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Faltan quince días para el segundo encuentro de Metallica con el pueblo metalero argentino y, desde Alaska, el baterista da rienda suelta a su verborragia anticonservadora. Además, adelanta sus ideas respecto de un futuro nuevo-nuevo disco de la banda de rock duro más grande del mundo.

MARIANA ENRIQUEZ

Este es un hombre al que le gusta hablar. Esta entrevista telefónica, realizada mientras Metallica estaba en Alaska (“me estoy muriendo de frío, pero como no salgo mucho, no me importa”), una de las paradas de la gira presentación de Garage Inc., se terminó abruptamente porque el locuaz baterista avisó: “disculpen, pero es que estoy camino al escenario ... Por eso se está empezando a escuchar mal por el celular, estoy en el pasillo que conduce hacia al escenario”. Imaginen a un jugador de fútbol hablando por teléfono en esa manga-chorizo que lo lleva hasta el verde césped. Así es Lars Ulrich.

Las críticas a la banda lo divierten, y lo alegran, porque le parece que demuestra la “mente cerrada del heavy”, contra la que está en campaña. Como para desconcertar más a sus ex fans, hace una semana (21 y 22 de abril) Metallica tocó con la Orquesta Sinfónica de San Francisco (“algo excitante, nuevamente una cosa distinta para Metallica”, comenta) y están haciendo videos cada vez más adecuados para la estética osada -hasta ahí- de MTV, como el de “Whiskey in The Jar”, donde la banda toca en una fiesta lésbica de mujeres borrachas, todas con el look desgastado y delgado de modelo europea tan de moda. Como una fiesta de Kate Mosses clonadas. Menos suerte tuvieron con el video de la versión de “Turn de Page”, de Bob Seger, un clip-melodrama donde aparecen una mamá que trabaja de prostituta y su hija. La mamá es interpretada por una ex estrella del cine porno, y el video tiene varias versiones “que tuvimos que hacer porque algunas no son pasables por MTV. Había demasiado desnudo ...”, se ríe Ulrich.

-¿Cómo tomaron los fans Garage Inc., el disco de covers? Si estaban desconcertados por el sonido más pop de Load y Re-Load, se habrán quedado boquiabiertos cuando los escucharon versionando a Queen, por ejemplo.

-Ya no sé lo que los fans piensan de nosotros. En Garage Inc. están todos estos covers de todas estas diferentes bandas que nos gustan, muy diferentes ... Ya no sé qué les gusta, si les gusta, qué quieren de nosotros. Tocamos covers no tanto para celebrar las bandas, sino para hacer algo menos disciplinado que escribir nuestras propias canciones y hacer un nuevo disco. Es tan difícil hacer un disco, que es una experiencia completamente diferente en el estudio tocar material de otra gente. Y las canciones que elegimos son las que sentimos que podemos tocar bien y hacerlas nuestras, como “Whiskey In the Jar”, que es un tema folklórico irlandés popularizado por Thin Lizzy, o “Loverman”, de Nick Cave & The Bad Seeds, o “Turn de Page” de Bob Seger. Pero no se trata tanto de las bandas, de si somos fans, o de qué bandas son. Se trata de las canciones, de reinventarlas.

-Dijiste que “Garage Inc.” es el fin de una etapa para Metallica que se inició con el “Album negro”, ¿tenés idea de qué será de ustedes en el futuro?

-Sé que es tiempo de reinventarnos otra vez. Hicimos varios discos en los ‘90 influenciados por rock de base blues, de hard rock inglés, AC/DC y Deep Purple, y es tiempo de salir con algo diferente. No sé qué será porque todavía no tenemos canciones nuevas: vamos a empezar a trabajar en octubre. Creo que quiero introducir nuevos elementos, quizá samplers, o cosas así, pero lo quiero hacer distinto de los demás, no como lo hace Korn ... Porque después quedaría como un disco de Korn. Lo que quiero es introducir samplers en mi música y mantener el elemento humano. Creo que la mayoría de las bandas nuevas, como Korn o Rob Zombie, hacen música muy fría, sin emocionas humanas.

-Será otro paso que hará aullar a los fans desencantados. En Internet hay varios sites anti-metallica, y las acusaciones podrían resumirse en tres: ya no son heavys, se vendieron, y la acusación homofóbica de que, porque se pintan y usan ropa de diseñadores, son gays. ¿Cómo reaccionás antes estas cosas?

-Es maravilloso que la gente piense que somos homosexuales. Eso me da ganas de llevar las cosas más al extremo todavía ... Todo lo que hacemoses un ejercicio para que la gente se dé cuenta cuán cerrada y limitada es la forma de pensar heavy. No quiero ser asociado con ese tipo de pensamiento. Me parece bien que no les guste lo que hacemos, pero no pueden decir que nos vendimos. Porque venderse es hacer algo que no querés hacer, y por plata. Es cuando le das a la gente algo que no es puro. Y nosotros hacemos lo que queremos. Si siguiéramos tocando la misma música que en Kill Em All, y siguiéramos poniendo esas mismas chaquetas de cuero, y el pelo largo, entonces nos habríamos vendido porque no sería real, no sería de verdad. Creo que es brillante que nos digan gays, a nosotros que estamos todos casados y vamos de gira con nuestras esposas e hijos ... (risas). Me encanta, porque demuestra cuán cerrada tienen la mente, cuán ilógicos son, cuán prejuiciosos, y qué equivocados están. Me encanta tocar heavy, pero no quiero pensar como un heavy y actuar como un heavy para tocarla. No tiene nada que ver con lo macho. El heavy es para todos, no tiene por qué haber un look o una pose o una forma de vida a la que tengas que ajustarte para tocar música pesada.

