Mi abuela materna, que vivía en casa (Isabel Casas, viuda de Garriga, 1888-1980), recordaba con bastante claridad su infancia y juventud en Terrassa, Cataluña, y sin embargo no le ocurría lo mismo con sucesos recientes. Siempre me llamó la atención esa contradicción a la lógica del tiempo relacionada con la memoria de los hechos; pero lo mismo me sucede ahora a mí, cuando ha corrido muchísima agua bajo el puente. Venciendo en lo posible mi estado normal de haraganería, trataré de escribir -lo mejor que pueda y mientras pueda- memorias y sucesos que casi siempre reaparecen por alguna situación especial y que en una gran proporción tienen que ver con la música.

El año pasado, por diversos motivos, no pude concurrir a escuchar todo lo que hubiese querido, pero en general casi siempre fue, es y será así. No obstante, el show de Sheila Jordan con los hermanos Loiácono en Rosario no lo voy a olvidar. Fue uno de los mejores que he disfrutado en mi vida.

En cuanto a "no poder concurrir a escuchar todo lo que hubiese querido" todo este párrafo es algo así como una "Obertura" en música clásica o un "Verse" en música popular para lo que sigue. En fin, "una intro", ponele.

Esta es una evocación de algo que ocurrió en 1961… hace 57 años, acontecimiento extraordinario por cierto para los amantes del jazz de Rosario que me hubiese encantado ver y escuchar. El recuerdo lo motivó un programa y un recorte de diario recientemente hallado que probablemente me haya dado Helio Gallo hace mucho tiempo. Contiene un error, ya que eso no ocurrió en 1958 según figura en forma manuscrita en la fotocopia. En 1958 yo era un niño y tres años después apenas un adolescente. Un poco de investigación me certificó que el evento ocurrió el miércoles 26 de julio de 1961. Y mi madre ese día, muy suave pero con firmeza, me pidió que no fuera ya que mi padre estaba fuera de la ciudad por trabajo y prefería que me quedara en casa "por cualquier cosa". Aquel fue el motivo, lo lamento pero ya prescribió.

El señor Willis Connover había organizado este tour sudamericano. Productor de espectáculos de jazz y famoso locutor por casi 40 años de la emisora del gobierno norteamericano "Voice of America", fue respetado y venerado por los amantes de jazz de todo el mundo y especialmente los de Europa del Este durante la Guerra Fría, oyentes casi a escondidas por onda corta de su programa.

Los nombres del programa del Teatro "El Círculo" apabullan, y que allí estuviese Coleman Hawkins -probablemente, el mayor difusor del saxofón durante las diversas etapas y estilos del jazz (el señor Henri Selmer, fabricante de París, debió haberlo asociado a su fructífero negocio como mínimo)-, Roy Eldridge, apodado "Little Jazz", quien fuera el puente perfecto entre Louis Armstrong y su máximo admirador, Dizzy Gillespie, los tenores Zoot Sims y Al Cohn, el legendario baterista Jo Jones, el trompetista Kenny Dorham, quien se había ganado el mote de "trompetista camaleón" ya que podía tocar como Miles Davis o como Dizzy según quisiera y claro, también como él mismo. Tommy Flanagan, Curtis Fuller -que vino 18 años después con Lionel Hampton al mismo teatro- recordaba borrosamente aquella vez aquí, pero sí relataba con lujo de detalles su participación con Art Blakey y los Jazz Messengers. Todos los nombres me resultaban familiares por la lectura de un libro de Joachim-Ernst Berendt (El jazz), pero al único que pude escuchar con detenimiento y tiempo después fue al líder flautista en el LP Herbie Mann at the Village Gate que prácticamente vino a Rosario con los que luego grabaron ese disco (Abdul Malik, Mantilla, Tucker) salvo el pianista Ronnie Ball y el baterista Dave Bailey (este trabajó y grabó 15 LP´s con Gerry Mulligan). Algunos, y seguramente no todos, productos de esta gira fueron LP´s grabados en Río de Janeiro, Sao Pablo y New York.

Ahora me pregunto ¿Cuántos amantes del jazz saben que vinieron esos monstruos a Rosario? ¿Cuántos son los que quedan en pie y lo recuerdan? Yo supe que el teatro estaba colmado hasta el Paraíso, que la música había sido estupenda, alguna anécdota risueña con el público, pero poco más. Algunos detalles que me habrán contado se han ido borrando definitivamente y lo único sólido que me queda es una fotocopia con el programa y el anuncio del diario. Los precios de las entradas están en pesos moneda nacional que fue la moneda vigente entre 1881 y 1969… luego se cambió cuatro veces, le sacamos trece ceros con la cual una platea de $ 160 m/n (moneda nacional) sería 0,0000000000016 Pesos de hoy… pero esto es otro mambo que toco solamente como tema limítrofe… por decir algo.

Mi abuela recordaba nítidamente su infancia en Terrassa. No con la precisión de ella, pero también a través del tiempo atesoré este concierto como un hito para los que nos gusta el jazz en Rosario y fue una de las cosas que me ayudó a persistir con esta música. Pero aquella noche mi madre prefirió que no fuera al teatro y nunca se lo reproché. Ahora sólo cumplo en documentar -antes que esa memoria se esfume totalmente- con la fotocopia gastada y felizmente hallada, que a los 60 años de la aparición del jazz en el mundo estuvieron acá nomás casi sus padres fundadores. Y ya pasaron otros casi 60. Como si nada.