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Por Alfredo Zaiat
La niñera
Hay burbujas con acciones. Pero también las hay con las nannies. Es lo que está pasando en las zonas ricas de EE.UU., producto de la burbuja del Dow. Riesgos de un crac y de su impacto en los emergentes, entre ellos el argentino.
Desde el siglo XVI hubo burbujas especulativas de todo tipo. De la primera que se tiene registro es la famosa manía de los tulipanes de 1634 en Holanda. A partir de entonces, se repitieron una y otra vez en los países dominantes de la época con productos, papeles y bonos de los más variados. De la burbuja que se tiene más presente en este siglo es la que derivó en el crac de la bolsa de Nueva York en 1929, que originó la gran depresión de los años 30. La más cercana fue la del mercado inmobiliario y bursátil japonés en los años 80, de cuyo crac ese país todavía no ha podido recuperarse. Desde hace casi cuatro años la burbuja que sigue creciendo y ha dominado el escenario internacional es la de Wall Street. Esa orgía de abundancia bursátil ha derivado en otras pequeñas burbujas, que para algunos analistas de bancos de inversión son síntomas de que algo está por estallar.
Con una deliciosa ironía, uno de los gurúes más respetados del mercado financiero internacional, Barton Biggs, de Morgan Stanley Dean Witter, describe una de esas burbujitas, producto del efecto riqueza de la extraordinaria suba del Dow Jones: la de las niñeras. Inmuebles, autos, pinturas y otro tipo de activos se inflan a causa de las ganancias exuberantes que reciben los inversores por la valorización de las acciones. Pero Biggs detectó otro sector que también recibe las mieles de la opulencia.
En la última edición de la revista inglesa The Economist, Biggs explica la última locura en la que sucumbieron los banqueros de inversión que viven en mansiones en las ciudades más ricas de Estados Unidos. Como tienen varios hijos necesitan no una sino dos niñeras cama adentro. En esa clasista burbuja el salario de una de esas nannies trepó a 700 dólares por semana, sin mencionar los costos de beneficios especiales como el auto y lecciones de tenis, describe Biggs. Como todas las burbujas -advierte-, la de las niñeras reventará. Y Biggs culmina con un recuerdo infantil: Mary Poppins, la más famosa nanny, volaba muy alto pero finalmente ella terminaba en la tierra.
Todo esto viene a cuento de que no debería ser tomado a la ligera por parte de financistas e inversores locales la prevención lanzada hace dos semanas por Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense), acerca de que los precios de las acciones americanas están caras. Si la crisis asiática devaluó a los mercados emergentes, un crac de Wall Street terminará por castigar con toda virulencia a esas plazas, entre las que se encuentra la argentina. Y si hoy los financistas piensan que las acciones argentinas están siendo injustamente castigadas por los brokers extranjeros y, por lo tanto, son baratas, esos mismos papeles serán considerados caros en el caso de que la burbuja del Dow se pinche. Obviamente, después estallará la de la nanny.
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