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apuntes de rock

Un vistazo a la música concebida con de-formación académica, cualquier día en cualquier comisión.
Aquí los rockers-estudiantes cuentan cómo es tocar, estudiar,
trabajar y sobrevivir entre parciales,
prácticos, ensayos
y temidos finales.

TEXTO: DIEGO ALONSO,
MARIA LAURA DEL FRANCO,
MARICE MASER
FOTOS: MARICE MASER

Remeras de nirvana, Divididos y Metallica se cruzan en los pasillos. Los Redondos suenan en Apuntes mientras dos chicos entregan panfletos para una fiesta en la que tocarán bandas de la facultad. Atención joven: quizá tu próximo parcial lo prepares con un “original UBA’s rocker”. Lo cierto es que llevan fotocopias para estudiar en el estuche de sus guitarras y reparten su tiempo entre las clases y las salas de ensayo. Suelen probar nuevas melodías al ritmo del golpeteo de su birome en el pupitre antes de un teórico. Hastían a sus compañeros hasta arrancarles la promesa de que asistirán a ese show que hace meses vienen anunciando: “¿Venís a ver a mi banda? ¿Te veo el sábado en el recital? Consigo tragos, habrá chichis y mi hermana va con las amigas. Tocaremos covers de tu banda preferida, ¿venís, venís, venís?” Por placer, para conseguir chicas, como hobby o por esa necesidad hedonista de comunicarle al mundo qué piensan de la vida, es que estos chicos encienden sus equipos después de clase. En Ciudad Universitaria se organiza Expo-Diseño, una muestra de trabajos donde distintas bandas cierran el evento. Néstor, guitarrista del grupo Qesta y estudiante de Arquitectura, comenta: “Sabíamos que el sonido iba a rebotar en todos lados, pero lo copado era tocar”. Y en un par de meses, con la llegada de la primavera, las aulas volverán a llenarse de rock y centros de estudiantes como los de Sociales y Arquitectura organizarán recitales. Ya es una costumbre. Gastón (baterista de Massiva, cursando Imagen y Sonido) recuerda su show del año pasado como uno de los más divertidos, “el sonido era bueno y tocamos ante un montón de gente que jamás hubiese ido a vernos a un pub”. Los festivales universitarios podrían ayudar a promocionar a estos grupos pero, generalmente, los organizadores apuestan a armar una grilla con bandas conocidas. A esto se debe sumar la poca iniciativa por parte de los músicos para ganar espacios dentro de su ámbito académico. Estas bandas no se formaron en las aulas: algunas comparten la misma cursada pero ignoran la existencia de las demás. Algunas de ellas, inclusive, forman parte del Tributo bizarro a Soda Stereo (ver pag. 2). En realidad, la facultad no actúa como un ámbito de pertenencia, sino que todos estos músicos se reconocen más cerca del sentimiento barrial o del estilo que tocan.

Auriery diez rockea mientras cursa en Sociales. El origen del nombre se lo deben a una vieja anécdota futbolera: cuenta la leyenda que cuando el fútbol llegó a nuestras pampas de la mano de inmigrantes ingleses, a modo de ritual, al inicio de cada partido el referí preguntaba: “¿Are you ready?”, a lo que los jugadores le respondían: “¡Yes!”. Los primeros argentinos en practicar este deporte mantuvieron la costumbre, pero como tenían menos inglés que Soledad Pastorutti, deformaron la frase: “¿Auriery?”, gritaba el juez. “¡Diez!” contestaban los jugadores autóctonos sin saber que así bautizarían a una banda de los 90.

