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Antes de Underworld, Chemical Brothers, Fatboy Slim y la patota electrónica que todo lo invade a fuerza de samplers, existió una banda que celebró como nadie el matrimonio hombre-máquina en la música pop de los últimos veinte años. Aquí, una entrevista exclusiva a los inventores del tecno para masas (nada menos), recorriendo su frondosa y apasionante historia.

TRADUCCION: ROQUE CASCIERO
FOTOS: ANTON CORBIJN

A diecinueve años de su formación, los mismos Depeche Mode que le enseñaron al mundo que se podía ser una banda de tecno-pop con espíritu rockero, siguen vivitos y coleando. No hay más que repasar ciertos datos para entender que el grupo, que atravesó muchas dificultades durante los 90, continúa en buena forma:

a) En setiembre del año pasado, el ahora trío publicó su colección The Singles 86>98, que recopilaba, precisamente, los temas más difundidos y exitosos de ese período, con el agregado de una nueva canción, “Only when I lose myself”. El álbum doble tuvo buena acogida en todo el mundo y en la Argentina llegó a certificar oro (está cerca del platino). La buena respuesta hizo que el sello Mute lanzara en febrero pasado The Singles 81>85, una suerte de predecesor retroactivo del primero, que recorre la etapa inicial del grupo, y un video con los clips ‘86-’98 (en los que tuvo gran importancia el famosos fotógrafo y director Anton Corbjin, a quien pertenecen las imágenes que ilustran esta nota). Además, está en preparación para setiembre de este año la salida de una caja de singles con sus correspondientes lados B.

b) La última gira -la primera desde la problemática y descontrolada presentación de Songs of Faith and Devotion en 1993- fue un suceso de localidades agotadas y críticas favorables. Aquí se vio a través de MTV, en un buen especial de una hora en vivo.

Entonces, como diría Mariano Closs, es un buen momento para que los DM repasen su propia historia. Que comenzó en 1980, en Basildon, una ciudad del condado de Essex. Allí se juntaron Vince Clarke, Dave Gaham, Martin Gore y Andrew Fletcher y tomaron para su banda el nombre de una revista francesa de moda. Por entonces, el cuarteto tenía la modesta ambición de... llegar a publicar un single. Aquel primer logro se llamó “Dreaming of me” y apareció en marzo del ‘81. “Cuando llegó al puesto 57 del chart no podíamos creerlo”, recuerda Fletcher. A continuación, un extracto de una larga entrevista retrospectiva que dieron los tres sobrevivientes de la gran bestia tecno, a la que accedió en exclusiva el No.

-¿Fue Vince Clarke el líder de la banda en “Speak and Spell” (‘81), su primer álbum?

Gore: Sí, absolutamente. El fue la fuerza conductora de la banda desde el primer día. Vince fue el instigador, era el que tenía la pasión real por convertir a la banda en algo en aquel tiempo. Era quien llevaba los demos a todas las compañías. En ese entonces, yo tenía problemas en apasionarme tanto por la banda porque le daba poco valor, ya que no escribía las canciones. Entonces no me sentía realmente involucrado. Así que puedo entender que todo fue una creación de Vince.

-Cuando miran hacia atrás, material como “New life” o “I just can’t get enough”, ¿les resulta un buen recuerdo o se avergüenzan un poco?

Fletcher: ¡Por supuesto que nos avergonzamos! Vemos algunos de los videos de esa época... Al final, éramos chicos de 18 y 19 años. Aunque suene a cliché, tuvimos que crecer en público. Pero seguimos adelante con firmeza.

-Cuando Vince se fue, después de “Speak and Spell”, ¿tenían temor a lo que vendría después?

Gore: Creo que fuimos muy afortunados porque, al ser tan jóvenes e inocentes, no pensamos mucho en las consecuencias de su alejamiento. Simplemente nos metimos en un estudio y grabamos un single, sin siquiera considerar la posibilidad de no tener éxito... (se ríe). Parecía realmente un pequeño cambio el hecho de que Vince hubiera dejado la banda. Pie nso que si él se hubiese ido cinco años más tarde, habría sido caótico.

-Para “A Broken Frame” (‘82), el segundo álbum, reclutaron a Alan Wilder. Y fue el primer disco de Martin como compositor. Para ese entonces, ¿sentían que se habían convertido en pop stars?

