Ricardo Alfonsín, considera que la experiencia de Cambiemos está clausurada y que no cambiará su postura ante los intentos de acercamientos que ensaya la Casa Rosada con los radicales disidentes. “Frente a los cambios objetivos y subjetivos y lo que reclama hoy la sociedad, Cambiemos perdería las elecciones”, afirma y aspira a formar un nuevo frente con un programa por delante, para no “repetir el error de 2015” y la subordinación al PRO. Apuesta a converger con Roberto Lavagna, un sector del peronismo, el Socialismo y el GEN, en una alternativa electoral en las presidenciales de este año. Tampoco descarta que Martín Lousteau sea parte del mismo proyecto, pero su es por Lavagna, que a su juicio es el hombre “para esta transición lograría un acompañamiento mayoritario de los argentinos”.   

–¿Qué expectativas tiene sobre la concreción de la Convención Nacional del radicalismo para definir su propuesta electoral?

–No tengo certeza de lo que pueda ocurrir. Si no se reuniera se estaría de hecho dando libertad de acción. Y si se reuniera creo que hay que llevar la posición que sugiere formar un nuevo frente. Entendemos que de repetir la oferta electoral de 2015, frente a los cambios objetivos y subjetivos y lo que reclama hoy la sociedad, Cambiemos perdería las elecciones.

–¿Es un cuestión electoral o de proyecto político?

–No, político. Hay que armar un frente que tenga acordadas determinadas políticas, que es lo que más problemas genera. Pero no repetir el error de 2015, que se conformó Cambiemos sin que hubiera un mínimo acuerdo programático. También habría que incorporar alguna cláusula que preserven la autonomía de las fuerzas que lo integran si no se pudiera arribar a coincidencias. Después empezar a pensar quienes serán los candidatos.

–¿Con qué contenido?

–Me parece que si un nuevo frente blanqueara un programa que recita lo que ocurrió durante estos años, no tendría ningún sentido y además perdería las elecciones. Por eso no entiendo cuando el PRO no hace otra cosa que repetir que no hay otro camino, que no hay otra alternativa, al estilo Margaret Thatcher, y de insistir que se hace lo mismo que se está haciendo hasta ahora pero de manera más equilibrada. No es un argumento atractivo para convencer a la ciudadanía. No solo hay que sumar aliados sino cambiar de programa de gobierno que se le ofrece a la sociedad. No se trata de hacer cálculos para ganar elecciones sino de cambiar el programa de gobierno, de ofrecerle a la sociedad una alternativa diferente en términos ideológicos, de iniciativas y políticas de gobierno.

–En medio de esta creciente crítica dentro de la UCR, surgen versiones que el Gobierno intenta calmarlas convocando a los radicales disidentes. ¿A usted lo llamó el jefe de gabinete Marcos Peña?

–Me llamó su secretaria el martes para decirme si me parecía bien reunirnos el miércoles por la mañana para conversar conmigo. Yo converso con todo el mundo porque privilegio el diálogo. Pero como ese día se complicó con el adelanto de los anuncios que hizo el Gobierno. Me propusieron el lunes, pero lunes y martes voy a estar haciendo campaña de la interna en Córdoba acompañando a Mestre y los intendentes radicales que lo apoyan. La reunión se pasó para el miércoles. Seguramente me querrán explicar cosas y yo plantearé lo que pienso.

–¿Pero usted considera que no hay que repetir la experiencia de Cambiemos en esta elección presidencial?      

–Estoy totalmente convencido que hay que superar esa experiencia. Tres años y medio de gestión nos han dado la razón a nosotros, y que las ideas que representa Cambiemos no son las más adecuadas para resolver los problemas de Argentina. Si una porción importante de los argentinos creyó en esta propuesta creo que a esta altura del partido se dio cuenta de que estaba equivocada. 

–Usted dialogó en varias oportunidades con Lavagna y evaluaron un posible plan de Gobierno ¿Esta propuesta avanza o no?

–Si. Con Lavagna y un sector del peronismo, Le hemos llevado algunas propuestas en las que hemos venido trabajando dentro del espacio crítico de la UCR, que compartimos con (Federico) Storani, (Juan Manuel) Casella, (Jorge) Zappia. Son reuniones que también se comparten con el Socialismo, con el GEN, que propician los radicales que creemos que hay que hay que crear una nueva alternativa para 2019. Pero no hemos hablado todavía de candidaturas, porque creemos que lo más importante, para no repetir el error de 2015, es conformar un programa en lo institucional, lo político y lo social. Y después empezar las conversaciones para seleccionar candidato.     

–Otro sector del radicalismo levanta la candidatura de Martín Lousteau. ¿Usted coincide?

–Hace un tiempo en PáginaI12 yo respondí que creía que la UCR debía tener su propio candidato, que se le podía ganar a Macri para tener un presidente radical. Me preguntaron por Martín y yo dije que él le podía ganar a Macri.

–Pero también Lousteau es parte del tironeo dentro de Cambiemos.

–Si, incluso lo invitó el Presidente a una gira y me parece bien que haya ido. Pero, como ahora lo conozco, se que tampoco se va a callar la boca. En el Congreso tampoco forma parte de Cambiemos y tiene su propio bloque. 

–Considera que Lavagna y Lousteau pueden coincidir con este sector del radicalismo en un mismo proyecto político?

–No sé. Sinceramente creo que primero tenemos que ver a que acuerdo podemos arribar. Y después, entre todos, si somos capaces por una vez, por encima de las genuinas diferencias partidarias, podemos generar las propuestas para la difícil situación que deberá enfrentar el futuro gobierno. Después recién definir el candidato que pueda hacerse cargo de la presidencia, en función de que sea el que más garantías electorales ofrece en términos de resultado y el que más garantías en cumplimento del programa ofrece. Lavagna es un hombre con muy buena imagen y fue nuestro candidato a presidente en 2007. Para esta transición lograría un acompañamiento mayoritario de los argentinos.