Estos grupos se mueven en el circuito under aunque coinciden en que cada vez hay menos lugares para tocar, los arreglos en pubs y boliches nunca benefician al músico y sus familias no entienden cómo pueden tocar gratis. Ninguna de ellas ha firmado contrato con algún sello importante, editan compilados, producciones independientes y algunas hasta tienen sello propio. “A todos no gustaría vivir de la música, pero soy consciente de que es sólo una utopía” dice Pablo, estudiante de Diseño Gráfico y líder del grupo tecno-industrial Acuadélica. Para Guido (Sociología), bajista de Tasajo, lo ideal sería ganar lo suficiente para seguir tocando, porque “no es necesario tener una limusina llena de rubias”. El problema de trascender y vivir de la música, para Néstor de Q-esta, es que “todos piensan que son los mejores y que viven en un mundo injusto que no los entiende. No sé si es tan así -reflexiona- la música es como el fútbol: no todos los jugadores llegan a primera aunque tengan talento”. Sin embargo, muchos de los chicos coinciden en que bandas mediocres y realmente desastrosas han llegado a editar y sonar en las radios. Para Pichi, de Asesino Serial Hawaiano, cualquier tema medianamente bueno queesté en rotación radial puede convertirse en un hit, aunque por supuesto dependerá después de la banda el aprovechar ese puntapié inicial de seudofama. “Lo malo es que para sonar en las FM tenés que pagar el espacio y muchos pibes que suenan bien no tienen guita y viven al margen de los medios”. Pequeño problema, ¿no?

El rock, como parte de la cultura, ha penetrado en algunas cátedras donde profesores citan a David Bowie o John Lennon con el peso de intelectuales como Adorno o Althusser. A medida que avanzan en la cursada la influencia de la carrera se hace más evidente: “Al ingresar en Diseño recibí una catarata de información que apliqué en la estética de la banda” comenta Pablo, de Acuadélica, mientras le da otra pitada a su cigarro mentolado. Las letras son alteradas por el contacto con nuevos textos. Juan Manuel Varela, guitarrista de Ojota Criminal, dice: “Estoy estudiando y veo las cosas desde otro punto de vista, tal vez gente que nunca leyó libros de psicología no entienda mis canciones”.

Por otro lado algunos grupos apelan a los covers. Anti-Virus sólo incluye en su repertorio clásicos de la banda de Federico Moura, pero en versiones más pesadas. Sus integrantes comentan: “Ya era hora de que alguien se acordara de homenajear a Virus, uno de los monstruos del rock nacional”. Pero no todo es calma en la vida de estos muchachos. Tienen enemigos acérrimos: los miembros del grupo Los nietos de nadies, banda que homenajea al grupo de Miguel Abuelo con versiones hardcore de sus temas. Testigos comentan que cuando comparten fechas se arma algo parecido a las luchas de “Titanes en el ring”. “Los enterraremos bajo tierra”, amenazan los Anti-Virus y ahí (parece) terminar la cuestión.

El diseño, lo moderno, el sonido y la estética son algunos ingredientes que se combinan para darle un formato particular a la música de estas bandas. Esta interrelación se encuentra con más frecuencia en carreras humanísticas y de diseño. Sin embargo, para algunos músicos el estudio y la banda son dos cosas diferentes y no hay una relación causal entre ambas. No podría imaginarse una banda de Económicas trepando al top de los charts con su hit “Liquídame este cheque al portador”.

A 20 años de que Pink Floyd editó The Wall, el tema educativo sigue en boga. Los chicos coinciden en la importancia de estudiar lo que les gusta, pero la controversia con el sistema de enseñanza repetitiva y obsoleta continúa vigente. Para Marcelo, de Gaucho (Arquitectura), la educación “sigue respondiendo a un patrón arbitrario (llámese nota) y no se preocupa por el desarrollo personal del alumno”. Guido, de Tasajo, agrega: “No necesitamos más educación con cierto elitismo, ni queremos sentirnos como carne hacia la picadora”. Juan Manuel, de Ojota Criminal, opina que es difícil transmitir un mensaje a través de la música sin un cierto grado de formación. O también: el saber no ocupa lugar y hasta para el rockero más instruido siempre habrá espacio para los vicios históricos. “¡Mujeres, rock and roll y alcohol para todos los pibes!” gritan a coro los rockers universitarios. De esto se desprende que la filosofía del rock hecho en la Argentina no se ha intelectualizado, sigue haciendo referencia a la calle, lo social y -por supuesto- al sexo, las drogas y el rock and roll, vieja. “El público no se ha cansado de esto -dice Marcelo (Gaucho)- el tema droga y sexo es clave y responde a una mayor apertura que roza con lo social. Al mismo tiempo no deja de ser un recurso comercial que no pierde vigencia”. Pero como excéntricos y/o refinados hay en todos lados, Pablo (Acuadélica) cambia la ecuación: mi vecinita, vino de cartón en la esquina y rock and roll por “una buena mujer en la disco, un Martini y música lounge”.

