Los circuitos menores son perfectos para el accionar de las mafias del arreglo de partidos. Más allá de la reciente denuncia de Marco Trungelliti, a quien intentaron sobornar en 2015, y de los tenistas argentinos suspendidos, Juan Riquelme conoce desde hace tiempo cómo proceden los apostadores. “Yo mismo me encargué de sacar a un ruso en un Future de Rosario el año pasado”, cuenta a modo de adelanto. Y explica el plan que tiene para sus torneos en Pinamar, en qué casos tomará medidas y en cuáles no.

“En las apuestas ilegales los jugadores no tienen nada que ver, son mafias que especulan con el delay de diez segundos que hay con el livescore, pero de eso debe ocuparse ITF; lo peor es cuando les hacen propuestas y hasta amenazan a los jugadores. Ellos la pasan mal en todo el mundo. Ahí vamos a ser activos; si bien hay un protocolo de seguridad de la ITF, nosotros no lo vamos a permitir sea o no por los métodos del protocolo. Haremos lo que haya que hacer para proteger a los chicos. Después si hay jugadores que arreglan partidos nos supera, es una cuestión moral.

—¿Cómo creés que se soluciona?

—Se soluciona la educación de los chicos. Y en ese sentido tenemos un proyecto casi cerrado: queremos que haya charlas de jugadores sancionados que padecieron este tema. Ellos les pueden contar a los chicos en primera persona por qué les pasó, cómo operan las mafias y de qué manera una salida repentina de corto plazo te puede arruinar la vida.

—¿Tuvieron contacto con los jugadores suspendidos?

—Nosotros planteamos la inquietud en la AAT y ellos mismos hicieron consultas con ITF. Nos gustaría hacerlo por los chicos y por los mismos jugadores suspendidos, porque son acciones comunitarias y a algunos les puede servir para reducir la sanción. Este tema tiene buena parte legal y no queremos cometer errores. Pero queremos esos testimonios para que los jugadores tengan el relato de quienes lo sufrieron, por la razón que fuere, y que sepan cómo funcionan estas mafias. Hay muchas cosas que desconocen.