Fletcher: Aunque tocábamos en lugares como (el programa de televisión) Top of the Pops y era fantástico, la gente de Mute Records nunca nos metió en la caparazón del megaestrellato. Ibamos en subte a tocar en la tele y nos parecía algo normal. El segundo álbum no funcionó tan bien como el primero y mucha gente se apresuraba a decir que estábamos terminados. Vince se había ido, estaba teniendo un gran éxito con Yazoo (su dúo con la cantante Alison Moyet), y era tan brillante lo que estaba haciendo que la gente empezó a decir que nosotros éramos una basura. Pero había muchas cosas que confluyeron en aquel álbum. Por ejemplo, recién aparecían los samplers, que fueron una gran herramienta creativa para nosotros. Es por eso que consideramos a Construction Time Again (‘83) como nuestro verdadero primer álbum.

-¿”Construction Time Again” fue el momento más importante en el desarrollo de Depeche Mode?

Fletcher: No sé si fue el más importante, pero fue el comienzo. Empezamos a sentirnos mejor y mucho más seguros. Fuimos a Berlín a mezclar aquel álbum y nos resultó algo completamente nuevo ver una ciudad como esa. El viaje nos sirvió mucho. Empezamos a darnos cuenta de que no se trataba simplemente de ser populares en Gran Bretaña, había todo un mundo ahí afuera. Y es eso lo que hicimos en los siguientes doce años: volvernos populares en todos lados.

Gore: Pienso que hubo un crecimiento en los instrumentos en aquel tiempo, con el sampler, que hizo que aquel disco se diferenciara completamente de los dos primeros, que estaban basados puramente en sintetizadores. Y además, nosotros habíamos crecido. Creo que las cosas sobre las que escribía eran un poco más interesantes, tal vez un poco más profundas... ¡O quizás es que no se podía ser más superficial que en los primeros dos discos! (risas).

Fletcher: Siempre tuvimos la teoría de que cada sonido debe ser diferente, así que el sampleo nos vino bárbaro. Estábamos todo el tiempo golpeando tachos de basura y grabando el sonido. Eran días muy excitantes. Realmente pensamos que estábamos haciendo una música que nunca había existido, porque los samplers habían sido usados antes, pero nunca de un modo pop.

-¿Sentían que estaban siendo pioneros de un nuevo modo de grabar?

Fletcher: En ese momento, no. Pero años más tarde, cuando fuimos a Detroit, teníamos chicos negros agrupándose alrededor nuestro en los clubs. Entonces te das cuenta de que has hecho algo del modo correcto y que has sido muy influyente.

Wilder: La conexión entre Depeche Mode y la cultura dance y el tecno es algo que nunca entendí realmente. Me decían: “¿No te das cuenta lo influyentes que son ustedes?”. Para mí, la tecnología no era el aspecto más importante del grupo. Había algo ahí para ser usado y algo para intentar y mejorar lo que era más importante, que eran las canciones. Y todavía creo que lo son. Teníamos una actitud abierta respecto de la tecnología y sobre el hecho de que queríamos usar montones de sonidos diferentes, pero simplemente hacíamos discos de canciones. Y de repente éramos citados como grandes influencias del tecno y la dance music, lo que nos resultaba bastante extraño. Aún hoy sigo sin entender el nexo. Diría que la música dance tiene mucho más en común con los ancestros de la música electrónica como Kraftwerk, Tangerine Dream, DAF y todos esos grupos electrónicos alemanes de fines de los 70.

--Entonces, ¿no ves a Depeche Mode como parte de ese linaje?

Wilder: Bueno, pienso que está bien decir que Depeche salió de una combinación de los grupos de fines de los 70, junto con la ética punk. Y eso creó este híbrido de canciones pop con abordaje electrónico y casi anti-rock.

-En 1984, el single “People are people” llegó al número 13 del chart norteamericano.

