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Jueves 11 de Noviembre de 1999
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Smash Mouth, los que no se pelean por el dinero
Gracias, señor contador

ROQUE CASCIERO

El nombre de Smash Mouth se hizo conocido en todo el planeta en 1997, cuando ganó aire de radio y televisión con una pegajosa canción de verano titulada “Walking on the sun”. El resto de las canciones de su debut, Fush Yu Mang, no lograron el mismo impacto, y fueron a parar a la lista de posibles one-hit-wonders (maravillas de un solo éxito). Sin embargo, han vuelto con Astro Lounge para demostrar que tienen más melodías-chicle para instalar en la cabeza de los adolescentes. Camp, el compositor de la banda, toma el hecho de haber vuelto a los rankings con “All Star” casi como una revancha. “Les cerramos la boca con canciones, ironiza. Y también a los que decían que éramos ska-punk, porque este disco tiene influencias muy diferentes. En realidad, en algún momento sentimos una cierta presión por tener otro hit. Queríamos hacer alguna otra canción que le hablara a la gente de todas las edades, razas y géneros, entonces nos salió una que tiene un mensaje positivo con una clase de música que le gusta a todo el mundo, no sólo a los chicos”.
En esa canción dicen que todos pueden ser estrellas. ¿Realmente creés que eso es posible?
–Bueno, no tenés que ser una estrella de cine, un atleta reconocido o una supermodelo, si sabés que lo que hacés está bien. Ese es el mensaje de la canción. El mensaje es: no escuches a nadie, hacé lo que te dicta tu corazón.
Pero volviendo a la cuestión de la fama, el guitarrista –que viaja con su hija de nueve meses, durante la gira en la que abren los shows de Lenny Kravitz– dice que “en los Estados Unidos, tener una canción sonando en la radio no significa necesariamente que sos una estrella de rock. Simplemente significa que tuviste suerte, que te sacaste la lotería, porque a la gente le gusta el tema. Es más adelante, cuando tenés muchas canciones en tu haber y muchos álbumes publicados, cuando tenés que empezar a enfrentarte al estrellato. Ahora está empezando a llegarnos algo de eso. Nuestro cantante no puede caminar por la calle sin que lo reconozcan. Es un poquito más difícil ir a la panadería.
Hay una máxima que dice que las bandas de rock empiezan a desarmarse cuando comienza a llegar el dinero en serio. ¿Cómo manejan eso?
–Cada uno de nosotros ha estado quebrado toda su vida... (risas) Y afortunadamente tenemos un contador decente que se asegura de que no gastemos demasiado dinero. Cuando vivís en un micro durante un año con cuatro o cinco personas más, seguro que terminás peleándote, como te pelearías con tu hermano, pero nunca por dinero.



400 veces NO

CARLOS POLIMENI
Fundador y editor del No

Había gente ilusa que esperaba una revolución productiva, que nunca llegaría. Fito Páez y Andrés Calamaro eran jóvenes y pobres. Los comandantes, recién indultados, paseaban bucólicamente, como abuelitos normales, por las plazas de Palermo. Charly García había salido de una internación larga y tenía una carta en la manga, para hacerse de unas miles de rupias: reunir a Serú Giran. Nadie pensaba que algún día existiría H.I.J.O.S. La película más joven del cine argentino aún seguía siendo Hombre mirando al sudeste, de ¡Eliseo Subiela! Pinochet todavía gobernaba en Chile con puño de hierro. De la Rúa se disponía a pelear por una banca de senador, y Chacho Alvarez tenía una de diputado por la Capital Federal. Juan Gelman buscaba a su nieta o nieto, sólo porque todavía no sabía que había nacido en Uruguay. Los 90 eran jóvenes y frescos, no existía Internet, el fax estaba en pañales y en la redacción de Página/12 había por las tardes un ruido infernal a máquinas de escribir.
La tardecita de diciembre de 1991 en que Jorge Lanata me propuso pensar, fundar y dirigir un suplemento joven para el diario, se me presenta hoy -estoy con gripe, con esa sensación de distanciamiento que a veces proponen las fiebres– como increíblemente lejana, y a la vez muy próxima. Hablamos aquel día, y muy rápido, muy al estilo Lanata, de pocas cosas, pero importantes: del estilo, de los límites, de por qué Página/12 no había tenido hasta entonces un suplemento joven, de los problemas que vendrían. Le propuse el nombre, y le brilló la mirada. “Te van a odiar”, pronosticó. Quedamos de acuerdo en que comenzaba en febrero. Cuando le llamé dos días después para preguntarle no se qué cosa que había quedado pendiente -tenía que ver con que alguien del diario se oponía, por una vieja interna, a que se incorporara al staff un redactor– me topé con su ausencia: estaba de vacaciones en Punta del Este. En febrero, Jorge seguía de vacaciones. El segundo diálogo fue, entonces con Ernesto Tiffenberg, que me bajó a tierra un par de pretensiones y me dio dos o tres pistas útiles sobre cómo resolver problemas inevitables para alguien que se incorpora a un lugar tan ilógico y especial –por difícil de explicar en pocas palabras– como este diario. Desde entonces hasta ahora, han pasado 400 números del No, y cuatro co-editores: Javier Andrade, Eduardo Fabregat, Fernando D’addario y Esteban Pintos. La mayoría de los que hoy trabajan o colaboran estaban en la secundaria el día que salió el primer número, y algunos terminando la primaria.
Hay varios No, dentro del No, no siempre fáciles de descubrir desde afuera. Aquél era moderno a su estilo, éste intenta serlo a su modo. La idea central, sin embargo, permanece inmodificable: un punto de vista joven para hablar sobre todos los temas –sobre todo aquellos que no tratan los que necesitan disfrazarse de jóvenes o impostar una juventud que no tienen– y una certificación semanal de que la libertad no se pide. La libertad se ejerce. Si es una palabra hermosa, dijo una vez Rep, no es una palabra valiente.


