Año de cambios para el Festival Internacional de Cine Latino Arabe Latinarab. Luego de haber realizado sus primeras siete ediciones entre septiembre y diciembre, el evento organizado por la Asociación Cine Fértil se adelanta en el calendario para ocupar la última semana de marzo. De esta forma, desde hoy y hasta el próximo domingo podrán verse las 25 películas (entre cortos y largos) provenientes de 15 países que integran la estructura central de la programación. Las proyecciones se realizarán en tres sedes de la Ciudad de Buenos Aires: la Alianza Francesa (Avenida Córdoba 946), la Sala Leonardo Favio de la Biblioteca del Congreso de la Nación (Alsina 1835) y el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). “Encaramos esta edición con mucha confianza y energía aun cuando son momentos muy difíciles para realizar eventos que dialoguen con nuestras identidades e idiosincrasias, que nos hagan reflexionar a través de las artes audiovisuales”, dice el director ejecutivo de Cine Fértil y de la muestra, Edgardo Bechara El Khoury. 

La flamante fecha es consecuencia, primero, del embudo de festivales y muestras que ocupan la agenda durante la primavera tanto en Buenos Aires como en el resto del país. Pero también porque en noviembre se realizará la cuarta edición del Foro de Coproducción Latino-Árabe que organiza Cine Fértil. “La idea es hacerlo en noviembre en Marruecos, por lo que si manteníamos el festival en septiembre nos íbamos a encontrar ‘compitiendo’ con nosotros mismos. Tomamos la decisión de ponerlo en marzo y dejar para el segundo semestre esa otra actividad que también es muy importante para nosotros en términos de producción”, afirma Bechara El Khoury. “Si sumamos las ediciones anteriores, participaron casi 50 proyectos y se dieron 150 mil dólares de premio tanto en efectivo como en recursos técnicos, lo que habla de la pertinencia y la necesidad de que este foro exista”, completa el director artístico Christian Mouroux.

La estructura de programación no tendrá grandes cambios respecto a años anteriores, salvo por la ausencia de un “país invitado”. Se mantendrá el epicentro en las Competencias de Largos y Cortos árabes, compuestas por ocho y diez títulos, respectivamente. Todos ellos indagan en las diversas aristas de la identidad arábica, en línea con un festival que “está muy comprometido con lo que hace desde la autenticidad de nuestras identidades”, en palabras del director de Cine Fértil, quien agrega: “Nos han educado desde chiquitos para responder identitariamente a un solo abuelo, al europeo, desconociendo al criollo, al originario, al oriental al que llaman ´turco´. De esa manera le han borrado su marca de origen. Coincidimos en que todo cine es político, incluso aquél que presume no serlo. Hoy nos encontramos con muchas películas y series en las que el estereotipo es cada vez peor, cada vez más malo, terrible y salvaje, algo que responde a una estructura de intereses políticos, económicos y estratégicos. El festival es una antítesis, pero no una suerte de beneficencia por lo originario. Encontramos en estas películas historias que nos interpelan de una manera muy real, concreta y honesta”.

En esa misma línea opina Mouroux. “Las películas que venimos programando desde hace años pueden ayudar al público a sortear los prejuicios, pero al mismo tiempo no muestran una imagen necesariamente idílica o amable de los países árabes. Lo que hacemos es escuchar la voz de los cineastas de la región que se encargan de exponer sus contradicciones y conflictos”, afirma, y pone como ejemplo a Volubilis, la coproducción entre Marruecos, Francia y Catar que esta noche a las 20.45 oficiará como película de apertura en el Centro Cultural San Martín. Se trata del nuevo trabajo de Faouzi Bensaïdi, un director habituado a hacer coincidir “su punto de vista con el de los grandes perdedores de la economía global: niños, jubilados, desocupados, prostitutas, migrantes y hackers componen universos eclécticos que pueden oscilar de la comedia alla Tati al film noir”, según describe el catálogo. 

