La inestabilidad financiera no da respiro. Las primeras horas de la jornada de ayer fueron caóticas. El dólar llegó a los 47,50 pesos, el riesgo país rompió su techo de cristal superando los 1000 puntos y las acciones anotaron caídas de más de 12 por ciento por segundo día consecutivo. La tensión fue bajando con el correr de las horas y se observó cierto rebote en los activos financieros. La codicia por comprar bonos y acciones a precio de remate por ahora pudo más que el miedo a un impago de la deuda o a que sigan desplomándose los precios de las empresas. La suba del dólar se moderó a partir de la tarde con el incremento de tasas del Banco Central. La autoridad monetaria llevó el rendimiento de las Leliq de 68 a 71 por ciento. El dólar finalizó igualmente en un nuevo record de 46,13 pesos, con suba del 2,7 por ciento.

El 25 de abril de 2018 –hace exactamente un año– empezó la corrida cambiaria. El puntapié inicial fue la salida del JP Morgan de sus inversiones en Lebac y el pase inmediato a dólares para retirarse del país. Fue un golpe de knock out del que no pudieron recuperarse los funcionarios económicos. Las medidas que se aplicaron a partir de ese momento desde el Banco Central y el Ministerio de Hacienda fueron de fracaso en fracaso. Los datos duros del último año lo dejan claro. El tipo de cambio aumentó un 130 por ciento, la inflación se duplicó y el riesgo país pasó de estar en el promedio de la región a ser el más elevado después de Venezuela (y el más alto desde 2014, cuando se llevaba adelante el juicio de los fondos buitre). 

Esta semana empezó a registrarse una nueva fase de la crisis financiera. El primero de los eventos conflictivos fue la licitación de Letes del Ministerio de Hacienda. Por primera vez en el año no se pudo renovar la totalidad de estas letras, a pesar de la suba de las tasas, y casi la mitad de los vencimientos quedaron sin colocarse. Fue una señal clara que el clima financiero podía ponerse cada vez más espeso. Los inversores no quisieron renovar esta deuda de corto plazo porque el próximo vencimiento es después de las elecciones y la incertidumbre sobre lo que puede llegar a pasar a partir de octubre se encuentra en niveles pico. 

Esta situación de nerviosismo a inicios de la semana se potenció a partir del miércoles, cuando se observó una jornada de pánico en las agencias de bolsa y casas de cambio de la city porteña. Los bancos se hundieron, el dólar saltó 4 por ciento y el riesgo país subió más de 100 puntos en el día. Este jueves a la mañana también arrancó caótico con caídas en todos los activos financieros y un nuevo salto de la divisa. Pero en la segunda mitad de la jornada la tensión empezó a moderarse. El rebote de algunos bonos y de las acciones se explicó de distintas formas. Desde que el rendimiento era muy elevado como para justificar el riesgo de volver a comprar los activos hasta que la Anses salió a adquirir bonos de corto plazo como el Bonar 2020. Esta última hipótesis la hizo circular la agencia de noticias Bloomberg a través de su portal financiero.

“Los bonos en dólares de corto plazo hicieron el camino del héroe. Arrancaron muy mal y terminaron en terreno positivo. Los títulos en moneda extranjera empezaron a ser muy tentadores para los inversores. En un momento de la rueda el bono A020, que vence en el segundo semestre del próximo año, llegó a ofrecer una ganancia en dólares del 40 por ciento. No recuerdo ver algo así hace muchos años”, indicó a este diario José Ignacio Bano, de la agencia de bolsa Invertir Online. El analista planteó que con las acciones pasó algo similar. “El MerVal está en 650 dólares. El pico fue a inicios del año pasado en 1800 dólares. Es decir, las empresas están cotizando a la tercera parte. Hubo bastante volumen de operaciones y muestra que algunos a este valor empiezan a entrar nuevamente y aguantar la volatilidad”, aseguró. 

En el mercado coincidieron que el salto de la divisa de las primeras horas de la jornada fue apaciguándose por dos elementos: la suba de la tasa de interés de más de tres puntos y algunas ventas de futuros del Banco Central. La autoridad monetaria llevó las tasas de las Leliq de 68,3 a 71,0 por ciento y ya se ubica cerca de los niveles pico de 74 por ciento registrados en octubre del año pasado (cuando se puso en marcha el plan de emisión cero y una zona de no intervención para el tipo de cambio). El aumento de los rendimientos de las Leliq permitió calmar la tensión cambiaria pero no fue efectivo para seguir retirando pesos de circulación. Este jueves se observó la tercera jornada de expansión monetaria por más de 31 mil millones de pesos. En lo que refiere a las reservas internacionales, se ubicaron en 72.081 millones de dólares y marcaron una baja de 248 millones de dólares.