PáginaI12 en España

Desde Madrid

El protagonismo creciente de Vox en el escenario político español no sólo se refleja en las encuestas. Esta semana, la formación de ultraderecha quedó en el ojo de la tormenta por revelaciones sobre su financiación, la incorporación de figuras controvertidas, y declaraciones polémicas de otras que ya ocupan puestos de importancia en el partido.

Exaltos cargos de Vox revelaron a la emisora de radio Cadena Ser que durante una reunión entre los representantes de la fuerza a finales del 2017, el vicepresidente y responsable de captación de fondos, Víctor González Coello de Portugal, les solicitó que ofrecieran a los empresarios vías alternativas para realizar donaciones, en referencia a aquellos que no deseaban aparecer públicamente asociados a una fuerza que, en líneas generales, se considera de ultraderecha. Las alternativas a las que se aludía eran al uso de testaferros, como parientes y amigos, entre otros.

La respuesta de Vox a la revelación pareció calcada del modus operandi del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Se realizó a través de Twitter con la publicación de un post que incluía una leyenda de fake news (noticia falsa) sobre el artículo original de la Cadena Ser.

En la misma línea de esta revelación, eldiario.es informó que el líder de Vox, Santiago Abascal, recibió un salario anual de casi 83 mil euros como director gerente de una fundación para el mecenazgo, que en el año en que él se desempeñó (2013) no consiguió concretar exitosamente los objetivos que se había fijado. El balance deja en entredicho la labor de Abascal, pero se agrava por el hecho de que sus honorarios eran aportados por el erario público.

Las dos revelaciones atentan contra una de las principales cartas de Vox para disputar el electorado al Partido Popular (PP): su supuesta transparencia. Muchos votantes del PP planean elegir a Vox como una opción que defiende los postulados tradicionales de la derecha, sin que pese sobre ella la enorme montaña de denuncias y delitos de corrupción que carga el PP, empezando por la financiación ilegal del partido que le costó el Gobierno al expresidente Mariano Rajoy.

Pero las dificultades para Vox no llegaron únicamente por la vía de la gestión económica. Esta semana, el partido rompió el habitual silencio mediático de las últimas semanas con la polémica intervención de Iván Espinosa de Monteros, vicepresidente de Relaciones Internacionales de la fuerza. Espinosa de Monteros, que será uno de los tres candidatos de Vox en la lista por la Comunidad de Madrid, afirmó en una de las principales cadenas de televisión del país, que habría que analizar si tienen “derecho de estar en el juego político, los que no creen en la unidad de España y quienes no renuncian al marxismo”, en referencia a los partidos independentistas de Cataluña, y a Unidas Podemos.

La declaración del dirigente renovó las etiquetas de “partido radical” con que se ha asociado a Vox desde su irrupción el año pasado. Los medios han puesto de relieve la declaración de Espinosa de Monteros, aunque no todos con la preocupación que merece. Una de las excepciones se produjo en eldiario.es, en el que su director, Ignacio Escolar, señaló (entre otras cosas) la incoherencia de Vox al presentarse como fuerza “constitucionalista” (por su respeto a la unidad de España), y no respetar la pluralidad de partidos políticos que garantiza la Carta Magna.

En el plano político, uno de los que respondió a las declaraciones de Espinosa de Monteros, fue Pablo Echenique, Secretario de Organización Política de Unidas Podemos. Echenique decidió restarle importancia, y calificó sus palabras de “tonterías” y “provocaciones”. Una respuesta que, a priori, parece ligera considerando que el candidato de Vox en Madrid compartió junto a Santiago Abascal, el presidente del PP, Pablo Casado, y el jefe de Ciudadanos, Albert Rivera, el escenario de la reciente marcha de Plaza Colón en la capital española. Un gesto que se encadena con otros, y que sugiere la posibilidad de una alianza entre las tres fuerzas para llegar a la Moncloa tras las elecciones del 28A.

La declaración del vicepresidente de Relaciones Internacionales de Vox no es un exabrupto entre los dirigentes de la fuerza, sino un dato más sobre el tenor de sus candidatos. Días atrás, el partido presentó algunas de las figuras que integrarán las listas de postulantes para el Congreso español. Entre ellos, cuatro militares, tres retirados y uno en acción.

De ese cuarteto, un general de Brigada de Infantería de Marina y un general de la división del Ejército de Tierra que se opusieron a la exhumación de restos del dictador Francisco Franco, y firmaron un manifiesto en el que se enaltecía su figura. Una elección de candidatos que encaja con la descripción que realizó esta semana el histórico analista político Iñaki Gabilondo, quien calificó a Vox como un partido franquista.

Otro de los flamantes candidatos de Vox, es la antigua dirigente del PP en Murcia, Lourdes Méndez. Exdiputada y exconsejera de Trabajo de esa región, Méndez se sumó a la fuerza de Abascal decepcionada por la postura “ambigua” de su anterior partido respecto al aborto, y a las políticas de igualdad de género, a las que se opone tenazmente.

En una línea similar se expresó otro candidato presentado en días recientes. Se trata de Fernando Paz, que encabezará la lista en la provincia de Albacete. Este supuesto historiador, tertuliano habitual de medios que coinciden con la ideología de Vox, afirmó que existen terapias para reconducir la psicología de una persona homosexual. En otro orden, se despachó con un análisis de carácter conspiranoico para advertir que mientras Occidente desarrolla una pulsión de muerte que culminaría en la esterilidad generalizada y la destrucción de la familia, existen millones de musulmanes dispuestos a no morir, y a degollar occidentales.

Desde su irrupción pública, y el batacazo electoral en Andalucía que le permitió formar parte de la junta de la región autonómica mas poblada de España, Vox no ha ocultado su discurso radical. Sin embargo, sus apariciones se realizaban sobre todo en mitines, y a través de las redes sociales. Ahora que la fuerza planea en el centro del debate político nacional, las polémicas declaraciones de sus representantes pondrán a prueba el paladar de los españoles, y de los principales medios de comunicación del país.