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El Buen Inversor

Todo es incertidumbre

El recorte en un cuarto de punto de la tasa internacional no alcanzó. Incluso un paquete de salvataje a Brasil no tranquilizaría a los financistas. La crisis es más profunda de lo que pensaban.

Por Claudio Zlotnik

El último martes quedó en claro que el incendio de la crisis no se extinguirá con un solo chorro de agua. Las expectativas que los inversores habían puesto en Alan Greenspan, el titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), se diluyeron no bien el banquero más escuchado por los financistas internacionales dejó a la vista de todos que la política monetaria de los Estados Unidos sigue desligada de las pretensiones del mercado.

El recorte de apenas un cuarto de punto en la tasa de corto plazo decidida por la FED no sólo fue mal recibida por los inversores, por considerarla insuficiente. También dejó explícita la escasa convicción que por ahora demuestran los países desarrollados para enfrentar la crisis. Salvo Estados Unidos, ningún otro país integrante del Grupo de los Siete países más poderosos acompañó siquiera la tenue caída en la tasa. Y Japón, por su parte, sigue enfrascado en sus peleas políticas internas que, por el momento, le impiden sacar a la economía de la recesión.

Precisamente, el fantasma de que la economía mundial ingrese en una fase recesiva volvió a la realidad a los mercados tras dos semanas de relativa calma. La incertidumbre sobre la situación patrimonial de los bancos de inversión norteamericanos es la que más temores despierta entre los operadores. Las pérdidas que esas entidades y los fondos de inversión vienen acumulando con la crisis los está obligando a desprenderse de activos, ya sea para reducir riesgos o bien para hacer frente a los retiros de los ahorristas. Esa liquidación masiva de papeles -ya no sólo de aquellos pertenecientes a los países emergentes- y la descapitalización de esas entidades podría afectar la economía estadounidense, desacelerando su expansión.

Por ahora, Alan Greenspan decidió adelantarse. No dudó, a comienzos de la semana, en salir al rescate del fondo de riesgo Long-Term Capital Management. El banquero aseguró que ese auxilio por 3600 millones de dólares es una excepción. De todos modos, los financistas se preguntan cuáles serán las pérdidas de otros bancos y fondos. Y si no serán necesarios recursos adicionales para evitar que se desate un efecto dominó en el sistema financiero americano.

En este escenario, cada vez hay menos dudas de que el proceso de ajuste de las acciones en Wall Street recién comienza. Y que esto arrastrará a los mercados más pequeños. La magnitud de ese ajuste dependerá de las políticas que vayan tomando los países del G-7, y del replanteo que se realice sobre el funcionamiento de los organismos multilaterales de crédito.

Por lo pronto, con respecto a Brasil en la city descuentan el triunfo en primera vuelta de Fernando Henrique Cardoso, la inminente aplicación de un plan de ajuste y la llegada de fondos frescos de parte de los organismos internacionales. Si algo de esto no se concreta, los nubarrones que cubren el cielo de Brasil dejarán de ser una amenaza para transformarse en tormenta.