La elección de Santa Fe encierra una paradoja a sólo 20 días del comicio. Por diferentes razones los aspirantes al sillón del Brigadier buscan "provincializar", cuando no "personalizar" la campaña. La lógica indica que lo que es bueno para uno, no debería serlo para el adversario. En este caso, si bien la disputa es entre dos, el tercero en  discordia también aporta a esta paradoja. Está claro que después de nueve derrotas al hilo  Cambiemos haya dispuesto abandonar el amarillo distintivo del PRO, no inflar más globos, cambiar la tipografia y colores en la vía pública y hasta evitar las presencia de sus "líderes" nacionales en la provincia. La imagen negativa de Mauricio Macri -en Rosario supera el 80%-- es un lastre para los candidatos locales que buscan centrar el debate en la cuestiones provinciales, más precisamente en el tema "seguridad" y las empresas públicas, para mencionar los más frecuentes. Esto, más allá de las posturas consevadoras , tiene lógica: Los estragos de la narcocriminalidad y el "costo santafesino" parecen buena materia prima para José Corral. Casi en la misma cuerda toca Omar Perotti, que sigue sin pronunciarse -y sus allegados sostienen que así llegará al 16 de junio- acerca de los alineamientos en el peronismo, al punto que transcurrida una semana del anuncio de "Les Fernandez" el Senador rafaelino no ha dicho esta boca es  mía. El envión que sí aprovecha el candidato a Intendente del peronismo, Roberto Sukerman, no lo considera Perotti, o al menos no quiere perder el eventual apoyo de los seguidores de Alternativa federal, aunque no se sepa bien que queda de ella, o lo que es peor , que va a quedar. Por tanto, Perotti prefiere hacer eje en el fracaso de las políticas de los gobiernos socialistas de la última década larga, y en particular apuntar a Antonio Bonfatti, durante cuya gestión en la Casa Gris, aumentó de manera incontrolable, según el candidato del PJ, la violencia y la delincuencia en Santa Fe. Por último, los Socialistas, que al menos para afuera sostienen que quieren aportar a una tercera vía en el orden nacional, no lo dicen muy convencidos ni al unísono, sobre todo porque dados los últimos acontecimientos que sobre todo se centran en el peronismo y sus diversas corrientes, la construcción enderedor de Roberto Lavagna parece difícil, por no decir infructuosa. En los últimos días, y en menos de 24 horas, el ex ministro de Néstor Kirchner, dio por "terminada definitivamente" su participación en Alternativa Federal, y a las pocas horas se desdijo tras hablar con Miguel Pichetto, quien a su vez mirá de reojo a Sergio Massa, que ya no tiene contacto con Juan Manuel Urtubey, quien a su vez se reunió con Mauricio Macri, que había recibido antes a Juan Schiaretti que "invitó a Marcelo Tinelli y a Daniel Scioli a sumarse a una interna", cosa que inmediatamente  llevó  a Miguel Lifschitz a decir que "ese es el límite, nosotros no participamos de eso". Mucho ruido, y pocas nueces. Con ese telón de fondo, el candidato Bonfatti no parece muy convencido de seguir poniendo sus energías en "superar la grieta" como si eso traccionara votos. Más bien aparece enfocado en apuntar las diferencias con su adversario, al que --salvo el Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro, en su inconducente pelea con Patricia Bullrich - nadie identifica con "el kircherismo"  y menos con el ánimo de desacreditarlo por ello como lo insinua el funcionario radical. Desde el socialismo prefieren recordar sus votos en el parlamento en temas cruciales en los últimos tres años o su paso por el Ministerio de la Producción en Santa Fe durante la gestión de Jorge Obeid. Decididamente se provincializa y se personaliza la campaña. Lo extraño es que los candidatos -incluido Corral- piensen que esa estrategia les sirve, y por como perfilan los spots publiciarios, afiches callejeros e intervenciones en los medios de comunicación, habrá que esperar hasta la noche del 16 de junio para saber quién de ellos estaba en lo cierto. Aunque tal vez, sostienen algunos operadores, las tres semanas que restan, en las que habrá media docena de elecciones generales y una PASO en Mendoza, la sucesión de derrotas de Cambiemos en al menos 5 de ellas, pueda mover al peronismo de su ruta original y velocidad crucero. Las primeras encuestas después de las primarias, que manejan todos los sectores, dejaron en claro que se trata de otra elección. En la que si bien el punto de partida de los Frentes le da un buen margen para la elección general, tanto el Peronismo a nivel provincial, como al Frente Progresista en la ciudad de Rosario, la impronta de los candidatos, y la estrategia de la busqueda de los nuevos votos -que son más que la diferencia entre los candidatos- permite pensar que a 20 días el escenario es de final abierto. Así lo entiende la mayoría de los candidatos, que redoblan esfuerzos en el territorio y evitan definiciones entorno a una escena nacional en plena efervescencia, como si lo que sucediera más allá de Santa Fe tuviera una incidencia relativa.