En el juicio por la agresión policial a Facundo Agüero, en Neuquén, el tribunal integrado por Diego Piedrabuena, Daniel Varessio y Andrés Repetto condenó a tres de los policías (Romualdo Mardones, Lucas Exequiel Medina, Pablo José Escudero) por vejaciones y absolvió a Juan Alberto Rubilar, el jefe del operativo. La sentencia fue considerada muy liviana, ya que el joven de 23 años quedó postrado de por vida con lesiones irreversibles. La fiscal Valeria Panozzo acusó a los policías Romualdo Mardones Vázquez por “vejaciones en concurso ideal con lesiones leves en carácter de coautor”, a Lucas Exequiel Medina por “vejaciones en carácter de coautor”, a Pablo José Escudero por “vejaciones en concurso ideal con lesiones gravísimas en carácter de autor” y a Juan Alberto Rubilar por “vejaciones en concurso ideal con lesiones gravísimas por omisión impropia en carácter de autor”.

Facundo Agüero estuvo unos minutos presente en la audiencia anterior a la lectura del fallo. Su mamá, Adelina Rivas, declaró a medios locales: “Acá intentan hablar de cómo estaba mi hijo, pero no de la tortura que sufrió por parte de estos efectivos. Traje a mi hijo a la audiencia para que los jueces vean cómo está postrado en una silla de ruedas. Espero que se haga justicia, eso es lo único que quiero”. Rivas se refería a que las defensas de los policías insistían en que el joven había consumido cocaína y eso fue lo que le provocó la isquemia.

La golpiza quedó grabada en las cámaras de seguridad del edificio. Ese video se viralizó y fue lo que dio impulso a la acción contra los agentes.

Los dos policías que intervinieron primero, Medina y Mardones, fueron los que le pegaron trompadas y patadas al joven. Luego aparece en escena Escudero, uno de los más complicados, según los forenses, porque ejerció presión con todo su cuerpo en el cuello de Agüero para mantenerlo en el piso, pero para los jueces no quedó acreditado que este accionar le haya provocado la encefalopatía hipóxica-isquémica que lo dejó a Facundo en su estado actual.

En el juicio también declaró el comisario retirado Víctor Elgueta, encargado de instruir a los policías en técnicas de defensa y procedimiento. El hombre habló sobre el Sistema de Entrenamiento para la Autodefensa Policial (SEPAP), una capacitación para distintas situaciones donde corran riesgo ellos o terceros. “Por lo general, se trata de neutralizar a la persona, llevarla al suelo y esposarla”, describió Elgueta el accionar frente a una persona que haya consumido estupefacientes.

“Hay que golpear a veces para aflojar a una persona, pero tratando de ocasionar el menor daño posible”, sostuvo el instructor y detalló: “Lo que sugerimos es no pegar en zonas vitales. Patadas a la cabeza es un delito. Cuando preparamos a la gente les decimos el deber ser, el que pegó en la cabeza se hace responsable. Para mí, las patadas cuando la persona ya está en el suelo son un exceso, un abuso”.

El hecho ocurrió el 8 de marzo de 2018 en el hall de un edificio en Periodistas Neuquinos al 100. Los policía detuvieron y golpearon a Agüero por “portación de cara” y lo acusaron de haber robado un perfume, pese a que el joven les dijo que lo había comprado para su mamá y tenía el ticket en la billetera. Tras la golpiza, los policías llamaron al sistema público de emergencias y dijeron que el joven había caído de una altura de cuatro metros. A pesar de eso la fiscalía no solicitó el encubrimiento y cuando acusó no pidió el agravante de la función policial.