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Jueves 4 de Noviembre de 1999
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Beck, artista clave de la década, cierra 1999 con disco nuevo

Se celebra la reaparición del músico estadounidense más importante de la década, como corresponde. Con los datos a tener en cuenta para esperar esta nueva edición, con una entrevista en donde el muchacho loco de LA arrima algunas puntas para entender de qué va Midnite vultures y con un repaso a su carrera, sus discos y sus diversas mutaciones de imagen.

El muchacho ha recorrido un largo camino. Ya dejó de ser la novedad: el joven cantautor y más firme aspirante al trono de Bob Dylan –la comparación es, un punto, inevitable– es ahora una estrella del firmamento pop-rock universal, con toda una maquinaria de promoción detrás y con un llamativo tira-afloje entre una multi-multinacional y un pequeño sello indie por la posesión y derechos de edición de sus dos últimos discos. En realidad, la piedra del escándalo fue Mutations, un disco reposado y ciertamente maduro, que no tenía ni las intenciones ni las canciones para convertirse en el “siguiente disco del exitoso...”, que en este caso es Odelay. Entonces, ahora se dice que el verdadero “siguiente” es Midnite vultures (Buitres de medianoche, sería la traducción correcta), la obra que cierra un lustro de puro impacto para el músico más importante –junto a Trent Reznor, tal vez– que han dado los Estados Unidos en esta década.
En Midnite vultures Beck acentúa las particularidades que lo han hecho grande. Las canciones huelen a viejo rythm and blues, al soul más estilizado de Prince modelo Around the world in a day –referencia clave del disco– y a los antepasados folk. Todo pasado por la licuadora hip hop, ritmo que el músico blanco abrazó con pasión desde que apareció. Las referencias a la música de Beck siempre han incluido la palabra collage como más inmediata y obvia palabra que todo lo resuelve, cuando se trata de encontrar una definición del pastiche sonoro que él, sólo él, fue capaz de transformar en banda de sonido de la década. Sólo que ahora y lentamente, Beck está dejando de ser joven (tiene 29). Entonces, aparecen otras obsesiones, otras referencias y más canciones, que es lo que al fin y al cabo, el tipo compone (bien). La otra novedad es la realización absolutamente casera, sin productores a la vista (apenas los Dust Brothers asoman en la bizarra “Holywood freaks”) y con una banda en permanente mutación, viviendo casi en comunidad a lo largo de seis meses en la casa Hansen de Los Angeles.
Lo que sigue son extractos de una entrevista concedida por el músico, un par de semanas antes del lanzamiento mundial de su nuevo disco.
–¿Cuál sería el contexto adecuado para escuchar este disco?
–Esto es lo que me gustaría escuchar en un coche un jueves por la noche.
–En una ciudad que, indudablemente, es Los Angeles. Con todos sus contrastes: lo bueno, lo malo y lo feo...
–El arte es fealdad, o jugar con la idea de lo que es feo y lo que es bonito, coger cosas baratas, hacer que nuestra vida parezca barata, y darles alguna sustancia y algo que sea íntegro. El arte moderno, y casi todo el arte del siglo XX, se basa en ese hecho. Como cuando se abre un periódico en Los Angeles y es todo anuncios de cirugía estética y de absurdos métodos de realzar el cuerpo. Cada semana aparece uno más raro. Cuando grababa este disco, uno de ellos era “relajador de rejuvenecimiento vaginal”. Cuando lo vi por primera vez, no lo podía creer. Y cada semana que se publicaba el periódico, el anuncio era más y más grande y no tardó en ocupar una página entera. Es interesante intentar meterse en ese concepto, en su procedencia, en a quién le interesa eso, o simplemente tocar la rareza y el absurdo de esa decadencia.
–Siempre se habla de eclecticismo para definir tu música. ¿Estás de acuerdo?
–No creo que mi música sea ecléctica: sencillamente pienso que la mayoría del resto de la música es mortalmente aburrida y carece de inspiración. La música que hoy día es popular está basada en fórmulas. Las discográficas crean estos artistas, los reúnen con los compositores, con las personas que les van a infundir un estilo, con ese tipo que va a hacer que el video se vea bien. Todo prefabricado: entrás en un entorno en el que tu música pasará por un jurado de 10 personas, y donde no se te va apermitir hacer cosas muy distintas. Así que creo que lo que hago, y lo que muchos músicos japoneses están haciendo, es la música más interesante de este momento, que refleja la forma en que oímos música y cómo son nuestros mundos. Refleja nuestro tiempo: el resto no es más que un producto.
Vos sabrás de eso, las compañías discográficas se pelean por tus discos...
–Lo que pasa es que no me dejan parar. Me he pasado todo el último año trabajando en esto, tengo libertad para hacerlo, pero... Simplemente lo tengo en la manga por si alguna vez me reclaman que haga música más comercial. Esta vez me sentía un poco preocupado, porque no había trabajado con Interscope. Y, como no me conocían, me podían decir algo como: ‘Bueno, esto no suena a Sugar Ray, vuelva dentro de un mes’. Pero el disco les gustó, y esperemos que comprendan que ésta es la única forma que conozco de actuar y funcionar como compositor.
¿Estás dando también en el disco tu visión de la ciudad en la que vivís?
–Es que parece que todo el mundo tiene su propia idea estereotipada de cómo es esta ciudad. Algunas son correctas y otras bastante terroríficas, ridículas y trágicas. Pero esa parte de Los Angeles existe de alguna manera en una burbuja que está fuera del LA, en donde yo vivo y en el que crecí. Es una ciudad realmente dividida. En el barrio en que crecí no se ven BMW, ni actores de televisión con cara de cirugía plástica. Ellos viven donde está el entretenimiento y donde vive toda la gente conocida, la gente que quiere ser alguien. Se han fabricado una Disneylandia para sí mismos, que te pueden indignar, pero que a mí me termina por fascinar. Porque todo esto forma parte de la idea de la sexualidad, el abandono y la confusión que marcan este disco: la decadencia. La clase de decadencia que se ve en Los Angeles es patética, y plástica, y carece de alma. No es la decadencia estéticamente hermosa del París de finales de siglo o del Londres de mediados de los años sesenta. No es más que una decadencia verdaderamente fea y arruinada. Así que tomé imágenes de eso y las incluí en las letras. Las separé y las volví a juntar, pinté todas las poses que quise y les di la vuelta. Puede quedar interesante
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Data

