Jon Snow. Más a menudo de lo que un auténtico líder puede permitirse, la frase de cabecera de Ygritte resuena como el rugido de un dragón: “No sabés nada, Jon Snow”. A las puertas del gran desenlace, el bastardo deberá enterarse de que no es Snow ni Stark sino el hijo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen (lo que propiciará su enésima mirada de confusión). Largo camino ha recorrido el bastardo, de Winterfell al Muro, del Muro a tierras salvajes, de vuelta al Muro, a Dragonstone, a King’s Landing y otra vez a la casa familiar: nada mal para un tipo que no ha mostrado ser gran estratega, si se considera que fue apuñalado por sus propios hermanos de la Guardia de la Noche, le hizo perder un dragón a Daenerys con su loca excursión al Norte y, de no haber aparecido Sansa y Littlefinger con el ejército del Valle, hubiera sido masacrado por Ramsay Bolton en la Batalla de los Bastardos.

Pronóstico: Sobreviviente. Aunque si termina como líder de los Siete Reinos será más bien gracias a cierta mujercita platinada que suele montar dragones. 

Daenerys Targaryen. Casi todos queremos a Dany sentada en el Trono de Hierro, ¿verdad? De aquella niña a la que su hermano Viserys hubiera dejado violar por cien dothrakis con tal de conseguir un ejército, a la líder que liberó esclavos a diestra y siniestra y popularizó el inflamante término “Dracarys”, la última Targaryen (al menos hasta que Jon se entere de su linaje) provoca aullidos de admiración en la platea. Sí, a veces se pasa de rosca, como cuando rostizó a Randyll y Dickon Tarly, pero si se revisan las barbaridades que han cometido todos los personajes en siete temporadas tampoco parece tan grave. Además, papá Tarly se merecía algún castigo por tanto maltrato al pobre Sam. Por otra parte, es hora de resumir un poco: La Hija de la Tormenta, La Rompecadenas, La Que no Arde, La Madre de Dragones, Khaleesi del Gran Mar de Pasto, Reina de Mereen, Señora de Dragonstone... que Missandei dé un paso al frente, diga “damas y caballeros, LA REINA” y traigan la cena de una vez. Aunque es cierto que el título completo debería ser Reina de los Andalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres y Protectora del Reino: los monarcas de GoT tienen más títulos que el Barcelona.

Pronóstico: Sobreviviente y reinando, como debe ser.

Sansa Stark. Las repeticiones de HBO permitieron reencontrarse con el “pajarito” (The Hound dixit) que era la mayor de las niñas Stark al comienzo de la serie. Hubo mucho aprendizaje para la colorada, que tuvo que aguantarse los abusos de Joffrey, la decapitación de papá Ned, el casamiento con el enano, los engaños de Littlefinger, la locura de la tía Lysa y el enfermizo Robin Arryn y el horror más sádico en su matrimonio con Ramsay Bolton. Lejos de los ojazos inocentes conque miraba al príncipe Baratheon allá lejos y hace tiempo, el gesto de satisfacción con el que hizo devorar a su maridito por los sabuesos tras la Battle of the Bastards, o la manera en que engañó a Petyr Baelish –rey de los intrigas palaciegas–, para que Arya lo ejecutara de manera sumaria, dan cuenta de que nada fue en vano.

Pronóstico: Sobreviviente. Con Ned, Catelyn, Robb y Rickon Stark (¡¡corré en zigzag, Rickon!!) muertos, Bran convertido en el Cuervo de Tres Ojos y Arya interesada en otras cosas, ¿quién más va a ocupar el lugar de Señora de Winterfell? Si es que Winterfell queda en pie tras la visita del Ejército de la Noche, claro.

Cersei Lannister. A la Mad Queen se la odia pero se la respeta: van siete temporadas en las que venció a todo enemigo. El High Sparrow cometió el error de dejarla viva, encerrarla, someterla a los tormentos de una septa más mala que la vinchuca y exponerla al Paseo de la Expiación, una de las escenas más impactantes de toda la serie. Una vez liberada, Cersei no se anduvo con chiquitas e hizo volar el Gran Septo de Baelor con fuego valyrio, liquidando al Gorrión, sus fanáticos religiosos, casi toda la familia Tyrell y un montón de extras. La tragedia de perder a sus tres hijos la hizo aún más dura, y no resultó casual que a la hora de ocupar el Iron Throne luciera un traje que recordó al del difunto Tywin Lannister. Tramoyera como siempre, tras ver a un White Walker en la cumbre de King’s Landing hizo creer a todos que lucharía por los vivos, y luego quedó claro que su estrategia es dejar que se liquiden entre ellos y reinar entre los que queden.

