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DIARIO DE LA BATALLA CAMPAL CONTRA LA GLOBALIZACION
“Este es hoy nuestro Vietnam”

La violencia contra la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) volvió a envolver ayer a Seattle, ciudad sede del encuentro. La movilización, que ya causó 250 arrestos, múltiples heridos y saqueos, incluye a izquierdistas, derechistas, sindicalistas, ambientalistas, pacifistas... y “brujas”.

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The Guardian de Gran Bretaña
Por John Vidal Desde Seattle

t.gif (862 bytes)  Incluso mientras las hogueras ardían en las calles, las balas volaban y los gases lacrimógenos separaban a los manifestantes de la policía, la industria de la madera terciada estaba creando empleos en el centro de la ciudad de Seattle. La policía despejaba las calles y los obreros la seguían con sus martillos, escobas y pañuelos para parar los gases lacrimógenos. Ayer, en horas tempranas de la mañana, la poca gente que ignoraba el consejo de las autoridades de la ciudad de quedarse en sus hogares se enfrentaba al espectáculo de comercios tapiados, pilas de vidrios rotos y graffitti anarquistas y anti-OMC. Y el leve olor a gas. Casi cada comercio, oficina, escultura y pared tiene ahora un mensaje. Van desde el simpático “Estamos ganando” al enigmático “Deseo Armado”, el digno “Queremos vivir, no sobrevivir” pasando por “Quemen a los ricos” y “Nunca olvidar”. Por lo menos 30 negocios, bancos y otros lugares tenían las vidrieras destrozadas y su stock de Navidad saqueado. “Me imagino que estamos pretendiendo que esto nunca sucedió”, dijo un obrero lavando un símbolo anarquista en la Calle Quinta. “¿Sabe qué es lo lamentable de todo esto? Que se suponía que esto debía ser la Navidad. Deberíamos estar aquí comprando. Un montón de minoristas están realmente molestos.”En la Calle Quinta, Warner Bros, Banana Republic y el banco Washington Mutual fueron atacados. Una joyería, la tienda de ropa Speedo Fitness, Nike Town, Planet Hollywood y varias cafeterías Starbucks fueron arrasadas. Unos pocos empleados y potenciales clientes sacudían sus cabezas mientras esperaban que los dejaran pasar. “Mi Dios –dijo Mary, que había visto las escenas por televisión pero quería comprar algo de ropa para su hijo en Alabama–. ¿Cómo pudieron hacer esto? Esta OMC significa problemas. Nunca le pedimos que viniera.” “Estoy realmente deprimido por esto –dijo un “homeless” pidiendo cigarrillos–. Podían haber puesto comida en la calle para nosotros.” Bob Jones, estudiante de Ciencias Sociales de la Universidad de Washington, estaba desde temprano en la calle para obtener evidencias que sustentaran su tesis sobre las “nuevas revoluciones”. Jones piensa que la elección de los objetivos no era tanto ideológica como pragmática. “Las víctimas de los ataques fueron la gente pobre, los pequeños comercios –dijo–. Miren lo que dejaron. Parece que nadie estaba interesado en la gigan- tesca cadena de hamburguesas Wendy’s o en los bares y hoteles caros.”Los blancos favoritos fueron los comercios de televisores, de zapatos y de ropa. Los televidentes vieron durante toda la noche cómo los saqueadores tomaban lo que podían, aparentemente impasibles ante el toque de queda o la perspectiva de la llegada del ejército. Unos 1000 manifestantes, muchos de ellos usando máscaras de gas, desafiaron las órdenes de la policía de dispersarse y prendieron fuego a los tachos de la basura. Los televidentes vieron las bandas de hombres enmascarados rompiendo las cerraduras a fierrazos, destrozando las vidrieras y cargando camiones con mercadería sin ningún disimulo. La táctica de la policía, ampliamente criticada por “tímida” e “ingenua”, era trabajar en grandes grupos, limpiando área por área. Usando granadas de impacto, balas de plástico y gases lacrimógenos, se desplazaron por todo el centro de la ciudad para echar a por lo menos 400 personas del área de toque de queda. Muchos se dirigieron al centro comunitario de Seattle, lugar del comienzo de una de las marchas ayer. Mientras los disparos de las balas de plástico resonaban en la noche, los manifestantes desafiaban a la policía aún más, gritando “Fuera de nuestra colina, fuera de nuestra colina”. El eco de las descargas de los gases lacrimógenos se podía escuchar a tres kilómetros de distancia. Los que se quedaron en la ciudad siguieron saqueando frenéticamente por casi toda la noche. Ayer, el Gremio Nacional de Abogados escribió una carta furiosa al sheriff de Seattle quejándose por la excesiva fuerza policial contra la mayoría de los manifestantes. Sostuvo que se habían usado balas y perdigones de goma, y que la policía deliberadamente había hecho blanco sobre manifestantes pacíficos con gases lacrimógenos. Ayer, algunos manifestantes estaban furiosos de que unos pocos anarquistas se hubieran apoderado de la situación, determinando que sus causas, que eran muchas, no fueron escuchadas. “¿Cómo pueden 400 personas tomar como rehén algo tan grande como esto?”, preguntaba Dan Wessler, un obrero metalúrgico de Michigan que había llegado para la marcha sindical de 30.000 hombres. Pero los estudiantes, que dominaban las marchas, aclamaron el renacimiento del activismo. “Los campuses estuvieron tranquilos durante mucho tiempo –dijo Tina Flowers, de la Universidad el estado de Washington–. Esto cambia todo.” La OMC y el comercio son una preocupación de todos en todos lados.” “Hubo manifestaciones en todo el mundo ayer -dijo otro–. Nuestros padres tuvieron Vietnam. Nosotros tenemos la OMC. Todos aquellos preocupados por la justicia y la igualdad tienen un punto de unión para el futuro. Tenemos apoyo de lugares tan distintos. Esto definirá el rostro de la protesta durante años.”Traducción: Celita Doyhambéhère

 

Di Tella

“¿Con qué autoridad moral pueden exigir buena conducta de los demás socios de la Organización Mundial de Comercio respecto de sus restantes obligaciones quienes vienen torpedeando esta negociación, en forma deliberada, desde hace más de dos años?”. Con este reproche a la Unión Europea, Guido Di Tella cerró ayer su exposición en la Tercera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio. En la cumbre de Seattle, Argentina estuvo muy cerca de los Estados Unidos, pidiendo el fin de las subvenciones a la producción agrícola. Voceros de la UE advirtieron que no estaban dispuestos a debatir sobre la base de eliminar aquellas subvenciones y hasta vaticinaron que la alianza de Cairns con EE.UU. tendría corta vida, ya que Washington también subsidia a sus productores.


OPINIONES

ron2.gif (93 bytes) Por Claudio Uriarte

ron2.gif (93 bytes) Por Noam Chomsky

 

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