- Una tablilla de maldición era el medio frecuente para maldecir en la Grecia antigua por el que alguien pedía a uno o más dioses que dañasen a otros, con frecuencia como venganza. Se escribían estos textos en finas hojas de plomo que posteriormente se enrollaban, doblaban o clavaban. Estas tablillas se colocaban normalmente bajo tierra, ya fuera enterrándolas en tumbas, arrojándolas a manantiales, pozos o piscinas, escondiéndolas en santuarios subterráneos o incrustándolas en las paredes de los templos. También se usaban para hacer conjuros de amor, y el enamorado las colocaba dentro de la casa de la persona a la que amaba. En ocasiones aparecieron junto a pequeños muñecos o figuritas (llamadas erróneamente "muñecos de vudú"), a las que también clavarían las uñas. Las figurillas se parecían al sujeto al que se quería hacer la maldición y a menudo tenían atados los pies y las manos.
"Tengo un sueño: que la tristeza lo mate, que lo circunde la pena de no saber que le sucede; que lo desgaste la angustia, que se lo lleve el demonio y que ningún ser vivo le dirija la palabra por siglos; que nunca pueda caminar en esta tierra ni ver a su hijos a los ojos ni mirarse en los suyos propios, que se le caigan todos los abismos y que ni la muerte lo alcance. Que sea eterno en su sufrimiento. A él, me refiero, ya saben. Y que tenga que levantarse al amanecer para laburar. Esa es mi mejor maldición. Que haga algo insólito y tremebundo para un hijo aconchado de la corrupción y la podredumbre. Que huela mal. Que no pueda ni llorar. Que pida perdón y nadie lo oiga". (Insólito escrito a fibrón encontrado en la puerta interior de un baño de caballeros de un conocido bar del centro. A quien va dirigido, cada lector sacará su conclusión. La imaginación es fértil. La fecha corresponde a mayo del 2016).
- El oxímoron es una figura poética donde se ve claramente como dos sentidos se enfrentan y al chocar producen poesía. La música callada, las sombras brillantes, el silencio estrepitoso, por ejemplo. "Maldición que lindo día" es una oración de los años 80 donde se reflejaba el acontecer espiritual de un país que estaba saliendo de la sombra y no sabía que decidir con su posible felicidad futura de intentar ser libres.
- En algunos muros viejos, olvidados de la mano del hombre y de Dios, se suele leer aún leyendas que rezan. Lole devolvé‑ en consonancia con los supuestos defectos administrativos de caudales que el santafesino produjo en su estada por la Casa Gris‑ y la consabida respuesta de sus partidarios de su momento, tachando el de para que se lea Volvé, como una cifrada y mentirosa esperanza. Lo mismo sucede con el actual presidente en ejercicio. Al Macri no sus espesos militantes le han agregado te caigas. Quedan Lole volvé y Macri no te caigas, dos desesperados brotes de impostura a aerosol que los indolentes y malversadores de ideas deformaron y lo harán para que creamos que ciertos políticos son gente posible, eficiente y honesta. Da risa y pena a la vez. Un día habrá de regresar, mansamente, el juicio sumario, para bien o para mal.
- Se dice que en el famoso barco Titanic había una momia egipcia, esposa de un faraón. Su leyenda profería que quien profanase su tumba reposaría en los dominios de Adjut (dios egipcio del mar). Pero eso no es todo, 14 años antes de su hundimiento se escribió un libro en el que había un barco llamado Titán y se hundía de manera igual. En 2015 el barco Balmoral, que recreó la ruta del barco, tuvo que volver a puerto por mal tiempo, y también uno de sus pasajeros sufrió de un infarto. Coincidencias para los malabaristas de los retruécanos y la búsqueda de lo extraño que hace que miles de desconocidos escriban libros, tengan su sitio en los portales oscuros. De algo hay que comer.
- Los gatos negros siempre se han asociado al mal, desde la antigüedad, y en la Edad Media eran violentamente cazados, tanto que para la época en que se dio la temible peste bubónica, no había quien cazara a las ratas, principales propagadoras de la enfermedad (se dice que fue su "venganza" principal). La idiotez de nuestra especie es superior a la malicia inexistente de un animal. En fin, así estamos. Maldiciendo o asesinando en vano, siempre tras una causa edificante. Supersticiosos e idiotas caminando ciegos hacia el abismo.
- De chico descubrió que las malas palabras, las maldiciones estaban representadas en las historietas por una serie de serpientitas, planetas girando, rayos y explosiones. Su padre, además, le había advertido que siempre es conveniente sugerir, nunca putear de más. ‑Las puteadas se gastan -le deslizó. Y ahora que es grande, aprendió a usarlas muy breve y le enseña lo mismo a su hijo, que las haga brillar de golpe de vez en cuando en el instante o en la situación que elija. Para el enemigo que nunca lo vio a uno ejercer ese derecho de protesta, el gesto suele ser demoledor. ‑Es como en las pelis de monstruos: conviene mostrarlo poco o al final -agrega a su hijito que comprende, sabe y asimila.
