado cae, toda la sociedad se transforma. El patriarcado es la base de la pirámide social y de todas las formas de opresión pensadas por los medios masivos de comunicación, que hoy se están rearmando para enfrentar nuestra amenaza”, agregó.
En la antesala del Paro Internacional de Mujeres, que tendrá como uno de sus ejes el reclamo por la legalización del derecho al aborto, Segato dijo categórica que “los pañuelos verdes y los celestes no son equivalentes”. “El movimiento de los pañuelos verdes es el resultado de 70 años de mancomunamiento de mujeres que pensamos, dialogamos, reflexionamos y debatimos nuestros temas”, recordó al ubicar a los grupos antiderechos en un lugar de “reacción rápida” frente al calor del movimiento feminista. “Lo que pasó es que el discurso nuestro está llegando lentamente a destino, solo eso explica la reacción”, aseguró y completó: “El lado conservador se ha armado rápidamente y ahí hay un gran cruzamiento, una afinidad a la función del control del cuerpo de las mujeres con el proyecto histórico del capital.”
Segato también se refirió a los debates internos que se están dando dentro de los movimientos feministas y los pasos a seguir. Para la antropóloga este es “un momento claro de la teoría feminista: la desbiologización”. “El desacoplamiento de lo femenino de los cuerpos. La noción de género retira de los cuerpos lo femenino y lo masculino y los transforma en una estructura, una matriz que trasciende el que cuerpo que llevamos. Los fundamentalistas están queriendo borrar la palabra género”, aseguró, al tiempo que pidió superar la amenaza del biologicismo. “¿Hombres débiles? ¿Femeninos? El patriarcado los castiga por desobedientes. Un problema falso que no me representa”, aclaró.
En la entrevista también insistió en que “linchamiento y escrache no son lo mismo”, algo que vino sosteniendo en sus últimas conferencias y charlas. El riesgo mayor para el feminismo, dijo, “es caer en el linchamiento moral sin parámetros claros del justo proceso. Esos errores podrían poner en jaque muchas conquistas y escraches que fueron bien procesados. La punición no lleva a una disminución de los problemas que tenemos. Los femicidios no disminuyen”.