Calidad a prueba del tiempo

Pablo Mehanna

A pocos metros de la estación Primera Junta, en pleno Caballito, El Greco lleva más de cincuenta años recibiendo clientes tan fieles como habituales. Apenas traspasadas las puertas de vidrio, aparecen las vitrinas conteniendo una variedad de productos casi infinita. A la izquierda y hacia el fondo del enorme local está el salón de té, con mesas vestidas con mantel, cubremantel y servilletas de tela, llenas de público a toda hora, del desayuno a la cena. 

La oferta es realmente amplia: desde unas muy buenas medialunas de grasa ($240 la docena, $120 café con leche con tres facturas), pasando por un excelente turrón de almendras de elaboración propia ($200), hasta unas imperdibles empanadas de vigilia ($75/90, algunos sabores están disponibles todo el año, más allá de las Pascuas), elaboradas con una masa de hojaldre técnicamente perfecta. Entre tanta diversidad, los alfajores ($50) merecen una mención aparte: la consistencia justa de las tapas, el relleno generoso de dulce de leche y una buena cobertura de chocolate los hace imperdibles para los fanáticos de esta golosina. El capítulo de rotisería también apuesta a la variedad, sin escuchar los cantos de sirena de la modernidad. Las heladeras exponen muchos de los otrora clásicos de las cartas porteñas, cada vez más difíciles de hallar: cima rellena, aspic de pavita, arrollado de lechón, mayonesa de atún, palta con salsa golf, mousse de camarones y palmitos, en un larguísimo etcétera que tanto los amables mozos del salón como las atentas empleadas de mostrador conocen a la perfección. Se nota el cuidado en la elaboración y presentación: productos siempre frescos a la vista, lejos de aquellas mayonesas rancias que cambian de color con el correr de las horas. Si bien los precios son algo más elevados que en otros locales del barrio, ya el primer bocado de una medialuna de manteca o de un sandwich de miga explican la diferencia. El Greco es un lugar para ir y volver, buscando aquellos sabores de antes, que a diferencia de lo que pasa en otros lados, mantienen la calidad. 

El Greco queda en Av. Rivadavia 5353. Teléfono: 4901-0681. Horario de atención: todos los días de 7 a 23.


Mucho más que aceitunas

Pablo Mehanna

El aroma de los embutidos es el presagio de que se ha llegado a La Casa de las Aceitunas, uno de esos almacenes históricos que resiste el avance de los supermercados. El lugar abrió sus puertas en 1958 y hoy se encuentra a metros de su locación original, sobre una calle empedrada de Abasto, en una zona de casas bajas. La enorme cantidad de frascos de la vidriera repletas de especias, condimentos, salsas, encurtidos y un largo etcétera son apenas un pequeña muestra de lo que alberga el interior: un local atiborrado de productos hasta el techo, con una muy buena variedad de mermeladas, enlatados, pickles, granos, alcauciles en conserva, ajíes en vinagre y, por supuesto, aceitunas.

A la manera de los clásicos despachos de antaño, aquí se ofrece buena cantidad de productos a granel. Con infinita paciencia, los dependientes que atienden con tiempo y disposición, explican que la mayor parte de las aceitunas negras que se comercializan en nuestro país están teñidas, a diferencia de las que se dejan madurar completamente en el árbol y que logran así ese color levemente azulado y un característico sabor amargo. Lo mejor es llevar las que tienen carozo, ya que las otras pierden gran parte de su sabor en la salmuera

Generosos tambores de 200 litros albergan aceitunas negras y verdes en salmuera, otros contienen alcaparras, pepinos en vinagre y pickles. Muy recomendables, pero no siempre disponibles, las aceitunas de la variedad kalamon ($260 el kilo, se despacha mínimo medio kilo), de carne firme y sabor intenso. Las alcaparras cuestan $55 los cien gramos, una verdadera ganga. También hay escabeches de carnes de caza, algunos salames, tahine, atún en latas de dos kilos, entre más opciones. Vale la pena tomarse unos minutos revisando los anaqueles, ya que la variedad es extensa, los precios son sensatos y la experiencia es un viaje en sí mismo. Allí dentro, el apuro se escabulle al menos por un rato, perdido entre frascos infinitos, en uno de esos comercios que dan tanta nostalgia como placer. 

La Casa de las Aceitunas queda en Guardia Vieja 3579. Teléfono: 4862-2080. Horario de atención: lunes a viernes de 7.30 a 18; sábados de 7.30 a 14. 


Clásico de Mataderos

Pablo Mehanna

Cuando la confitería San José abrió sus puertas en 1927, en el barrio de Mataderos convivían el campo con la ciudad, en un entorno de frigoríficos y obreros que poco a poco fueron poblando la zona. Estos 90 años se hicieron sentir en ese barrio, que cambió varias veces, y hoy muestra una Av. Alberdi convertida en un verdadero polo gastronómico y comercial, con ofertas para todos los gustos. Pero nada inmuta a San José, que sigue allí, en su esquina, recibiendo a sus habitués y sumando también nuevos clientes que llegan en búsqueda de los sabores y bocados clásicos porteños. El gran local se reparte entre un salón con servicio de bar y el sector de panadería y confitería con un despacho que nunca se detiene. Ricas facturas ($168 la docena) y el pan francés bien crocante ($100) señalan que no se está frente a una panadería más. Entre la oferta que parece no tener fin, se destacan los sándwiches de miga: pan muy esponjoso y fresco, de buen tamaño y con una cantidad importante de relleno. Para destacar, el de crudo, lechuga, huevo duro y tomate. Y el de vithel tonné, que se ganó fieles adeptos. Otro hit: las masitas de queso ($55 los 100 gramos), un verdadero vicio, ideal para acompañar una cerveza helada por un precio apenas superior al de un snack industrial. 

La carta del salón es larga, con un recorrido minucioso por platos de nombres bien conocidos, como suprema a la maryland ($310), lomo al champignon con papas noisette ($400) o una cazuela de merluza ($280), todos bien preparados y en porciones abundantes. De la variada sandwichería a la carta, es muy recomendable el de pan árabe de pollo en escabeche ($140).

Un pedazo de la historia de Mataderos, Confitería San José vio desfilar por sus veredas casi 100 años de cambios y de vida. Y se mantiene vigente a fuerza calidad, atención y constancia. Tres características que, al menos en gastronomía, no abundan. 

Confitería San José queda en Alberdi 6100. Teléfono: 4686-1010. Horario de atención:  todos los días de 7 a 22.