Periodistas latinoamericanas se reunieron en México para aportar a la construcción de herramientas mediáticas para un mejor tratamiento de la violencia de género contra las mujeres. Los medios hacen una “pedagogía de la violencia contra las mujeres”, fue una de las reflexiones de los dos días de jornada.

El encuentro fue organizado a fines de febrero en la ciudad de México, por el Centro para el Liderazgo Mundial de las Mujeres (CWGL) de la Universidad de Rutgers, una organización feminista mundial con presencia en más de 180 países que promueve la igualdad de género. CWGL se propone cambiar el discurso de los medios para erradicar la violencia de género contra las mujeres.

Participaron periodistas de Perú, Venezuela, Guatemala, Colombia, Honduras, Brasil y México. Por Argentina, fueron parte Silvina Molina, de Télam, y esta cronista. Entre los desafíos plantearon desmontar la llamada “ideología de género” y “considerar al feminismo como tema de derechos más allá de los partidos”, según aportó Luisa Kisinger de Venezuela.

Sofía Carrillo, periodista afroperuana con experiencia en medios audiovisuales, planteó que “no hemos entendido la manera de presentar los casos para no revictimizar” y se preguntó: “¿hay que darle voz al victimario? ¿cómo?”. Otra de las preguntas que se oyó fue “¿hasta qué punto narrar la violencia?”.

Laura Carlsen, presentadora mexicana de los programas TV interviews from México y Hecho en América propuso “conectar las historias a una explicación de las causas sistémicas” de la violencia. 

Varias recordaron la necesidad de no olvidar que la violencia de género “es problema político”. Andalusia Knoll, periodista multimedia independiente que cubre temas de género, migración, defensa del territorio y seguridad en México, apuntó hacia las condiciones de producción de las noticias: “la comunicación oficial es replicada sin cuestionamientos porque dependen de su financiamiento”, dijo. Así como que los y las “periodistas tienen que escribir más de seis notas por día”.

Entre los desafíos, se proyectó la necesidad de llegar a públicos amplios y a los gerentes de los medios: “no hablarnos más entre nosotras mismas, hablarles a los otros”, dijo Jineth Bedoya Lima, periodista colombiana y conferencista internacional en temas de conflicto armado, narcotráfico y violencia de género (ver aparte). 

Margarita Guillé, reportera y presentadora de noticias de programación feminista y cultural de tv y radio de México, apuntó a profundizar y complejizar las corberturas: “Desde 2006, a partir de la alianza del gobierno con EEUU para perseguir el narcotráfico empezó una escalada en el nivel de riesgo por la violencia en las calles, en las casas, en contra de las mujeres. Con la militarización, las mujeres fuimos violentadas cada vez más. La violencia estructural termina en el incremento de los feminicidios”. También denunció “una sistemática persecución a las periodistas, organizaciones y defensoras que denuncian”.

La comunicóloga feminista mexicana Aimee Vega Montiel, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que “la violencia de género está en el corazón de los medios de comunicación. No solo en las noticias. No hay un abordaje estructural de la violencia”. Los medios, dijo, hacen una “pedagogía de la violencia contra las mujeres”. Entre las soluciones propuso: impulsar reportes o denuncias contra los medios ante el Comité Cedaw (para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer); presentar iniciativas para que las leyes de medios incorporen la perspectiva de género. “También hay que trabajar a nivel de sanciones. Cuando un medio en nombre de la libertad de expresión atenta contra la dignidad de un grupo humano, debe ser denunciado”, explicó. 

Entre otras propuestas, se retomaron ideas que vienen proponiéndose desde la Conferencia Internacional de Mujeres de Beijing (1995) al presente, pero con muchas dificultades en su aplicación: la promoción de códigos de autorregulación periodística, de programas de entrenamiento para periodistas y de educación en medios y nuevas tecnologías con perspectiva de género. 

También se plantearon algunos temas en los que los medios deberían hacer más visibles. Algunos son transversales a todos los países como la violencia sexual, la violencia obstétrica y la mediática, el incesto o la trata para explotación sexual. Y algunos otros tienen particular importancia en algunos, como son: las mujeres que encabezan organizaciones criminales, las criminalizadas en contextos extractivistas, las trans y las indígenas. Se insistió también en la transversalización de la mirada de género en todos los temas. 

El encuentro fue coordinado por Cosette Thomson, del CWGL, quien explicó que el objetivo es hacer una plataforma mundial e interactiva para el intercambio entre periodistas. “El trabajo en red es sobre hermandad, solidaridad, paz y cooperación”, remarcó. 

También se desarrollará un libro y una aplicación móvil (App). 

El año próximo estarán disponibles estas nuevas herramientas para periodistas, en coincidencia con la Campaña 16 días de activismo, que se realiza todos los años en el mundo desde el 25 de noviembre al 10 de diciembre y que fue creada por el CWGL hace 26 años. Este año la Campaña pasará del concepto de 16 días a 365 días de activismo y su eje será la violencia en el trabajo. En el mes de abril se profundizará en los problemas específicos del mundo laboral periodístico.