“Se focaliza en un personaje que es vigilante de un shopping y atraviesa una situación muy precaria, cercana a la miseria. La mujer es empleada doméstica y viven con el padre de él porque no les alcanza para vivir solos. Él es un empleado dócil, hasta que brota una injusticia y empieza un proceso de toma de conciencia, una suerte de rebelión contra esa injusticia. La complejidad para un espectador de clase media progresista es encontrarse con un proletario que al mismo tiempo es muy políticamente incorrecto. Si viviera en Francia, votaría al Frente Nacional de Marine Le Pen. Compra todos los discursos simplistas que tiene a mano, pero la película no lo juzga sino que lo acompaña porque entiende que juzgarlo sería una perdición”, amplia el director artístico. 

Sobre la elección de Volubilis para abrir el Festival, Mouroux afirma que “tiene que ver con esas cualidades, pero también con la accesibilidad para todo tipo de público”. Explica: “Es una película que trabaja sobre el melodrama, pero es una excusa para hablar de otras cosas. Siempre buscamos que la apertura sea amable y accesible aun con sus complejidades. Nos encontramos con el melodrama en tres de las cuatro ficciones que participan de la Competencia. La cuestión de la memoria también está muy presente, sobre todo en el cine libanés y también marroquí. Hay ficciones que transcurren en las últimas décadas o que trabajan sobre la memoria provenientes de países donde no hubo proceso de Memoria, Verdad y Justicia”. 

En ese sentido, uno de los hilos conductores de la selección es la búsqueda de reflejar un estado de situación social y política, algo que se ve incluso en aquellos títulos que se valen de los resortes narrativos de la ficción. Otra vez Mouroux: “Cuando empezamos el festival encontrábamos muchas películas sobre la Primavera árabe que tenían el problema de centrarse en lo anecdótico de ese momento en particular, y hoy quizás nos encontramos con búsquedas un poco más profundas sobre cuáles son las estructuras de poder y de clase que componen los tejidos de estos países. Nos interesa como programadores no buscar “el” tema, sino que el procedimiento cinematográfico sea un disfraz para hablar de otras cuestiones”.

Un ejemplo de esta tendencia es el documental libanés Erased, ____ Ascent of the Invisible, de Ghassan Halwani, que propone un diálogo directo con la época más oscura de la historia argentina. La acción se sitúa en 2014, cuando en una pared llena de afiches asoma uno con algunos contornos de un rostro. Apenas un bigote, una sonrisa tímida, una pera y una parte de oreja. Un vagabundo dibujará con un lápiz las líneas faltantes, pero así y todo es imposible determinar quién es. “Era un afiche con fotos de detenidos-desaparecidos durante la guerra civil libanesa. Hubo que levantar más de cuarenta años de capas de afiches para llegar a eso, y luego con un pincel mojado ir sacando parte del pegamento para que empiecen a aparecer esos rostros”, dice El Khoury. 

Ante la ausencia de un “país invitado”, habrá una sección debutante dedicada a la historia del cine argentino. El foco se llama “Árabes en blanco y negro austral” y está compuesto por tres películas de la época de oro del cine clásico nacional: Corazón de turco (1940), de Luca Demare; La quinta calumnia (1941), de Adelqui Millar, y El comisario de tranco largo (1942), de Leopoldo Torres Ríos. En común tienen, además de su temporalidad, el protagónico de un actor proveniente del radioteatro llamado Fortunato Benzaquen y el hecho de representar la inmigración árabe en la Argentina y América Latina.

El curador del ciclo es Hammurabi Nufuri, director de la Maestría de Diversidad Cultural de la Universidad de Tres de Febrero. Durante la presentación del Festival  explicó: “Conforman una trilogía que, a pesar de la crítica social, en su momento fueron juzgadas desde la perspectiva del entretenimiento. La curiosidad es que en ningún momento de estas películas se usan las palabras árabe, libanés ni sirio. El único gentilicio es turco. Volver a ver estas películas nos permite a los argentinos reflexionar sobre en qué medida han variado nuestras imágenes sobre el islam y los árabes en setenta años. A Benzaquen, igual que a mí, cada vez que decía su nombre le preguntaban si era de acá”.