El Parlamento de Israel sancionó la Ley de Regularización que permite legalizar 4000 casas construidas en colonias en Cisjordania. Con 60 diputados a favor y 52 en contra, el Knesset aprobó un proyecto que legaliza de manera retroactiva viviendas en asentamientos levantados en tierras privadas palestinas, en el área C de Cisjordania (bajo control israelí), región ocupada desde 1967. Israel podrá declarar tierra estatal las propiedades y negar a los dueños el derecho de uso hasta que se alcance un acuerdo. Los propietarios palestinos, a cambio, serán recompensados económicamente.

Antes de regresar a su país desde Londres, el premier Benjamin Netanyahu aseguró que había informado al gobierno de Donald Trump sobre el proyecto, porque “uno no sorprende a sus amigos”. Netanyahu esperaba apoyar la iniciativa con su voto, después de la reunión prevista para el 15 de febrero en Washington con el nuevo presidente estadounidense, pero tuvo que ceder a las presiones de Naftali Benet, líder del partido procolonizador y principal socio de la coalición de gobierno Hogar Judío, quien exigió que no se volviera a suspender la votación, como sucedió en los últimos meses, informan medios locales.

“Israel acaba de aprobar una ley para legalizar el robo de tierra palestina. El saqueo es ilegal”, reaccionó en un comunicado el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, quien aseguró que con este paso el gobierno israelí permite que los colonos y fuerzas de la ocupación continúen sus ataques contra los palestinos y su tierra. La ley supone un cambio a nivel interno, si bien en la esfera internacional todas las colonias son consideradas ilegales, como destacó una resolución aprobada en diciembre por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Las viviendas afectadas están situadas sobre terrenos de particulares palestinos en más de medio centenar de colonias construidas o ampliadas sin un proceso de planificación ordenado. La aprobación de la ley fue alabada como paso histórico para el movimiento colono por la derecha más extrema, mientras que parte de la oposición teme que sea el comienzo de un camino que terminará en el Tribunal de La Haya.