Fletcher: Para nosotros, los Estados Unidos fueron un shock y una sorpresa totales. Fuimos allí e hicimos dos pequeñas giras. La segunda fue un desastre total. Dave se hizo sacar un tatuaje del brazo, era uno de esos difíciles que salen mal, y tuvo que hacer todo el tour con el brazo en un cabestrillo, lo que no fue graciosamente aprobado por el público. Y había sintetizadores que funcionaban mal. Nos fuimos de los Estados Unidos y dijimos: “No hay modo de que este país vaya a aceptar nuestro estilo de música”. Era todo tan rockero que no se podía creer. Y no volvimos hasta después de cuatro años. Entonces, de repente, anunciamos una pequeña gira y las localidades se agotaron de inmediato. Siempre ha sido bárbaro desde aquella vez. No puedo explicar por qué, porque nunca apuntamos al público norteamericano.

-¿”Black Celebration” (‘86) fue un gran quiebre para ustedes?

Gore: Para mí, fue uno de los cambios más drásticos. Creo que, a partir de entonces, todos nuestros álbumes tienen un hilo conductor. Si empezara a pensar en algunas cosas que sacamos antes del ‘86, hay varias que ahora no me gustan. Pero a partir de ese momento, estoy muy orgulloso de toda nuestra producción.

Fletcher: Creo que la colección de canciones de Black Celebration es absolutamente fantástica. Todo el disco está lleno de clásicos, pero ninguno de ellos es realmente comercial: son simplemente canciones encantadoras. Grandes letras. Y creo que los fans tradicionales de Depeche dirían que es su álbum favorito. Cuando abríamos los conciertos de esa gira con el tema “Black Celebration” nuestra imagen era muy poderosa.

-El éxito masivo en los Estados Unidos lo lograron, precisamente, con un disco titulado “Music for the Masses” (Música para las masas).

Fletcher: El título fue una broma que salió de un disco que compró Martin, llamado Music for the Millions. Y Music for the Masses sí se convirtió en música para las masas, porque hicimos ese gran concierto en el Rose Bowl de Pasadena (el 18 de junio del ‘88, documentado en el disco y la película 101), que fue un momento muy importante de nuestra carrera. Hemos tocado en pocos estadios y no es algo que querramos hacer demasiado, porque tendés a perder el contacto con el público. Pero en ese show en particular, el público estuvo conectado todo el tiempo. Fue increíble.

Gaham: Había 75 mil personas. Nosotros estábamos bastante nerviosos por tocar ante tanta gente. Pero no nos preocupó mientras estábamos haciendo el concierto. No tocamos particularmente bien, yo perdí la voz, todo salió mal durante ese concierto, pero fue el evento. Lo importante era lo que estaba sucediendo. Es difícil de describir a menos que hayas estado ahí. Yo empecé a lloriquear sobre el escenario, pero traté de disimularlo con una actitud a lo macho que era “hacer la mía”. Sin embargo, me paré un minuto en un escalón y en ese momento las manos de todo el mundo se movían en el aire, y puede sonar estúpido, pero se veía como un gran campo de maíces meciéndose de un lado a otro. Simplemente me frené. No me importó estar cantando ni nada. Estaba sucediendo. Recuerdo que, más tarde, pensé: “Me gustaría saber si esto ocurrirá alguna otra vez”. En el camarín estaba Joanne, mi esposa, y yo me senté ahí y empecé a llorar. No sabía por qué: estaba feliz, triste, todo al mismo tiempo. Fue un hermoso momento.

--En 1990 sacaron “Violator”, que tenía los hits “Enjoy the silence” y “Personal Jesus”.

Fletcher: Sí. Como banda, siempre hemos sido muy, muy pesimistas. Siempre pensamos que los discos van a funcionar mal, que van a tener una baja entrada en los charts, que no van a ser pasados por la radio, que no le van a gustar a nadie, etc., etc. Así que teníamos una canción escrita por Martin, llamada “Personal Jesus”, que nos encantó. Pensamos que era una gran canción, un gran sonido, la grabamos y Francois Kervorkian laremixó con nosotros en Milán. Eso sucedió seis antes de que el álbum estuviera listo. Pensamos que ese disco no iba a ser exitoso en absoluto. Y, por supuesto, terminó siendo el single más vendedor de la historia de Warner Bros (el sello que distribuye los trabajos de DM en los Estados Unidos).

-”Violator” vendió seis millones de copias. El álbum siguiente, “Songs of Faith and Devotion” (‘93) fue número 1 en los Estados Unidos e Inglaterra apenas salió. Mientras grababan ese álbum deben haberse sentido invencibles. Y, sin embargo, hubo un quiebre en la banda...

