La cuestión de Lara no es que lo quiere es ser una joven. Es que quiere ser vista como una joven. Para ello, le hace falta senos y sobre todo no tener más ese atributo que cuelga entre sus piernas. Y a pesar de que su padre y el médico piensan que ella quiere ser una mujer, Lara, está muy lejos de pensar en la vagina que le quieren crear.

La cuestión de la mirada está presente en toda la película Girl. En primer lugar, se mira mucho a sí misma, en el espejo, examina la aparición del atributo femenino y elimina su atributo masculino al colocarlo entre las piernas.

Después, una serie de revelamientos la empujan a lo impensable. El primero en la ducha colectiva. El segundo es más feroz: las otras chicas de su clase de danza la obligan a mostrarles lo que ella tiene entre sus piernas. La tercera, es la mirada de su padre en la puerta mientras ella se prepara. Y finalmente, ese chico que la toca y que podría saber. Su sexo, demasiado real, la avergüenza; ella no puede ni verlo ni mostrarlo.

Entonces está la danza con la relación al cuerpo que esta disciplina conlleva, donde todo debe ser dominado por el dolor. Esto se le aparece como una solución. Por sus restricciones y sus rigor, por el movimiento de su cuerpo, por la presencia de esos pequeños otros en espejo, puede vivirse entre los otros. Con la danza, encontró el pretexto que le faltaba; y para  desaparecer ese sexo de más, solo necesita pegarlo entre las piernas. Las otras bailarinas tampoco tienen mucho pecho… Entonces puede creerlo.

Sin embargo, mientras que parece dibujarse lo que se espera como una solución (una operación quirúrgica), al mismo tiempo ella se aleja.

Demasiado cansada, debe descansar. Sin la danza. Entonces, sin eso que la recubre, sin ese semblante que le permite soportar lo insoportable, surge violentamente la angustia. Y mientras que ya en la primera escena se perfora las orejas solo para poner un signo de feminidad en su cuerpo, una solución se le impone: cortar ese atributo demasiado real.

Lukas Dhont, el director, no nos muestra nada ni del antes ni del después, hace existir así la cuestión de la mirada del lado del espectador poniéndolo en el instante de ver. Cada uno debe construir su tiempo para entender, antes del momento de concluir.

Psicoanalista. Traducción Cinthya Estrada-Estrada-Plançon.