La Copa de la Superliga tendrá finalmente a un equipo descendido en la final. El Tigre de Néstor Gorosito lo hizo posible al imponerse anoche por 1-0 a Atlético Tucumán de visitante y abultar, aún más, la diferencia de cinco goles conseguida en Victoria. En la definición, espera por el vencedor del cruce de hoy entre Boca y Argentinos en la Bombonera (si triunfa el local, el Matador accederá a la próxima Libertadores).

En el Monumental José Fierro, los dirigidos por Gorosito se sabían ganadores desde el principio, y razón no les faltaba. Por ello, apostaron a no pasar sobresaltos en los primeros minutos y acrecentar, al mismo tiempo, la desesperación de los tucumanos. Un objetivo cumplido con creces gracias a la también desesperante actuación del árbitro Germán Delfino, quien antes de los 40 ya le había sacado dos rojas a los jugadores locales: primero, a los 27, a Aliendro por un exceso verbal tras recibir una amarilla y, doce minutos después, a Cabral, quien recibió su segunda amonestación por tirarle un pelotazo a un rival en el piso.

Con cinco goles de ventaja y dos jugadores más en cancha para la visita, el encuentro fue tomando la forma de un pacto de no agresión mientras el ambiente que rodeaba al campo de juego, aumentaba en temperatura. Finalmente, a los 63, un muy buen cabezazo del ingresado Silveira puso el 1-0 para Tigre y dio inicio al lanzamiento de objetos a la cancha, lo que demoró el desarrollo en reiteradas ocasiones.

Pero nada de ello sería suficiente para amedrentar a los muchachos de Gorosito, quienes hasta pudieron aumentar el resultado si no fuera por las atajadas de Lucchetti. El festejo era un hecho. Ahora, quedará por ver, si también lo son el título y la clasificación a la próxima Libertadores.