En 2008, cuando Ad Minoliti visitó a Paola Vega en su taller, el debate sobre la escasa participación de las mujeres en la escena del arte todavía era incipiente en la Argentina. Luego de imaginar juntas una “muestra ideal” conformada por obras de colegas y maestras, decidieron convocar a varias artistas para integrar un colectivo autogestionado. En ese entonces, la mayoría de las exposiciones solistas en la Argentina estaba reservada a hombres y en la prensa se celebraba cierto renacimiento de gestos masculinos en el arte. De esa coyuntura signada por la asimetría y el entusiasmo nació pintorAs, una comunidad de dieciséis artistas que organiza muestras, talleres y jornadas de arte en distintas sedes de las provincias argentinas. 

   Para festejar la primera década de pintorAs, se inauguró “Amigxs, el futuro es nuestro”, con curaduría de Lara Marmor. De espíritu celebratorio, la exposición también posee un sesgo programático. “Las pintorAs nos muestran que la pintura es un lugar, es una forma de presentar y representar, es un lenguaje que se hace, se pinta, se enseña, se aprende”, postula Marmor. En la laberíntica sala de la Usina no sólo se exhiben pinturas sino también videos, obras de sitio específico, textiles e instalaciones con libros escritos por integrantes de pintorAs, como Diana Aisenberg y Claudia del Río. Durante varios meses, Marmor visitó talleres de artistas para seleccionar trabajos y para acompañar el proceso de creación de obras que se exhiben ahora por primera vez. 

Al inicio del recorrido, un taller en miniatura de Ad Minoliti rinde homenaje a artistas de los años 90, como Cristina Schiavi, Fernanda Laguna y  Daniela de Sarasqueta, que utilizaron juguetes, manualidades y artesanías en sus creaciones. Cerca de esa obra, late una impresionante instalación de Mariana López que semeja un baldío con imágenes de desechos; a ese escenario, la artista le añadió un brazo robótico para que los asistentes recojan colillas, CD, maderas y lonas pintadas de manera obsesiva. Con otra clase de restos, Silvia Gurfein exhibe una vitrina con partículas de óleos que dibujan una constelación y tres pinturas elaboradas como collages celestiales.

Varias artistas prosiguen en el intento de ampliar la geografía de la geometría poética en el arte local. Un díptico de Déborah Pruden con trazos vivaces, exigentes cuadrículas iterativas de Verónica Di Toro, sutiles bordados de Inés Raiteri y pirámides de colores de Carla Bertone experimentan con uno de los acervos del arte argentino. En ese conjunto, se destaca la intervención de Leila Tschopp sobre una pared de la sala, marco de uno de sus elegantes trabajos. Los paneles pintados por Catalina León (que ofician como un diario visual de conversaciones y epifanías) abren un portal entre abstracción geométrica e invenciones figurativas.

Las pinturas de arreglos florales caseros de Florencia Bothlingk avivan el deseo de cualquier persona que desea observar imágenes bellas. El juego íntimo de su obra con la geometría se revela en una pintura de gran formato. Marmor eligió además tres videos: uno de la pintora e historiadora Paola Vega, que nutre un archivo de pioneras, y de dos de Gachi Hasper, que recopila un inventario de fuentes en espacios públicos y, al son de la cumbia, crea una narración protagonizada por muñecas forjadas con mostacillas. Dos artistas que trabajan el arte textil con certero poder metafórico, y que residen en el exterior, participan de pintorAs: ellas son Valeria Maculan, que acerca una obra de telas rojas y negras similar a una res, y María Ibáñez Lago, que inviste la muestra de un sentido teatral.  Mediante una instalación con ejemplares de su libro Ikebana política, Claudia del Río invita a los asistentes a leer y a escribir sobre arte en medio de la muestra. 

Amigxs, el futuro es nuestro. Usina del Arte. Agustín R. Caffarena 1, La Boca. Entrada libre y gratuita. Hasta el 30 de junio.