Pronóstico: Muerta. La soberbia del poder empieza a confundirle los tantos. No son pocos los que apuestan por una muerte a manos de su propio hermano / amante, que así sería no solo Kingslayer sino también Queenslayer.

Jaime Lannister. Hablando del manco: Nikolaj Coster–Waldau consiguió encarnar a uno de los personajes más odiosos de GoT, y luego dar vuelta la taba y conseguir una simpatía popular impensable cuando empujó a Bran Stark con el célebre “Las cosas que hago por amor”. Su viaje con Brienne, los desplantes de Cersei y Tywin, los gastes de Euron Greyjoy, el pavor de ver al ejército Lannister reducido a cenizas y la amenaza de los White Walkers fueron dibujando un Ser Jaime más humano y comprensible, uno de los personajes más complejos de una serie que abunda en personajes complejos.

Pronóstico: Muerto. Parece ser la única redención posible, su manera de “pagar la deuda”. Así como llegó al mundo junto a su melliza Cersei, es probable que lo abandonen juntos.

Arya Stark. Otra favorita del fandom, a pesar de que su arco narrativo en Braavos se puso un poco pesado y podría haberse resuelto en menos capítulos: también tuvo que ver que su trayecto con el Perro Clegane fue demasiado disfrutable. Con Needle o la daga valyria en la zurda, la menor del clan ha demostrado tener lo que se necesita para repartir muerte en todas direcciones, habilidad por demás necesaria para abrirse paso en los Siete Reinos (la manera en que liquidó de un saque a todo el clan Frey desató ovaciones en varios hogares). De cualquier manera, lo que viene será todo un desafío, y el trailer la mostró llamativamente aterrorizada en los pasillos de Winterfell.

Pronóstico: Dudoso. Los Stark son, como quien dice, un grupo de alto riesgo. Y no hay que olvidar ese teaser genérico en el que aparecían estatuas funerarias que la incluían.

Three–Eyed Raven. Uno de los grandes enigmas, fuente de una repetida “Teoría de Fan”: ¿Bran Stark / El Cuervo de Tres Ojos terminará revelándose como el Rey de la Noche? Así como le estropeó el lenguaje a Hodor (entre otras cosas) al pasarse de rosca con los viajes temporo–mentales, el lisiado que lo sabe todo bien puede meter la gamba otra vez. Y si lo sabe todo, ¿por qué no aconseja un poco a Jon, Sansa y Arya sobre qué hacer ante la que se viene en vez de tanta miradita enigmática? Que no los aconseje, ¿es otra muestra de que es el pre–Night King? Muchas teorías aburridas, casi tanto como el mismo Cuervo... aunque hay que reconocer que cuando le tiró a Meñique su célebre frase “El caos es una escalera” fue un gran momento de la temporada 7.

Pronóstico: Inescrutable.

Tyrion Lannister. El enano más pulenta de todo Westeros terminó la séptima temporada en una posición ambigua. Tras ver a los dothraki, Daenerys y Drogon devastando al ejército Lannister, tuvo un encuentro privado con Cersei en el que se enteró que la Reina está embarazada y le señaló que “nunca quise destruir a nuestra familia”. La miradita hacia el camarote en el que Jon y Daenerys están al fin consumando tanto histeriqueo también dejó algunas dudas. La aparición del ex Guardia de la Noche lo desplazó de su lugar de consejero principal de la Madre de Dragones, y el asesinato de su propio padre demuestra que no elude las decisiones fuertes. ¿Qué tendrá el petiso en la serie final?

Pronóstico: Probable muerte. ¿Que es un personaje muy querido por el público? ¿Y cuándo esa nimiedad detuvo a David Benioff y D. B. Weiss?