El Signo, los hijos de la intendente que no fue
Mi mamá se la banca

CRISTIAN VITALE

A pesar de todo, Leo y Gastón Satragno, los hijos de Pinky –la candidata que ganó y después perdió en las elecciones para intendente del partido de La Matanza– están entusiasmados. Por un lado, con su proyecto de años editaron MCMXCIX (1999), un nuevo trabajo cuyo sonido tecno y bailable, en esencia, continúa una línea musical ya identificable con ellos. Y por otro, acaban de regresar de New York, en donde se presentaron en la disco Limelight, con un repertorio trance que también incluyó una llamativa versión del célebre “Libertango” de Piazzolla más algunas viejas canciones de Kraftwerk. “No podían creer que una bandita argentina hiciera esos temas. Los tipos se coparon bailando tango agarraditos y moviéndose rápido, y hasta hubo un casamiento en el medio de la fiesta, en el que los invitados se coparon hablando por el Mic” cuenta Leo al No.
Dato curioso: en el cuartel musical de los hermanos Satragno conviven todos los elementos que uno puede imaginar en posesión de Dj’s, pero con brutas banderas de Hendrix presidiendo el ambiente ¿Tolerancia, indefinición, algún complejo?: “Nada de eso, siempre se nos asoció al tecno sin saber tocamos rock and roll en muchas oportunidades. En los 90 salió esa cosa de tecno versus rock y a nosotros nos pusieron al tope del tecno, enfrentados a Rata Blanca. Y sacaban notas a lo bobo para explotarlo comercialmente. Pero lo cierto es que nos especializamos en el tecno recién cuando apareció Depeche Mode y escuchamos esa pelotita de ping pong rebotando en un parlante. Ahí nos dijimos “hay que hacer eso”, porque en el rock estaba todo hecho y era imposible superar a los grandes como Charly García”.
Ahora bien, antes de las elecciones Leo y Gastón habían asegurado que mamá Pinky ganaba “seguro” en La Matanza. Esta fue, en aquel momento, la firme respuesta de Leo: “Es jodido ser candidato opositor ahí. ¿Si va a ganar? Seguro, porque el peronismo de hoy ya no es peronismo”. Después de los hechos, el pibe que posó con su hermano, Rodolfo Terragno y su madre como los ganadores –a eso de las 18.30 del domingo 24– se la bancó piola y contestó: “Personalmente hubo algo que no entendí. ¿Por qué mientras la tele y la radio decían que iba ganando mi vieja, ya había una marcha peronista bien organizada yendo a festejar el triunfo a la plaza de San Justo? ¿Cómo se enteraron? Y... La calle dice cosas. De todas maneras, la vieja se la rebanca y te podrás imaginar que al lunes siguiente ya tenía nuevas propuestas. Así que tenemos política para rato”.



Cómo es hacer rock en todo el país
¡Argentina!
¿Argentina?

CRISTIAN VITALE

Neuquén
Bares viejos, empedrado, melancolía y alumbrado tenue no forman parte del paisaje característico. Plantaciones de algodón, mucho menos. Sin embargo, el movimiento de blues es el más pujante de la Patagonia. En ajustada mímesis con Memphis La Blusera o Mississippi, dos grupos hacen lo suyo en las trasnoches de los sábados: Blues de Garage y La Bifurcada muestran lo mejor del género. Coexisten con ambos, bandas más duras. Hijos del Caracú, Esculapio, Escombros y Los Nuestros, contraatacan con retorcidos riffs, actitud visceral y reminiscencias que van desde Maiden a los Stones. Están también los clásicos y refinados: La Raza y también Odisea (casi de culto).
En la veta hardcore aparecen los Nietos de Báez, que rompen con los sonidos tradicionales. Y definitivamente instalado en el 2000 está, sin dudas, Adicari. Teloneros de Babasónicos y Juana La Loca en pretéritas excursiones de los porteños, acaban de ser elegidos como “mejor banda” del lugar, en un concurso realizado por la filial local de Rock & Pop que convocó a 50 grupos. El trío está integrado por Brooklyn en guitarra y voz, Tukan Cofré, en batería y Zucku Verdun en bajo y voz. Tienen un solo trabajo editado, El estado del ser. Y definen su música como “un cóctel de estilos” que abarca del hip-hop al hardcore, matizado con algún toque pop.
“Acá hay pocas bandas de nuestro estilo. Casi todo es blues y heavy. Además, hay un prejuicio muy fuerte. Si vos tocás jazz o hacés teatro, recibís apoyo de todo el mundo. Pero si sos rocker, te tildan de gasolero con poca capacidad de consumo y te cierran las puertas. Somos raros para los rockeros y los no rockeros”, cuenta Brooklyn al No.
En los medios, Carlos Ferreras conduce el programa “Uñas de Acero”, en donde se incluye un ranking con las bandas de la provincia. “En los últimos años han surgido montones de bandas, fenómeno que no está acorde con la cantidad de habitantes que hay. El problema es que, por la crisis económica, se han caído lugares clave para tocar. Pero por suerte, hay otros que no se cansan y siguen. Hacen afiches, conferencias de prensa, editan trabajos en forma independiente, y los promocionan ellos mismos.”