Unas diez carnicerías de Rosario cerraron en los últimos tres meses. La crisis de la cual es responsable el gobierno nacional representa un combo para los pequeños comercios de barrio, que se ven afectados por varias razones. "En primer lugar hay baja venta, pero también tenemos un altísimo costo de servicios, en impuestos y alquileres", describió el titular de la Asociación de Carniceros de Rosario, José García. Una situación similar, de "mucha preocupación", atraviesan los almaceneros de la ciudad,  donde se "intensificó la cantidad de negocios que se cerraron". Ambas entidades se quejaron por no haber sido incorporadas a la baja en la tarifa de luz eléctrica que dispuso el gobierno provincial para algunos rubros del comercio. "La secretaría de Energía Verónica Geese es la Aranguren en femenino, no tiene idea de lo que es el comercio en la provincia", bramó el referente del Centro Unión de Almaceneros, Juan Milito.

Carnicerías y almacenes, solo eso. Son casi el último peldaño del comercio alimenticio. Sin la estructura de los supermercados y autoservicios, cumplen un rol menor en la economía doméstica, sobre todo en los barrios más alejados del centro. Pero, al igual que otros sectores, padecen las vicisitudes de una política económica que los perjudica en demasía. Los carniceros, por ejemplo, se tomaron el mes de noviembre para hacer una relevamiento de la cantidad de locales del rubro que existe en Rosario. Cuando volvieron en febrero, noventa días después, para continuar el informe, se encontraron con diez persianas cerradas.

Además de la mala, García reconoce que la carne arrancó el 2019 con un incremento que ronda el 20 por ciento y supera largamente la inflación ¿por qué? "Entre 2005 y 2008 perdimos casi diez millones de cabezas, todo se dio entre la sequía, la inundación, menos parición y mala política. Solo recuperamos dos millones, ese achicamiento de la oferta repercute en este ciclo. Pero a diferencia de otros años, ahora hay aumentos semana a semana. Esto nunca pasó, antes el valor subía por dos semanas y luego el precio se equilibraba", explicó el sindicalista a Rosario/12. La Asociación encontró que hay unas 480 carnicerías en toda la ciudad. No cuentan las que operan dentro de supermercados y autoservicios.

Milito, de los Almaceneros, describió un panorama igual de tormentoso. "Estamos muy preocupados", arrancó. "Históricamente, marzo es un mes complejo, en el cual el consumidor tiene otras prioridades, vuelve la escuela, empiezan otras actividades, incide el aumento del transporte", prosiguió y cerró: "Todo eso repercute en el sector de alimentos, bebidas, limpieza, sumado al incesante aumento de precios. En los lácteos, por ejemplo, tenemos aumentos día por día, la gente se retrae en el consumo a todo nivel".

En el Centro no tienen un estimado de negocios cerrados en los últimos meses, porque en algunos casos los almacenes se reconvierten luego en verdulerías de garage y kioscos de ventana. Dichas "pequeñas unidades comerciales", según García, "van a correr la suerte de los demás, es demasiada competencia en un mercado que ya está saturado".

"Es bueno el subsidio a panaderías, pero

el resto también pasa un momento difícil

y no hemos sido apoyados por EPE". Milito

Pese a las diferencias de los rubros, Milito y García coinciden en punto que, para ellos, resulta crucial. No tragan que el gobierno provincial haya sumado nuevos subsidios para reducir el impacto de la luz en, por ejemplo, solo en las pequeñas y medianas panaderías. Es decir, lo valoran, pero no admiten que no se los haya incorporado.

"Esto habla de la insensibilidad del gobierno provincial, es buena la atención de los panaderos, pero el resto también está pasando un momento muy difícil y no hemos sido apoyados por la Empresa Provincial de la Energía (EPE). En enero, febrero y marzo tenemos aumentos acumulados de entre el 50 y el 70 por ciento, se hace prácticamente imposible pagar las facturas. El gobierno provincial hace seguidismo de la política nacional, hemos quedado desvalidos", se quejó Milito.

"Con el subsidio de la energía están ignorando a otros. Hay negocios que viven de la energía. No hay que discriminar, no lo podemos entender, no es razonable, no es un acto de equidad, las dificultades las tenemos todos", lamentó García.