-¿Qué estás escuchando últimamente? ¿Te interesa alguna banda heavy?

-La verdad es que escucho a John Coltrane, todo el tiempo. No escucho mucho hard rock, porque no creo que haya muchas cosas buenas. Monster Magnet es una buena banda. Y el último disco heavy que me gustó fue el de Jerry Cantrell, de Alice in Chains. No me gusta mucho la escena heavy, como decía antes, bandas como Korn y Zombie me parecen frías, no me dicen nada.

-¿Te acordás de los shows de Metallica en Buenos Aires? Jason Newsteed tocó un poco del himno nacional norteamericano y a la gente no le gustó mucho ...

-Sí, me acuerdo, silbaron y todo eso ... Pero fue un pequeño mal momento en un show alucinante, con la gente cantando todas las canciones, fue sensacional. Sé que en algunos medios lo describieron como un gran show, pero espero que cuando lleguemos allá ese show sea recordado como un show más. El próximo va a ser mejor. Habíamos estado en Brasil, pero ésa fue la primera vez que estábamos en Buenos Aires, y nos sorprendieron los fans, y copado de la gente y la belleza de la mujeres ... Uy, me olvidaba que soy gay ... (más risas) Me hace acordar a Europa, que hay buenas vibraciones y más emoción. En América el público se está poniendo un poco aburrido.


Vestirse de clásico

Tal como lo hacen siempre, Metallica salió al escenario mientras sonaba la pieza “Ecstasy of Gold”, de Ennio Morricone, de la película Lo Bueno, lo Malo y lo Feo. Por lo general, la música está grabada. Pero la noche del 21 de abril, la Orquesta Sinfónica de San Francisco estaba ahí para tocarla en vivo. Así empezó un concierto de heavy metal sin precedentes. Ahí estaba el bajista Jason Newsteed tocando con cellistas de vestidos de traje y corbata. Allí estaba la Sinfónica de San Francisco haciendo música para un mosh pit, cuando la orquesta y la banda se unieron en el tema “Battery”. Había oboes, vientos y James Hetfield rockeando con ellos. Los dos grupos, aparentemente dispares, se fusionaron en una fuerza atronadora, para deleite de la multitud que agotó las entradas del Berkeley Community Theater de San Francisco.

Con Michael Kamen dirigiendo (él escribió los arreglos orquestales para la versión de “Nothing Else Matters”, de 1992) Metallica y la Orquesta trabajaron en canciones que fueron desde hits como “Enter Sandman” hasta rarezas como “The Outlaw Torn”, pasando por dos nuevas canciones grabadas para la ocasión. La audiencia se quedó sentada mientras los oboes y los vientos tocaban riffs junto a Hetfield y Kirk Hammet durante una versión Wagneriana del tema instrumental “The Call of Ktulu” (del disco de 1984 Ride The Lightning), pero se pusieron de pie para ovacionarlos al final. Otro tema que puso de pie a los fans, pero desde el principio, para que revoleen cabezas y eleven puños, fue “Master of Puppets”, de 1986. Hetfield cantó la primera parte y después le dio a la orquesta una lección en cuanto a participación del público, cuando dejó a la gente cantar solos la segunda estrofa, al grito de “¡No los escucho!”. Y después “¿Les gustamos? Hey, ¿escucharon hablar de la banda heavy que quería tocar con una Sinfónica? Bueno, la están viendo”. Para la ocasión, Hetfield cambió el título del tema “Of Wolf and Man” por “Of Wolfgang and Man”, un guiño al compositor Wolfgang Amadeus Mozart.

El set estaba dividido en dos partes, y la lista de temas estaba impresa en los programas para que los fans pudieran seguirla. La segunda parte abrió con “Nothing Else Matters”, tema que le dejó cantidad de espacio a la sinfonía, porque Metallica la escribió con una orquesta en mente. Los miembros de la banda se unieron adelante de la sinfonía para la segunda canción nueva “Minus Human”, que tiene un ritmo groove y un toque de melodía. Para “Wherever I may Roam”, la banda volvía a estar saltando mezclada con los músicos. El poder de la sinfónica fue evidente durante los complejos cambios de tiempo en “Sad But True”. Y a “Enter Sandman” le dieron un aire pesadillesco extra con partes de vientos en staccato y disonantes. Finalmente, la intro de la thashera “Battery” fue lenta y medieval, con flautas y melodías algo flamencas. Eventualmente los violines fueron creciendo hasta que entró la banda, furiosa. Ambos shows, los del 21 y 22 de abril, fueron grabados, y próximamente será un doble álbum en vivo y un video.

Extraído de la crónica firmada por Richard Simon, publicada en la revista on-line Addicted to Noise, el jueves pasado.