Gore: Recuerdo estar lejos, de vacaciones, y recibir un fax que decía que éramos número uno en algo así como trece países durante la primera semana de lanzamiento. Era un sentimiento grandioso. Siempre estás inseguro, nunca sabés qué tan bien vas a hacerlo. Pero habíamos tenido algunos problemas durante las grabación, aunque en ese momento todavía eran inconvenientes bastante manejables, no estaban fuera de control. No se pusieron de ese modo hasta que salimos de gira.

Fletcher: Durante la grabación de ese disco, todos los signos de separación habían empezado a salir a la superficie. En esos días, Dave estaba muy mal y yo estaba muy deprimido. Estábamos en Madrid, grabando en una mansión y todo iba muy lento. Encima nos pusimos de acuerdo para hacer una gira de un año y medio. Y fue justo después de terminar el disco: directo al tour. Y entonces pasamos los que probablemente hayan sido los peores dos años de nuestras vidas.

-”I feel you”, el primer single de “Songs of Faith and Devotion”, era más rockero. ¿Fue algo calculado?

Gaham: Fue muy calculado. Habíamos pasado bastante tiempo separados para el momento en que grabamos Songs of Faith and Devotion y queríamos desafiar la idea de lo que era Depeche Mode. Martin apareció con este puñado de canciones que se dirigían al lado más rockero y blusero. “I feel you” es un riff clásico de rock-blues. Yo volvía de vivir en Los Angeles, donde había estado en un par de shows de Jane’s Addiction. Lo que yo vi en ellos, la energía que había en el escenario entre esos tipos, me hizo pensar que no existía algo así desde los Clash. Era muy excitante y quería llevar algo de eso a la banda. Deseaba que nosotros sonáramos más rudos. Y eso hicimos.

-¿Qué pasó cuando decidieron sacar ese disco a la ruta? ¿Fue la desintegración total?

Fletcher: Yo estaba deprimido desde antes del tour, así que salir de gira no fue muy bueno para mí. Fue una batalla todo el tiempo.

-¿Los deprimía haber llegado a ese momento tan difícil?

Gore: Pienso que era un poco deprimente en ese momento porque, antes, a cualquier lado que fuéramos, íbamos los cuatro juntos. Eramos una barra, siempre salíamos juntos y la pasábamos bien. Pero algo sucedió para el tiempo de Songs of Faith of Devotion que hizo que eso no sucediera más. Llegué a pensar: “¿Qué estoy haciendo, cuál es el objeto de todo esto? Se supone que esto se trata de disfrutar y ya nadie parece estar haciéndolo”. Pero había otros momentos que aún se podían disfrutar. Todavía me llevaba bien con Andy y el resto de nosotros no tenía grandes peleas todo el tiempo. Se trataba más de falta de comunicación.

-Entonces, ¿cómo volvieron a juntarse?

Fletcher: Bueno, nos tomamos algún tiempo libre y después tuvimos un encuentro con Alan. Estábamos Martin, Alan y yo, y Alan dijo: “Decidí prevenirlos, hasta aquí llegué”. Fue una buena despedida y nos dimos la mano. A partir de ahí, tampoco era que andábamos a los abrazos: todavía no sabíamos realmente en qué punto estaba Dave, quien todavía era un adicto. Creo que Alan pensaba que no había forma de que fuéramos a sacar otro álbum, que toda la banda estaba demasiado separada y que no podríamos juntarla, pero resultó que el espíritu de Depeche Mode fue superior. Noestábamos terminados. Martin quería recobrarse y escribir canciones, Dave quería recobrarse en el estudio y empezar a cantar. Es que el rock & roll es una droga y hace que necesites de nuevo esa creatividad que tenés adentro.

-¿Fue un reencuentro cauteloso?

Gore: Dijimos que cuando yo tuviera algunas canciones listas pensaríamos en meternos de nuevo en un estudio. Era un caso de testear las aguas para ver si nos llevábamos bien, si las cosas funcionaban y si aún lo disfrutábamos. No planeábamos un álbum completo, pensábamos en trabajar en un par de tracks y si teníamos suerte sacar un single, pero si no lo disfrutábamos, simplemente pararíamos. Hicimos esos primeros pocos tracks y realmente los disfrutamos, así que me fui y escribí unas cuantas canciones más, decidimos permanecer juntos y hacer un álbum.

