El ministro de Defensa sudanés, Awad bin Auf, dimitió de su cargo al frente de la junta militar constituida el jueves para dirigir al país tras el derrocamiento del presidente Omar al Bashir, tan sólo 24 horas después de asumir ese encargo.

En un mensaje leído en la televisión estatal sudanesa, Bin Auf anunció que su decisión busca “preservar la unidad del Ejército” y “evitar grietas”, y designó al general Abdelfatah al Burhan como presidente del Consejo Militar Transitorio, que está previsto que gobierne por un periodo de dos años.

Bin Auf tomó posesión ayer por la noche, pocas horas después de haber sido el encargado de anunciar a los sudaneses que las Fuerzas Armadas había apartado a Al Bashir de la presidencia en respuesta a casi cuatro meses de protestas en las calles contra el mandatario.

En su discurso en la noche de ayer por la televisión estatal, también informó de que ha apartado de su cargo al vicepresidente de la junta, Kamal Abdel Maaruf, que es el jefe del Estado mayor del Ejército.

Los manifestantes y la oposición rechazaron desde el primer momento la creación de una junta militar y la propia figura de Bin Auf, que se convirtió en el nuevo protagonista de los eslóganes revolucionarios en las calles de Jartum.

En ocasión de una gran manifestación por la oración del viernes, miles de mujeres y hombres vestidos de blanco acudieron al cuartel general de las Fuerzas Armadas bajo un sol aplastante, según testigos. “Es nuestro lugar. Lo hemos tomado y no vamos a abandonarlo hasta que se logre la victoria. Hemos violado el toque de queda. Vamos a continuar hasta que obtengamos un gobierno de transición”, afirmó Abu Obeida, un manifestante.

“Estoy impresionado por lo que están haciendo aquí todos estos jóvenes”, declaró Husein Mohamed, un anciano que dijo que provenía de Omdourman, cerca de Jartum.

Tras su dimisión el jueves a la noche, estalló la alegría en la capital, con los coches tocando sus bocinas y ondeando banderas de Sudán, y rampiendo fotos de Bin Auf, asegurando: “Ya caíste Bin Auf, nueva revolución Bin Auf!”.

Un miembro de la Asociación de Profesionales Sudaneses, que agrupa a sindicatos opositores y que ha liderado el movimiento de protesta, Ali Salem, dijo que todos se alegran por la dimisión de Bin Auf porque su presencia al frente de la transición era inaceptable, habiendo sido el asistente de Al Bashir y cometido crímenes en la región de Darfur.

Auf es uno de los dirigentes sudaneses sobre los que Estados Unidos impuso sanciones por sus supuestos crímenes durante el conflicto en Darfur, donde se le acusa de haber ordenado ataques contra civiles.

Salem agregó que la Asociación no tiene nada en contra del nuevo presidente de la junta militar, Al Burhan.

Los demás miembros del Consejo Militar todavía no se conocen y su nombramiento ha sido pospuesto hasta realizar consultas con las fuerzas políticas, según la agencia de noticias estatal SUNA.

Por su parte, el jefe del comité político de la junta, Omar Zein Alabidín, aseguró ayer en rueda de prensa que el Ejército no ha llevado a cabo un golpe de Estado y que no tiene soluciones a la actual crisis, sino que su única misión es mantener la seguridad del país. 

Alabidín también ha prometido que traspasarán el poder a un Gobierno civil al cabo de la etapa transitoria, que en principio se prolongará dos años.

Una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Sudán se abrió ayer a puerta cerrada, a petición de seis capitales, incluidas Washington, París y Londres. Los militares serán garantes de un gobierno civil, reiteró el embajador sudanés ante la ONU. Estados Unidos, que siempre designó a Sudán como uno de sus peores enemigos, reclamó una participación de los civiles en el gobierno, y celebró el “momento histórico”, señaló la embajada de ese país en un comunicado.

El espacio aéreo de Sudán fue cerrado el jueves durante 24 horas, y las fronteras terrestres hasta nueva orden. Un alto el fuego fue anunciado en todo el país, en especial en Darfur, donde un conflicto causó más de 300.000 muertos desde 2003 según la ONU.