Cincuenta en vuelo son los que viene festejando Víctor Heredia, en una carrera que comenzó en un Festival de Cosquín que lo consagró “Revelación Juvenil”. También celebra los 35 años que está cumpliendo “Todavía cantamos”, uno entre sus temas himno, tal vez el más emblemático. Una canción que en el concierto que el cantautor dio el viernes en el Teatro Gran Rex, vivido como una fiesta catártica, demostró el porqué y el cómo de su condición de clásico. Fue el gran momento de la noche: la versión con la banda actual y los músicos invitados y su conexión con la historia, dedicada a Taty Almeida, presente y feliz saludando a la multitud que la aplaudió de pie, mientras la pantalla mostraba Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, en fotos y videos en blanco y negro y en otros actuales. Y en medio del tema, la irrupción del rapero y freestyler Wos, anclando la canción en la urgente actualidad: “A pesar de que nos tiran, todavía seguimos cantando y amando la vida”, rapeó el joven. Fue una contundente y musical manera de poner en escena cómo y por qué Todavía cantamos.

Un año y medio atrás Heredia había abierto la celebración de sus 50 en vuelo exactamente enfrente de este teatro, en el Opera, con varios de los invitados del disco doble así titulado. La conexión profunda que el cantautor mantiene con su público volvió a verificarse esta vez, en la ovación que recibió cada canción, en el entusiasmo volcado a los cuerpos, en los gritos de cariño y agradecimiento. Particularmente en el modo en que estos temas que hoy son clásicos siguen diciendo en tiempo presente: no se necesitó una sola palabra del anfitrión, nada que se parezca a una explicación o una puesta en contexto, para que después de “Informe de situación” el teatro entero se lanzara a corear el “Vamos a volver”. Las canciones dijeron y siguen diciendo por sí solas, y al igual que en el concierto anterior, el público se encargó de extender su energía catártica hasta la salida del teatro y hasta copando la calle Corrientes, en ese grito popular que recuerda a la madre del presidente, al que esta vez se sumaron los que pasaban por ahí, y desde los autos y colectivos con bocinazos.

Con un renovado planteo en su propuesta, el repertorio del concierto supo ofrecer un buen recorrido entre los clásicos         –cómo iban a faltar “Supongamos”, “Un día de gracia”, “Ojos de cielo”, “Novicia”, “Mara”      (dedicada a Rodolfo Walsh, en el Día del Periodista), “Sobreviviendo”, y hasta “Aquellos soldaditos de plomo” y “El misterioso dragón”, para los bises de los bises– y otros menos transitados en el último tiempo. “El pueblo victorioso” (“Está mi corazón en esta lucha. Mi pueblo vencerá”, le habló al presente para abrir el concierto) y “Cuerpo de mujer”, dos de aquellos temas con los que Víctor Heredia cantó a Pablo Neruda; “Mientras tanto”, “Vuelve al campo”, “Dulce madera cantora”. Hubo también un estreno, que despertó aplausos ya con su título: “Amnesia”. Y con la ayuda de la tecnología, algunos temas sonaron con los invitados de los discos homenaje, que cantaron desde la pantalla: “El viejo Matías”, con Ricardo Mollo y Franco Luciani; “Razón de vivir”, con Joan Manuel Serrat; “Mandarinas”, con Silvio Rodríguez. Además se presentó el tema “Cantora”, que Heredia compuso en homenaje a Mercedes Sosa, y que interpretó con Charo Bogarín.

Heredia sonó con potencia junto a una banda bien ajustada dirigida por Babú Cerviño, a la que se sumó la calidad de músicos invitados como Daniel Homer y Víctor Carrión. Con la sorpresa de Wos, en ese cruce tan pródigo (que comenzó en el homenaje a Mercedes Sosa en los Premios Gardel, también con Heredia, Teresa Parodi y Luciana Jury). Y sobre todo con ese poderoso artefacto de la canción, que Víctor Heredia ha sabido hacer suyo. Igual que el público, que lo desparramó por la calle Corrientes.