Gaham: Cuando empezamos a grabar Ultra (‘97), se hizo muy notorio para todos que yo iba a tener que poner más empeño esa vez. Por primera vez trabajé seriamente con un maestro de canto y aprendí mucho. La mejor lección fue que nunca parás de aprender y que cualquiera puede hacerlo. Y me las arreglé para meterme dentro de las canciones y cantarlas desde mi corazón. Descubrí que podía hacer eso.

-En cuanto a las letras, Martin, ¿creés que tuviste una inspiración religiosa en “Songs of Faith and Devotion” y que “Ultra” trató más sobre el destino?

Gore: En retrospectiva, cuando miro a Ultra me doy cuenta de que trataba sobre el destino de modo muy relajado. Siempre he tenido una fascinación religiosa, incluso hay algunas referencias a la religión, pero estoy tratando de frenarme en ese aspecto. Sin embargo, aunque trate de suprimirlo todo el tiempo, cada vez que tomo una lapicera, ¡inmediatamente aparece algo religioso!


El hombre que se levantó,
anduvo y sigue cantando

Lázaro Gaham

Sobreviviente. ¿Cuántas estrellas de rock cargan con ese título? Iggy Pop, Keith Richards, Lou Reed... Hasta 1995, nadie esperaba encontrar el nombre del (aparentemente) inocente Dave Gaham en esa lista. Lo cierto es que el cantante de Depeche Mode estuvo a punto (tres veces en un rato) de engrosar otro listado más ominoso aún: el de las víctimas del estilo de vida rockero, ese que amontona nombres ilustres como los de Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison y Kurt Cobain. En agosto del ‘95, la policía encontró a Gaham con las muñecas cortadas en su casa de West Hollywood. Sus problemas de pareja y con los demás miembros de DM (agravados tras la extenuante gira de presentación de Songs of Faith and Devotion), además de su abuso de drogas varias, lo habían puesto en una situación límite. Aunque fue asistido y se recuperó enseguida, su calvario público recién empezaba. Nueve meses más tarde, el cantante sufrió una sobredosis que estuvo muy cerca de ser fatal: “Había estado limpio de drogas durante algunas semanas, trabajando con la banda en Nueva York. Volví a casa, salí, fui al hotel Sunset Marquis y me inyecté speedball (combinación de heroína y cocaína). Apenas se fue mi dealer me puse verde. Por suerte había alguien para llamar a los paramédicos. Cuando salí del hospital, le comenté a alguien que había tenido una sobredosis y me contestó: ¡David, estuviste muerto! Tuvieron que revivirte tres veces... Pude haber quedado con daños cerebrales permanentes”.

De todos modos, aun en pleno tratamiento de rehabilitación, Gaham escogió no sonar como un santurrón. “No quiero parecer un predicador. Soy parte de una banda de rock y amo lo que hago. Simplemente quiero ser David. Estoy feliz de haberme puesto en contacto con ese muchachito que tengo dentro y que estaba perdido. Ahora que estoy limpio, camino como en una nube.” Aunque tuvo que visitar varios juzgados, pagar multas muy grandes y hasta perder durante un tiempo el derecho a visitar a su pequeño hijo, todo eso parece haber quedado atrás para el vocalista. Durante la gira con la que DM presentó The Singles 86>98, Gaham pareció estar en excelente estado. “Mental y físicamente, nunca me he sentido mejor. Finalmente tuve tiempo para repasar mi vida y poner todo en perspectiva. Detrás de mí tengo un par de matrimonios fallidos y una adicción bastante pesada. Algo debía cambiar. En varios sentidos, estoy contento de haber pasado por eso, porque si no, no me sentiría del modo en que me siento ahora.” A los 36 años, ya no hay más tentadoras fiestas after-show. Después de cantar el último verso de “Just can’t get enough”, el último tema en la lista de bises durante la gira, la voz de Depeche Mode busca enseguida la tranquilidad de su cama. “En estos días estoy dándome cuenta de que mi vida es increíble. El solo hecho de ser capaz de salir de gira nuevamente es un don. Y me siento realmente muy bien.”