“En su escala de valores lo primero es estudiar”, cantaba el músico convertido en actor cómico-picaresco Pipo Cipolatti. Para los chicos de Bazan, estudiantes de Medicina, la música es un hobby, sirve para descargarse de todo lo que es la carrera, es un escape, una forma decompartir algo con amigos. Leo, de La Sexual, dice “empezás tocando como hobby, porque hoy en día sin un título no sos nadie”. Conscientes de la imposibilidad de vivir de la música, algunos priorizan la carrera sin llegar a tomar a la banda como un pasatiempo y consideran que seguir tocando es ya, de por sí, una victoria. Por otro lado, hay quienes anteponen la música a la carrera. Para Gastón, baterista de Hustler, por ejemplo es una buena alternativa desempeñarse como sesionista de algún sello: “Grabás para cualquier intérprete mientras tocás la música que te gusta con tu grupo”, es su ecuación. Y si bien es difícil vivir de lo que produce una banda, algunos intentan buscar caminos alternativos sin alejarse demasiado de la industria musical: produciendo, organizando eventos, en estudios de grabación o salas de ensayo o dando clases con sus instrumentos, es decir, profesionalizando su veta artística. “Robando, corriendo, huyendo de la ley” parecería ser la fórmula adecuada para mantenerse mientras estudian y tocan sin ganar dinero. Pero no, el Nesquik todavía lo prepara mamá. Muchos son ayudados por sus padres y no les avergüenza trabajar de hijos: “Soy un mantenido” reconocen algunos en un ataque de honestidad brutal. Otros se desempeñan en empleos temporarios o changas y sólo unos pocos lograron conseguir un empleo relacionado con su carrera. Leo, cantante de Hustler, comenta: “Empecé en una empresa de diseño en el último año de la cursada y esto me dejó más tiempo para dedicarle a la música mientras trabajo en algo que me apasiona y me da libertad para crear”. La mayoría apuesta a terminar sus estudios y vivir de ellos, logrando la independencia económica que les permita seguir tocando. Mientras tanto, en el último ciclo lectivo del siglo, todos vuelven a las aulas, los walk-man se apagan, se subrayan los apuntes y las biromes comienzan su frenético andar. Sólo unos pocos escuchan una voz del más allá que les ordena: “Estudiantes, estudiantes a rockear”.

Guía UBAROCK

ASESINO SERIAL HAWAIANO (Glam-Funk)
Ciencias de la Comunicación

LA SEXUAL (Rock)
Geografía

HUSTLER (Hard rock)
D. Gráfico, Imagen y sonido, Ciencias de la Comunicación

ACUADELICA (Tecno Industrial)
Diseño Gráfico

OJOTA CRIMINAL (Rock pesado)
Psicología

AVE MURTA (Rock)
Psicología

BASTARDOS INMORTALES (Rock sinfónico)
Edición

TASAJO (Rock)
Sociología

Q-ESTA (Rock modernoso)
Arquitectura

GAUCHO (Rock-Pop)
Arquitectura

SONAMBULA SABANA (Funk-Rock-Reggae)
Ingeniería

BAZAN (Rock)
Medicina

ANTI-VIRUS (Covers de Virus)
Ciencias de la Comunicación

MASSIVA (Rock)
Imagen y sonido

COPULA (Pop)
Diseño Gráfico

AURIERY DIEZ (Rock and roll)
Ciencias de la Comunicación

Es posible que esta lista no esté completa al momento de publicar esta nota. Entonces, pues, las omisiones (involuntarias) deben ser perdonadas.