El disco, promocionado como “el sucesor oficial de Odelay”, aparecerá el 15 de noviembre en Europa, el 20 en Japón y el 22 en Estados Unidos. En Argentina, será editado alrededor de esta última fecha.
Contiene 11 canciones. El track 1, “Sexx laws”, ya está sonando en la Rock and Pop como adelanto.
Johnny Marr (The Smiths, Electronic) es el invitado estrella del disco, para la canción “Peaches and cream”. El otro iba a ser Puff Daddy pero, según reveló el mismo Beck, los resultados de unas sesiones de grabación llevadas a cabo fueron un “verdadero desastre”.
Beck es tapa del número de diciembre de la revista Spin.

 

Según pasan los años

Modelo perdedor (1994) El gigante DGC, propiedad de David Geffen, le dio lo que quisiera con tal de editar su disco Mellow gold (grabado a un costo de ¡300 dólares!, para un pequeño sello llamado Bongload). La revista SPIN le da la bienvenida al maravilloso mundo de la Nación Alternativa: “Esto es Beck. No es un slacker, un bocón angustiado o un perdedor, baby. Es un ingenuo cósmico con un pie en el pedal wahwah y un bluesman temible asomando”.
Mellow gold. Hip folk para las masas vía MTV y un estribillo inolvidable “Oh, soy un perdedor, I’m loser baby, so what don’t you kill me?”. ¿Quién es este chico? Canción imperdible: “Loser” (¿cuál otra?). Otra: "Fuckin' with my head".
Modelo ejemplar (1996) Odelay mediante, el joven maravilla da lugar a un músico prestigioso y premiado (gana Grammys e ingresa en la gran farándula). Gusta de posar con su pelo cortado prolijamente e incursiona más seriamente en la realización de los videos (a un paso de la brillantez, casi todos). Y declara: “Me gustaría romper con esa idea de que hay varias versiones de Beck, la acústica y la ruidosa... Todos son el mismo personaje.”
Odelay. La mano de los Dust Brothers se hace notar y el abanico temático es más amplio, de la balada folk al experimento. Gran tapa. Canción imperdible: “Devils haircut”. Otra: “Hotwax”. El hit era, claro, “Where it's at” (cortina de “El rayo”).
Modelo glam (1999) Gana un lugar como responsable de los grandes discos de la década. Se junta con Beth Orton y Caetano Veloso, pero define su nuevo disco como apto “para una fiesta de tontos”. Dice “quiero salir con un disco fiestero, porque esencialmente la vida es tonta”. Está más osado también: en la canción “Sexx laws”, single de Midnite vultures, cantan “Quiero desafiar/la lógica de nuestras leyes sexuales/dejar que las esposas resbalen de tus muñecas”.
Mutations (1998). Neo folk espacial, con un satélite orientado hacia Brasil (I love bossa nova) y otro tanto hacia la venerable pluma de Ray Davies. Es, dicen, un disco de transición, producido por Nigel Godrich, el doctor Radiohead. Canción imperdible: “Nobody's fault but my own”. Otra: “Tropicalia” (torpe pero simpática lectura bossa nova).