- El abuelo manejaba una chatita bordó, viajera y lustrosa. Y lo hacía muy bien; estaba errado pues conducía muy correctamente en un mundo que ya por esa época se iba tornando hostil. Cuando alguno lo encerraba o hacía una mala maniobra, él bajaba la ventanilla y lejos de ofrendarle maldiciones, le pedía un autógrafo y decía sin levantar la voz: ¿Usted no es Fangio, señor?
- El niño, al sentirse acorralado por la impericia de una maestra que precisaba un culpable por un hecho menor, la injusticia de una acción y la vergüenza pública con que la maestra lo exponía ante el resto de la clase profirió la mejor y la más poderosa de las maldiciones, tal como le había enseñado su padre que largara para defenderse del mundo adulto cuando se presentara hostil. ‑Yo me habré equivocado según usted, señorita, pero soy chico y puedo cambiar, usted en cambio, no. ‑¿Ah si?, ¿Y en que no puedo cambiar? exigió ella desafiante. El niño hizo un silencio teatral y emitió aquello: En que a usted se la nota que no es feliz porque ha fracasado en la vida.
- En todos los ardides, las recomendaciones para la magia y la liturgia de las maldiciones, mas allá de lo teatral, de la sugestión y los elementos‑animales, velas, papeles escritos, fuego, una sola cosa es más indispensable que el resto, invalorable y necesaria. El odio. Esto la convierte en temible, mas allá que el propio invasor del áurea a ser afectada, por creérsela tanto, termina muerto o muerta allí mismo. Las brujas determinan que procedieron mal en el encantamiento; yo pienso que el odio hace explotarlos por dentro. El Universo a veces actúa con justicia.
- Es en la cancha de fútbol donde el improperio se mezcla con la frase acertada, cruel y humorística, digna de la certeza de un Shakespeare. Aquí van algunas sutiles, terribles, xenófobas frases extraordinarias de la cultura popular:
"¡Arzeno, correte que están jugando!
"¡Delorte pasate a nafta!
"Ni con un 38 afana una pelota este hijo de puta"
"¡Piojo la próxima tirala autografiada!". ¡Vas a tumbar un avión en Aeroparque!
"¡Sacate las ojotas para jugar!"
"Tenés menos luces que Parque Chas"
Eliminatorias para mundial 2006. Argentina‑Paraguay termina en empate bien amargo. Salida. Uno de los argentinos, pasando por abajo de la tribuna de los paraguayos que festejaban el empate, grita: "¿Qué festejás? Mañana me tenés que venir a destapar el baño".
"A ese Krupoviesa le ponés dos medias de distinto color y se caga a patadas solo".
"Ramírez en tu casa hasta los muebles usan canilleras.
"¡Falcioni devolvele la cara al perro!"
"¡Tenés menos definición que un Atari!"
"¡Juez, déjelo morir que es biodegradable!". "¡Tápenlo con diario!
"¡García, pedile las manos a Perón!"
"¡Medina tenés menos centro que Las Toninas en abril!
"Fabbiani en el piso: "¡Tírenle agua que se seca la ballena!"
"Levantate, forro, que no sos Norma Aleandro"
"¡¿Arbitro qué cobrás? ¿Amontonamiento?"
"Heinze, tenés menos salida que Cromañón"
"Sacale la caja a los botines para jugar"
"No le pongas aerosol, ponele Blem que es de madera ese hijo de puta"
"Cabral, los de la banda roja son tus compañeros !Pelotudo!"
"Russo meté un cambio. ¿Se te rompió la caja?"
"Ahumada, ya te aprendiste los números de todos, ahora sacales la pelota"
"Seis, te putearía pero no sé quién sos"
"¡Zandoná! ¡Andá a abrazarte con ellos!"
"Leyenda... a vos te meten un gol con la pelota de Quico"
"Tenés menos fantasía que estrella porno"
"¡Fabbiani! ¡Tenés menos pique que el Riachuelo!
"Abbondanzieri tenés menos reflejos que un espejo de corcho"
"Balsas serví para algo y cambia las lamparitas del Gasómetro aunque sea"
"Zelaya, sos más lento que "Only you"
"Abelairas, corré hijo de puta, tenés menos entrega que almacén de barrio"
"Estaba más adelantado que Pedro de Mendoza"
"River tenés menos profundidad que una Pelopincho"
"Tenés menos fútbol que Pachano"
"García deja de comer pollo con las manos antes de los partidos, que se te resbalan todas!
Y así, genialidades que reemplazan la brusquedad de una maldición torpe que no requiere ingenio, solo bronca y falta de brillo verbal. Pero el talento, la fantasía, aún en la ofensa, es una moneda difícil de conseguir. Y menos todavía de acuñar. Las maldiciones existen y es aconsejable tomarlas en serio. Caso contrario al que no le guste esta nota ya verá lo que le sucede.
Fotografiando la zona
Maldiciones

Este artículo fue publicado originalmente el día 5 de febrero de 2017