The Hound: Como Jaime, Sandor Clegane tuvo un viaje tal que terminó ganándose la simpatía del público: de guardaespaldas de Joffrey Baratheon a renegado, de ser fóbico al fuego (por obvias razones) a unirse a la Hermandad sin Banderas y tener visiones en el fuego del Dios de la Luz. Hasta Arya, que lo odiaba por matar a su amigo Mycah, terminó perdonándole la vida cuando lo tenía servido en bandeja. Es que El Perro tiene grandes momentos, no deja de ser un guerrero al que querés tener de tu lado y, entre tanta frase rimbobante para cada Casa, acuñó el mejor lema no oficial de GoT: “Fuck The King”.

Pronóstico: Muerte casi segura, muy probablemente en gran combate final contra su hermano The Mountain en versión zombie.

Brienne de Tarth. Alguna vez Jaime sintetizó lo suyo de manera cruel, al recordarle que había tenido la tarea de proteger a Renly Baratheon y a Catelyn Stark, con los resultados conocidos. Pero la guerrera rubia ha tenido grandes momentos en la serie, como su viaje a King’s Landing con el mismo Jaime, la pelea con The Hound, sus diálogos con Podrick o su esperado encuentro con Sansa y la declaración de fidelidad en la nieve.

Pronóstico: Sobreviviente. Alguien que le dio una paliza al Perro Clegane no puede perder con un montón de huesos con ojos azules.

Tormund Giantsbane: Cuando se lo vio en el trailer, certificando así que había sobrevivido al ataque del Night King y su dragón zombificado al Muro, hubo varios que celebraron. Tormund pudo haber sido un Wildling que asesinaba sin piedad, pero es uno de los grandes aliados de Jon, tiene más aguante que la barra de Nueva Chicago... y una historia pendiente con Brienne. Desde que imaginó a sus hijos gigantes que conquistarán el mundo y empezó a tirarle a la guerrera miradas de amor salvaje, todos esperan que el amor venza.

Pronóstico: Sobreviviente. No puede haber tolerado tanto del otro lado del Muro para morir a manos de un White Walker o, peor, un Lannister. Además... todos esperan que el amor venza.

Yara y Theon Greyjoy. Los Hijos del Hierro no las han tenido todas consigo. Theon cometió todos los errores habidos y por haber, y los pagó carísimos en manos del maniático Ramsay; Yara confió demasiado en sus habilidades y fue sorprendida y capturada por el tío Euron, un tipo casi tan demente como Ramsay Bolton.

Pronóstico: Muertos. 

Los demás. Se salvó de la psoriagrís, pero Jorah Mormont parece otro candidato a la tumba; GreyWorm, siempre en la primera línea de batalla, tiene unas cuantas fichas para despedirse de forma definitiva, aun cuando eso le rompa el corazón a Missandei; Davos Seaworth sobrevivió a Blackwater y zafó de ser parte de los asaditos de Lady Melisandre, lo que eleva sus posibilidades de seguir respirando; Samwell Tarly, que llegó a matar a un White Walker, tiene la cuota de suerte necesaria, y sería muy cruel liquidar a la pobre Gilly después de tanta aventura; Varys the Spider (¿será George R. R. Martin un fan de The Who?) aparece en el trailer refugiado en un sótano de Winterfell, con lo que parece probable que sobreviva; Melisandre parece destinada a volver a Westeros para que Ser Davos se dé el demorado gusto de ajusticiarla; con toda la simpatía que despierta, Bronn está demasiado jugado por los Lannister como para aumentar sus posibilidades de seguir vivo; Euron Greyjoy es seguro candidato a ser rajado en dos. Y por último...

The Night King. Allí está la incógnita central de este grand finale en seis episodios de Game of Thrones, desde el 14 de abril en HBO. A esta altura el trono hecho de espadas es casi un asunto secundario, cuando se está por dirimir nada menos que la puja entre los vivos y los muertos. Si Weiss & Benioff se decidieron por el final optimista, el Rey de la Noche morirá bajo la espada valyria de Jon Snow / Aegon Targaryen. Si decidieron pudrirla toda, pues todos los anteriores terminarán muertos y la última imagen de una de las series más impactantes y exitosas de todos los tiempos será una mirada helada desde el Iron Throne.