Pensada como un “encuentro impostergable” entre los temas y autores que abordan estos ensayos, la colección Desierto y Nación, dirigida por Gustavo Míguez y José Jara, se propone una serie de recorridos por textos del siglo XIX argentino entendidos –con León Rozitchner– como “una transfusión de sangre cálida para resucitar una muerte que pide, desde la nada, este milagro: Leer es resucitar ideas”. Como fantasmas que retornan revolviendo el polvo y las cenizas del pasado, en este volumen, “estados”, el cruce se da entre Lucio V. Mansilla y José Martí. 

En el primer ensayo, “Mansillescas”, Guillermo Korn, sociólogo, autor de Hijos del pueblo. Intelectuales peronistas: de la Internacional a la Marcha entre otras publicaciones, se interna en la vida y obra del autor de Una excursión a los indios ranqueles para dar cuenta de la complejidad a veces indescifrable de ese dandy, militar, escritor, sobrino de Juan Manuel de Rosas y hombre de Sarmiento que fue Mansilla. Escritas como un conjunto de breves intervenciones, las “Mansillescas” de Korn visitan las huellas de Mansilla, desde su ascenso a la pirámide de Keops en Egipto hasta sus estadías en París hacia el final de su vida, pasando por los recuerdos de infancia y los acontecimientos vividos en la Guerra del Paraguay, donde Mansilla habría comenzado a componer “una imagen multiplicada sí mismo” como cronista atrincherado del periódico La Tribuna. En el apartado “La pluma, la espada y la palabra” Korn reconstruye el trabajo de campaña realizado por Mansilla en favor de la candidatura presidencial del autor del Facundo: “entre Arredondo y yo, tomándolo de sorpresa al buen pueblo argentino, lo hicimos presidente de la República a Sarmiento”. Inmediatamente después, Sarmiento frustraba la expectativa de su principal operador político, ninguneándolo, dejándolo sin lugar en su flamante gobierno: “con un loco en el gobierno alcanza”, le habría dicho el presidente a Mansilla como toda explicación. La tirante relación entre ambos puede leerse también en la interpretación latente que hace Mansilla del Facundo en su propia reconfiguración del binomio “civilización y barbarie” en su Ranqueles. Allí, “los indios”, no dejan de denunciar las violencias y brutalidades de la civilización. La pacificación posible que va tejiendo Mansilla en su obra más significativa es al mismo tiempo un ajuste de cuentas con Sarmiento en la medida en que invierte el modo de entender el orden de lo humano en “tierra adentro”. Por otra parte, Mansilla había comandado el batallón donde muere “Dominguito”, el hijo de Sarmiento, en la batalla de Curupaití, en 1866. Conmueve leer la crónica de los últimos días de Mansilla, ya ciego y anclado en recuerdos “que se van borrando”.

El siguiente trabajo, “Nuestra América: una modernidad alternativa. Poesía y revolución en Martí”, a cargo de Matías Farías, profesor de Pensamiento Argentino y Latinoamericano  en UBA y UNPAZ, leemos: “la pregunta que plantea este ensayo es cómo esa escritura, que esbozó una poética que podría haberse constituido en uno de los primeros programas esteticistas del continente, terminó anunciando, no solo a sus contemporáneos sino también a generaciones venideras de lectores, militantes y conspiradores, que había llegado en América la hora de los hornos”. A partir del prólogo a “El poema del Niágara” de Bonalde escrito por Martí hacia fines de 1882, Farías sigue de cerca el modo en que la poesía es entendida por el autor cubano como un instrumento del conocimiento que habilita un acceso privilegiado a lo que Martí llama “la ley de la existencia”, hasta convertirse más tarde –con el desarrollo de su mirada crítica de los Estados Unidos, que incluye una importante semblanza a Walt Whitman– en herramienta revolucionaria: “el poeta es el intelectual orgánico de los tiempos modernos, esto es, su verdadero faro”. En el discurso conocido como “Nuestra América”, Martí advierte sobre los peligros que supone la política exterior norteamericana para los países del sur y centro de América. Rechazando la independencia cubana de la corona española vehiculizada a través de un protectorado norteamericano, Martí construye el proyecto de “una modernidad alternativa”, tomando distancia del “monstruo” estadounidense. En abril de 1895, acribillado a balazos durante el primer enfrentamiento armado, Martí “muere como referente político de una revolución cuyo camino sería sinuoso y estaría signado por las peores previsiones en torno a los Estados Unidos”, escribe Farías.

El primer volumen de la colección, bajo el subtítulo de “lenguas”, lleva las firmas de María Pía López y Juan Bautista Duizeide. En este segundo volumen, Korn y Farías exploran la escritura y las intrigas que dominaron la vida de dos de los intelectuales más significativos del siglo XIX suramericano. El eco de las voces de Mansilla y Martí resuenan hoy en tiempos de violentas reconfiguraciones regionales y recrudecimiento de la conflictividad política y social.